BALONMANO | ANÁLISIS

Un bloque hasta Río 2016

La selección española de balonmano cuenta con una generación que en su mayoría rondará la treintena para la cita olímpica brasileña

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El balonmano español luce en su pecho dos estrellas, dos títulos mundiales en ocho años. De los grandes deportes de equipo, el balonmano es el único que ha cosechado dos entorchados mundiales. El fútbol o el baloncesto solo suman un cetro mundial. Esta es la constatación de que el balonmano español lleva ya muchos años en la élite, con medallas en Juegos Olímpicos y Europeos. También sirve para confirmar a una de las mejores generaciones del balonmano español. La buena noticia es que, en principio, solo el capitán Alberto Entrerríos ha dicho adiós al combinado nacional. El resto, si las lesiones les respetan y si los jóvenes que vienen detrás no los apartan de la selección, tiene aún gasolina para llegar a los Juegos de Río de Janeiro dentro de tres años y medio.

La mayoría de los ya campeones del mundo se acercan o rozan la treintena en estos momentos, con lo que la cita brasileña coincidirá con el final más o menos cercano de su carrera. Y el mejor colofón sería el primer título olímpico para los ‘Hispanos’, que ya han tocado podio en varias ocasiones.

Entre los más veteranos están los guardametas. Sterbik tiene 33 y Sierra, 34. La longevidad de los guardametas de balonmano es habitual. Ahí está el caso de Svensson (jugó hasta los 42), Hombrados (retirado con 40) u Omeyer (que suma 36 primaveras). Además, vienen por detrás jóvenes porteros con proyección como el azulgrana Gonzalo Pérez de Vargas (21 años), que está cedido en el Granollers, o el rojiblanco Antonio Díez (18 años).

En la primera línea, el nivel de los zurdos es muy alto, con tres jugadores de primer orden. Además, los tres son distintos. Los campeones Maqueda y Montoro son lanzadores. En el caso del azulgrana, con 2,11 y 23 años, está llamado a ser un jugador clave en el equipo nacional. Además, está el navarro Eduardo Gurbindo, un jugador que se incluye en el estilo jugón.

La vital demarcación de central cuenta con jugadores de primer nivel. El ausente por lesión Raúl Entrerríos (32 años) está entre los tres o cuatro mejores directores de juego del balonmano mundial. La polivalencia de Cañellas (26) le hace un jugador único. Luego hay hombres de calidad contrastada como Sarmiento (29) o Ruesga (27).

La pareja de defensores centrales, Morros (29) y Gedeón Guardiola (28), también pueden llegar a Brasil en condiciones. Lo mismo sucede con el mejor pivote ofensivo del mundo, Julen Aguinagalde (30). En los extremos, los zurdos Víctor Tomás (27) y Rocas (30) están entre los mejores finalizadores. En el perfil diestro sobresalen Valero Rivera júnior (27) o el emergente Ariño (20), así como el ausente por lesión Ugalde (25).

El gran problema, de momento, parece el puesto de lateral izquierdo. La salida de Alberto Entrerríos, un jugador de primer nivel desde hace casi una década y media, deja ese puesto cojo. Antonio García no es un ‘lanzapiedras’ al uso. Esa posición está plagada por extranjeros en la Asobal y obliga a buscar un recambio de garantías. En el panorama solo aparecen el azulgrana Mikel Aguirrezabalaga (1,94 y 28 años), un jugador al que en el Barcelona eclipsa ese fulgor estelar llamado Rutenka. Parece que esa será la asignatura pendiente para el seleccionador, sea Valero Rivera o llegue uno nuevo como Talant Dujshebaev. El resto del bloque ha dado muestras de ser competitivo en las grandes citas y en un campeonato que tenía la presión extra de disputarse en casa.