Los tres fiascos de la 'nietísima'

Con tan solo 21 años, Carmen se convirtió en la protagonista de un cuento de hadas. El 8 de marzo de 1972 contrajo matrimonio con Alfonso de Borbón y Dampierre, primo del heredero al codiciado trono de España. Un enlace de ensueño en el que ejercieron de padrinos el abuelo de la novia, un satisfecho General Franco que daría a su 'ojito derecho' el título duquesa de Cádiz con tratamiento de Excelentísima Señora, y doña Emanuela de Dampierre, con quien Carmen siempre mantuvo una pésima relación.

Ocho años después de la muerte de Franco, Carmen y Alfonso se divorciaron, aunque ya llevaban separados cuatro años. El duque de Cádiz se quedó con la custodia de sus dos hijos, Francisco de Asís y Luis Alfonso. Obtuvieron la nulidad eclesiástica el 16 de diciembre de 1986, dos años después de que su primogénito, Francisco, falleciese en Navarra en un accidente de coche.

A pesar de la trágica pérdida de su vástago, Carmen decidió casarse ese mismo año por lo civil con el anticuario francés Jean-Marie Rossi, que también acababa de perder a su hija Mathilda en un accidente con la hélice de una barca en Bahamas. Ni la pesada losa del fallecimiento de sus hijos ni la diferencia de edad, Rossi era 22 años mayor que ella, impidió que fruto de su matrimonio naciese María Cynthia Francisca Matilda Rossi en 1985.

Pero la felicidad duró poco. Alfonso de Borbón y Dampierre falleció decapitado mientras esquiaba en Beaver Creek, Colorado, en enero de 1989. Una nueva tragedia que se acentuaba con su separación de Rossi en 1994, de la que buscó consuelo en Roberto Federici. Una relación que terminó en 2004, después de vestirse de madrina para la boda de su hijo Luis Alfonso con la venezolana María Margarita Vargas y Santaella, a la que acudió con el arquitecto italiano.

Un par de años después, el 18 de junio de 2006, se dio un tercera oportunidad con el empresario santanderino José Campos, trece años menor que ella, en la locaidad sevillana de Cazalla de la Sierra. Una oportunidad que no ha llegado a buen puerto. ¿Habrá una cuarta?