La nueva aventura del yerno perfecto

José Manuel Calderón es el yerno perfecto. Leal y noble, incluso tiene cierto aire adorable cuando intenta esconder su último dulce en el anuncio de la marca de la que es imagen. Es el chico responsable, con buena percha y triunfador que todo padre quiere para su hija.

En lo deportivo, el extremeño es una apuesta segura (10 puntos y más de siete asistencias de media en su carrera en la NBA, cifras que incluso supera este año). La solvencia es su principal valor. Es uno de los bases más fiables de la liga (siempre con un buen balance entre recuperaciones y pérdidas), es anotador cuando el equipo lo requiere y generoso en el pase.

Fiel como pocos, desde que salió de Villanueva de la Serena con apenas trece años rumbo a Vitoria solo ha vestido en España la camiseta del Baskonia (con dos aventuras consentidas en Alicante y Fuenlabrada para formarse antes de tomar las riendas de un equipo de la exigencia del Tau) y la de los Raptors de Toronto en sus más de siete años en la NBA. Por eso, su traspaso a los Pistons han llamado la atención, pese a que la posibilidad de que fuera moneda de cambio en alguna operación de la franquicia canadiense era evidente dada su situación contractual (Calderón se convierte este verano en agente libre no restringido).

Alcanzada la plena madurez deportiva, abre un nuevo episodio en su vida, quizás el más incierto, ya que, a sus 31 años, le toca vivir unos meses trepidantes en los que deberá ayudar a Detroit en su complicado intento por colarse en los 'playoffs' y elegir su último gran contrato. Novias no le van a faltar cuando se abra el mercado de fichajes. Aparte de su nuevo equipo, que llevaba dos años buscando la fórmula para incorporarlo a su 'roster', otros como los Mavericks estarán muy atentos para atraer al extremeño a su ciudad. Tampoco le faltarán ofertas desde Europa, donde algunos de los grandes y los nuevos ricos tienen su nombre apuntado en mayúsculas en sus agendas. Es la ACB, además del Caja Laboral, el Real Madrid siempre ha considerado el perfil del extremeño como el ideal en su búsqueda por recuperar los laureles perdidos de su sección de baloncesto.

Pero Calderón parece que tiene claro que le quedan etapas en su viaje americano en las que conseguir un cheque a la altura de su nivel y, por qué no, entrar en una franquicia con aspiraciones al anillo.