Baloncesto | Copa del Rey

El Barça se impone en un clásico descomunal

El Madrid solo se rindió al final de una batalla enorme que necesitó dos prórrogas y en la que Tomic se tomó su venganza

VITORIA Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

En un partido de los que engrandecen la Copa y el baloncesto, el Barça se impuso al Real Madrid en un clásico descomunal, en un derbi enorme que necesitó dos prórrogas para declarar al vencedor. Ganó el Barcelona y se vengó de la humillación sufrida el pasado año en su propia casa, pero también pudo hacerlo el Madrid, en un toma y daca espectacular, vibrante y emocionante como hacía tiempo que no se veía en una fase final del torneo del KO.

Cayó el campeón, pero lo hizo con el orgullo intacto, capaz de levantarse una y otra vez ante un equipo azulgrana que sudó sangre para apuntarse el brillante partido inaugural de un torneo apasionante. Ninguno mereció perder el impresionante choque de cuartos, en el que el Barça fue casi siempre un paso por delante, hasta que los blancos, liderados por Sergio Rodríguez y con un letal tiro exterior de quien nunca tiene miedo, Sergio Llull, pusieron contra las cuerdas al eterno rival.

Tuvo que recurrir el Barcelona a los mejores hombres en la segunda prórroga para doblegar por fin a un Madrid que se levantó una y otra vez ante un enemigo con ansias de revancha, y sin disponer del tocado Navarro en los momentos de la verdad. Cuando no deben temblar las manos, y ahí le ganó el Barça tan enorme batalla al Madrid, con el esloveno Lorbek templado y letal ante la precipitación de Rudy, y con Tomic y Mickeal de ejecutadores.

El pívot croata se la devolvió al Madrid tras salir por la puerta de atrás de club blanco con una actuación sobresaliente, con solo dos tiros fallados de nueve y 33 de valoración. La sentencia definitiva, después de una lucha sin cuartel, de poder a poder entre dos equipazos, la pusieron los tiros libres de Navarro y Marcelinho Huertas. Cuando los héroes de los dos conjuntos estaban exhaustos y cada acción de estrategia era oro. La balanza pudo caer de cualquier lado, pero se inclinó al final por el oficio azulgrana ante un Madrid al límite al que se le acabó la metralleta que antes había permitido sobrevivir a los campeones.

La reacción del Madrid

Siempre tuvo el Madrid capacidad de reacción, para superar al principio nueve de desventaja (18-27) gracias a la dirección de Sergio Rodríguez, que también fue el artífice y el causante, junto a Llull, de que se viviese un tramo final de infarto. Si al inicio saltaron los madridistas adormilados a la pista, demasiado desconcentrados aunque un rival bastante más metido en el clásico, cuando hubo que plantar cara apareció el ‘Chacho’ y los blancos resurgieron. Se aprovecharon del mal estado de forma de Navarro, a quien tanto temían, pero este Barcelona que ahora está en su mejor momento de su pobre temporada tiene tanta calidad y tantos recursos que ya fue un mérito que los madridistas aguantasen. Fueron casi siempre a remolque, pero cuando dieron un paso obligaron a los culés a dar lo mejor de sí, sin la dependencia de Navarro que tanto acusan.

Los destellos individualistas del Madrid no pudieron al final con el grupo del Barça. Si Navarro no estaba bien, podía confiar en Mickeal, si Lorbek ni hacía daño por dentro, intimidaba con Jawai, y para dirigir, contaba con un Marcelinho Huertas pletórico. Pese a la claridad de Sergio, el Barça creció con el base brasileño, que veía salidas donde otros se atascaban. Sobre todo, ese ataque blanco con excesivos altibajos desde el exterior (acabó con 13 de 39 en triples). Mucho peor le fue al Barça por fuera, con 4 de 22 lanzamientos exteriores, pero al Madrid le tocó siempre sufrir muchísimo por dentro, donde el físico de Mickeal se multiplicó.

Aunque la defensa del Barcelona provocó demasiadas imprecisiones en la ofensiva del Madrid y no permitió correr al equipo de Laso tanto como le hubiera gustado, sí consiguieron los blancos que la igualdad fuese máxima en un duelo pleno de intensidad y espectáculo, de los que hacen afición. Le faltó al Madrid más continuidad en ataque, mientras el Barça pasito a pasito, y reforzando su defensa, fue haciendo su labor de zapa y de derribo. Pero este Madrid es irreductible, y así se marchó de Vitoria. Rendido, pero con la cabeza muy alta.