Un agente inspecciona el inmueble donde permaneció Irene. /Foto: Álvaro Cabrera | Vídeo: Juan Cano
DESAPARECIÓ EL JUEVES

Siete detenidos en Málaga por retener a una joven, que denuncia abusos

La Policía la localizó en un bloque de okupas después de que unos inmigrantes la reconocieran en un cartel pegado en la calle

MÁLAGA Actualizado: Guardar
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El caso de Irene Ayllón, la joven de 24 años que llevaba desaparecida desde el jueves de la semana pasada, ha tenido un desenlace inesperado. La Policía la localizó ayer sana y salva, lo que, aparentemente, invitaba a pensar en un final feliz. Aparentemente. Porque, según dijo cuando la rescataron, había estado retenida y, durante su cautiverio, llegaron a abusar de ella.

La búsqueda de la joven, que se difundió a través de los medios de comunicación y se extendió a las redes sociales, concluyó a las 15.15 horas de ayer, cuando una patrulla de la Brigada de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional encontró a Irene en un edificio abandonado en la calle Marqués de Valdeflores, paralela a la avenida Juan XXIII.

Los agentes no llegaron hasta allí por casualidad. Familiares y amigos de la joven habían inundado la ciudad con su foto y los teléfonos de contacto. Unos inmigrantes marroquíes se toparon con uno de estos carteles en el centro comercial Larios, y acudieron al personal de seguridad para informarle de que ellos sabían dónde estaba.

La policía activó un operativo para comprobar la llamada del vigilante. Cuando las patrullas llegaron al inmueble, una promoción en estado de abandono compuesta por dos bloques de pisos, fueron recibidos por los gritos de auxilio de una chica. Procedían de una ventana de la tercera planta.

Desde el domingo

Los agentes corrieron escaleras arriba hasta llegar a la vivienda. Allí localizaron a Irene, a simple vista sana y salva. Según confirmaron a SUR las fuentes consultadas, la joven manifestó espontáneamente que se hallaba retenida desde el pasado domingo -tres días después de marcharse de su domicilio, en la calle Manrique, en la zona de La Victoria- y que habían abusado de ella.

En esos momentos, los policías encontraron en el piso de okupas a seis personas supuestamente implicadas en la posible detención ilegal de Irene, bien de forma activa, bien por consentir la situación, según precisaron las mismas fuentes. Los arrestados, cinco hombres y una mujer magrebíes, fueron trasladados a comisaría para comenzar a instruir las diligencias del caso. Al menos uno de ellos habría sido imputado inicialmente por la policía además por la presunta agresión sexual a la que hizo alusión la chica, aunque se investiga si alguno más tuvo participación en estos hechos.

El séptimo sospechoso, de nacionalidad nigeriana, eludió en un primer momento la intervención policial, pero fue detenido sobre las siete de la tarde. Llegó solo al edificio y subió las escaleras hasta la tercera planta, donde una pareja de agentes custodiaba la vivienda a la espera de que la Policía Científica realizara la inspección ocular. Unos minutos después, el inmigrante bajaba esposado y escoltado por los funcionarios, que lo llevaron a comisaría.

La joven, que según la familia padece un retraso madurativo leve, fue conducida a primera hora de la tarde al Hospital Materno Infantil para ser sometida a un reconocimiento médico. Como indica el protocolo en casos sospechosos de delitos sexuales, la policía avisó al juzgado de guardia y a un médico forense para que examinara a la víctima. Según las fuentes, a simple vista no presentaría signos externos de violencia, salvo alguna lesión leve.

Tras su paso por el hospital, los agentes la llevaron a la Comisaría Provincial para intentar esclarecer lo sucedido. El caso está ahora en manos del Grupo de Homicidios de la Brigada de Policía Judicial, que está especializado en este tipo de asuntos. Los investigadores se entrevistaron ayer con la joven para seguir indagando en el suceso. Las primeras pesquisas apuntan a que Irene se marchó de forma voluntaria de su domicilio el jueves de la semana pasada. Su rastro se perdió a las 11.30 horas, cuando salió de casa en dirección a la zona del Hospital Materno para reunirse con su padre, Lorenzo Ayllón. Iba sin documentación, dinero ni teléfono móvil.

Al cabo de un rato, cuando empezó a echarla en falta, el progenitor telefoneó a la madre para comprobar si sabía dónde estaba la joven. Ella le confirmó que hacía más de una hora que había salido a su encuentro desde la vivienda familiar. La preocupación aumentó cuando comprobaron que no llegaba a almorzar, y por la tarde preguntaron a los amigos de la chica sin que ninguno de ellos tuviera conocimiento de su paradero. El viernes, angustiados, acudieron a comisaría para presentar una denuncia.

La búsqueda se catapultó durante el pasado fin de semana a las redes sociales, donde numerosos usuarios se movilizaron para extender el mensaje de la desaparición. Su fotografía, los teléfonos de contacto de sus padres y la descripción de la chica inundaron Facebook, Twitter y numerosos foros de Internet en busca de alguna pista que pudiera aportar luz al caso. Ayer a primera hora de la tarde las mismas comunidades virtuales se hacían eco de la resolución del caso. Irene, por fin, había vuelto a casa.