India: Potencia militar atómica... legal
El país está procediendo con éxito a los ensayos para dotarse de su primer misil capaz de distribuir varias cargas nucleares a la vez
MADRID Actualizado: GuardarUn lector curioso podía confirmar esta mañana que los medios chinos han recibido con una normalidad de obvia inspiración oficial la noticia de horas antes según la cual la India está procediendo con éxito a los ensayos para dotarse de su primer misil capaz de distribuir varias cargas nucleares a la vez.
Se trata del “Agni VI” (“agni” es “fuego” en sánscrito y de ahí viene su adecuado nombre), sucesor rápido del “Agni V”, cuya prueba final en verano pasado fue un éxito rotundo y convirtió del todo al país en una gran potencia militar atómica. Ese misil tiene un alcance de 5000 kilómetros, una longitud de 17,5 metros y pesa 50 toneladas y el nuevo, más largo y más pesado, verosímilmente, también llegará más lejos. Si tal cosa se confirma, la India dispondrá de un cohete intercontinental.
La discreción con que la agencia oficial china, Hsinhua, distribuía su despacho al respecto prácticamente idéntico al de los medios occidentales no impide, sin embargo, que diversos observadores especializados tiendan a ver en el “Agni VI” un arma destinada a disuadir precisamente… a los chinos. Con el vecino Pakistán, con el que ha habido guerras y puede volver a haberlas, no sería preciso tal alcance.
El éxito técnico… y político
En realidad lo sucedido es como la culminación de un gran éxito diplomático y político: la Unión India rehusó firmar el “Tratado de No Proliferación Nuclear” alcanzado por las superpotencias en 1968 porque apenas alcanzada su independencia los gobiernos del pandit Nehru abordaron un plan atómico nacional previendo dificultades con sus vecinos. Y en 1974, entre la sorpresa general, el país procedió a su primera explosión atómica.
Libres de toda atadura política en cuanto que no firmantes, todos los gobiernos indios han invertido enormes sumas en defensa y avanzado fuertemente en el dominio de las armas nucleares. A día de hoy, además, la India se dispone a hacer las pruebas de mar del “INS Arihant” (del sánscrito “matador de enemigos”) su primer submarino de propulsión atómica a bordo del cual serán montados misiles balísticos cuyas pruebas de lanzamiento bajo el agua ya han sido realizadas con éxito.
Se debe añadir que la India está en pleno proceso de renovación de su fuerza aérea y que en Francia suspiran porque, por fin, se produzca la venta de hasta 200 “Rafale” (el cazabombardero francés que, de hecho, hace la competencia al “Eurofighter”, es decir el “europeo”) y del que, tras el largo aplazamiento del gobierno brasileño, no ha conseguido exportar una sola unidad. La relativamente fácil miniaturización de los misiles hace verosímil que la India pudiera considerar también el montaje de misiles nucleares aire-tierra, aunque esta posibilidad es puramente especulativa a día de hoy.
La luz verde de Washington
Casi nada de esto habría sucedido si los Estados Unidos hubieran boicoteado el plan indio de convertirse en potencia nuclear en ausencia de todo control de la Agencia Internacional de Energía Atómica. Israel, que dispone según una estimación consensuada de unas doscientas armas atómicas, optó por conseguirlas (en una fase crucial sin duda con cooperación del gobierno de la Sudáfrica de entonces, el régimen del apartheid) y asumir una conducta púdicamente llamada de ambigüedad calculada.
No firmó el TNP porque no quería aparecer como un estado atómico ni estimular una carrera de armamentos que Egipto, bajo fuerte presión occidental y soviética en los días de Nasser, no quiso o no pudo intentar. Tampoco lo firmó Pakistán y Corea del Norte, que fue signataria, lo abandonó en enero de 2003 y reanudó su programa. Lo de la India, pues, abierto y explícito solo recuerda a lo de Pakistán, su eterno adversario regional, enfrentados ambos a costa de la irresuelta cuestión de Cachemira.
Pero la India ha sabido batir un récord. El Washington del presidente George Bush fue clave: se adoptó como criterio estratégico que el país, en vez de ser aislado por su decisión de ignorar el TNP, debía ser recuperado visto su peso en el Asia de la imparable China. Y se encontró una fórmula “ad hoc” impensable para otros: la industria nuclear civil india estará bajo estricto control de la AIEA, pero la militar, no, lo que, automáticamente, levantó el veto que el “Grupo de Proveedores Nucleares” observaba con la India… y eso permitirá a los gigantes americanos del sector, General Electric y Westinghouse, construir docenas de centrales atómicas para la producción de electricidad…
No es de extrañar que en sus memorias, el general Colin Powell, Secretario de Estado en el primer cuatrienio de Bush, escribiera que su gran logro en el periodo fue… la India. Otra cosa es pensar qué sucederá si el nuevo Japón que algunos dicen otear ya decide abandonar el TNP y construir armas nucleares, lo que podría hacer con cierta rapidez… Pero eso no toca hoy.