Ferrari, sin escalón en el morro para romper el dominio de Red Bull

Maranello abrió este viernes sus puertas a la prensa y a diversas personalidades para la presentación del nuevo Ferrari F138, nombre con el que se ha bautizado al monoplaza con el que Fernando Alonso y Felipe Massa lucharán por dejar atrás más de un lustro de vacío en las vitrinas donde se guardan los títulos de campeones. Aunque el factor sorpresa se perdió, debido a que un fallo de seguridad permitió que se filtraran las primeras fotos del nuevo coche unas horas antes, los miembros ilustres de la ‘Scuderia’ no perdieron la sonrisa.

Encabezados por Luca Cordero di Montezemolo, presidente de la compañía, los miembros de Ferrari mostraron al mundo un monoplaza que, en palabras de Stefano Domenicali, jefe del equipo, es «una evolución» del F2012 con el que Alonso se proclamó subcampeón del mundo el año pasado. El año 2013 se presenta como de transición en la normativa, para que la verdadera revolución llegue en 2014 con los cambios de motores y modificaciones aerodinámicas que exigirán las nuevas leyes técnicas. Hasta que llegue ese momento, todos los pilotos plantarán batalla con un arma muy similar a la que ya llevaron entre manos la pasada campaña.

Aunque entre el monoplaza mostrado este viernes en Maranello y el que se vea en la primera carrera de Melbourne habrá muchos cambios, en el F138 se intuyen unas cuantas modificaciones técnicas que buscan acercarse -o superar- al gran rival a batir: el temido Red Bull RB9 que se presenta este domingo. Lo más llamativo es la eliminación del antiestético escalón del morro del coche, que además se ha alzado hasta quedar prácticamente paralelo a la línea del suelo. Una solución aerodinámica que, por ejemplo, ya mostró McLaren en su nuevo MP4-28, otro de los grandes favoritos, o Force India en su VJM06, el otro monoplaza desplegado este viernes, en este caso en Silverstone. Para ello, se ha decidido la adopción del ‘modesty panel’, una de las soluciones técnicas de moda en estos primeros monoplazas y que sirve para tapar el citado escalón. En el F138, además, han retocado el ‘nose’, la ‘nariz’ propiamente dicha del monoplaza, para adaptarlo al nuevo diseño.

Sin embargo, lo que más destaca es el cambio en la parte trasera del coche. El F138 se ha apuntado a la moda de los escapes que fomentan el ‘efecto coanda’, un proceso aerodinámico que expulsa el aire hacia los pontones y los difusores traseros, convenientemente tapados durante la presentación para evitar los posibles espionajes. En definitiva, el F138 es una versión mejorada -o eso esperan en Maranello- del F2012, del que ha heredado sus puntos fuertes -como la fiabilidad- y que pretende paliar los puntos más débiles que les hicieron ir lastrados desde las primeras carreras. El objetivo es, como mínimo, estar a menos de dos décimas de los Red Bull en la primera carrera. Si en Ferrari son capaces de plantar cara a Sebastian Vettel y Mark Webber desde la primera arrancada del Mundial, se puede conseguir el objetivo: ser campeones del mundo en Brasil.

Alonso rebaja la euforia

Stefano Domenicali fue muy sincero, a la par que optimista, de cara a lo que pueden lograr en este 2013 con el F138. El jefe de la escudería italiana avisó, antes de que lo vieran los allí presentes, de que éste es un monoplaza continuista, pero esa es la misma línea que la de sus rivales. «El objetivo es dar a nuestros pilotos un monoplaza con el que compitan desde Australia, pero es una evolución, como el de los demás competidores», afirmó. Y es que, aunque en los test de pretemporada se dedicarán «a revisar todos los componentes del coche» hasta ponerlo a punto de manera definitiva, es un monoplaza que ha dejado mejores sensaciones que los anteriores. Por este motivo, el presidente Montezemolo fue muy directo a la hora de exigir resultados y cómo deben hacerlo: «Hay que mirar lo que no funcionó el año pasado y mejorar especialmente en esos puntos. Queremos ganar este año. Es el compromiso que nos hemos puesto». Pulir los fallos de 2012 será lo principal con vistas a las primeras carreras.

Por su parte, los pilotos se muestran confiados, pero cautos. Fernando Alonso arrancó una atronadora ovación cuando salió al escenario a dar sus primeras impresiones con el coche ya desvelado. El asturiano, como siempre realista y con los pies en el suelo, rebajó la euforia, sobre todo después de la emocionante temporada que se vivió en 2012. «Será difícil repetir lo del año pasado, con siete ganadores en las siete primeras carreras. Eso solo ocurre una vez. Ahora todo será más estable, como ya vimos al final del año pasado. Pienso que habrá dos o tres equipos que puedan luchar constantemente por las victorias y el objetivo es ser uno de esos equipos», se planteó el piloto español.

Alonso no estará en los test en Jerez que arrancan la próxima semana, pero sí se mantendrá permanentemente conectado con el equipo de pruebas. «Puedo resistir la espera. Seguiré los entrenamientos de Jerez con toda la información que venga de allí y en las próximas semanas estaré centrado en preparar el campeonato. Estoy al cien por cien concentrado para Australia», aseguró el subcampeón de 2012, que lleva sobre sus hombros el peso de ser el favorito de la escudería con más historia de la Fórmula 1.

Felipe Massa espera que lo visto a final de la temporada pasada se refrende en este 2013. El brasileño, que a punto estuvo de ser apeado de la ‘Scuderia’ mediado 2012, aseguró que para él la segunda parte del campeonato del año pasado fue «una mejora» y espera «continuar fuerte en el inicio de 2013». No se pone barreras, e incluso habla de luchar por victorias desde el inicio, pese a que la última vez que se subió a lo más alto fue en el Gran Premio de Brasil de 2008, cuando perdió el título de campeón con Lewis Hamilton.

La labor de Massa será fundamental para Alonso esta temporada. El español ya conoce su nueva montura, y en este año de transición hasta la revolución técnica de 2013, quiere quitarse la espina de las últimas campañas. El F2012 resultó un coche razonablemente bueno, y el F138 goza de sus virtudes mejoradas, para tranquilidad del español.