Fútbol | Copa del Rey

Camacho pone emoción a la eliminatoria

Los azulgrana empatan con el Málaga en una noche desafortunada para la defensa culé

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Dos errores defensivos obligarán al Barça a ganar en La Rosaleda si quiere estar en las semifinales de la Copa del Rey. La ida de los cuartos acabó este miércoles en empate a dos, en un choque jugado a ráfagas, por momentos eléctrico y por momentos algo lento. Se resolvió de manera imprevista casi en el minuto 90, porque cuando el conjunto azulgrana parecía decidido a encerrar a su rival, el Málaga le sorprendió a balón parado, en una jugada que puede marcar la eliminatoria.

El partido, aunque tuvo instantes muy dinámicos, empezó en cualquier caso al ralentí, con los dos equipos reservándose la quinta marcha para cuando el juego obligara a un cambio de ritmo. Éste se produjo mediada la primera parte. El Málaga se adelantó por medio de Iturra y el encuentro dio un giro de 180 grados. Lo que parecía un choque con dos rivales estudiándose en el cuadrilátero, pero sin que ninguno se atreviera a lanzar el puño para no entrar en el cuerpo a cuerpo, se tornó en un partido en la primera mitad muy vivo, de ida y vuelta en el que se sucedían las ocasiones en ambas porterías. El gol del Málaga forzó al Barça a tocar a rebato. Y en ese escenario, Messi se siente como pez en el agua.

Messi lideró la remontada de los suyos, de la misma manera que dirigió la victoria del domingo pasado en la Rosaleda.

Tres días después del enfrentamiento liguero, Barça y Málaga volvieron a verse las caras, y ambos técnicos optaron por tirar de fondo de banquillo. Variaron considerablemente los onces iniciales respecto a los que alinearon en el estadio malacitano, porque la temporada es larga y las rotaciones son necesarias en dos escuadras que a partir de marzo entrarán de lleno en el todo o nada de la ‘Champions’. En el Barça repitió Messi, por supuesto, además de Mascherano e Iniesta, en tanto que en las filas andaluzas doblaron Sergio Sánchez, Weligton, Eliseu y Camacho.

El caso es que Pellegrini no tenía una papeleta fácil. Y es que el domingo pasado salió a buscar muy arriba al Barça y se llevó un duro correctivo, de ahí que repetir el planteamiento tenía sus riesgos, con el problema añadido de que sus jugadores no confiaran en la estrategia. Sin embargo, su apuesta tuvo premio, porque el 0-1llegó como consecuencia de una buena presión a la salida de balón del Barcelona desde su defensa. Pinto se la dio a Thiago en la media luna del área, Iturra acosó al hispano brasileño y robó para quedarse solo ante Pinto y batirle por bajo. A los dos minutos, Messi demostró que se ha tomado esta Copa muy en serio. Trató de hacer la guerra en solitario y dijo: ‘venga vamos a remontar’. Dicho y hecho, cogió el balón en la banda, buscó la jugada personal, perdió la pelota, volvió a recuperarla y se plantó en el área para batir a Kameni. Gol de fe, de rabia y pundonor, como el que hizo Puyol un minuto después al rematar de cabeza un saque de esquina botado por Thiago. En un abrir y cerrar de ojos, el Barça dio la vuelta al marcador, se puso las pilas, encarriló y dominó el partido.

Tras la reanudación, el choque se igualó. Hubo intercambio de golpes, pero daba la sensación como que ambos se conformaban con el resultado. Tito se dio cuenta y en el 75 movió su banquillo. Retiró de golpe a Alexis (que padece el que en ‘Can Barça’ llaman ‘síndrome de Kodro’ para referirse a los delanteros gafados de cara gol) y Tello, reemplazados por Pedro y Cesc.

A la primera jugada, Pedro se marchó solo y Monreal le derribó al borde del área cuando ya encaraba la portería. Roja directa. El Barça tenía un cuarto de hora para aumentar la renta jugando contra 10. Xavi sustituyó a Thiago y los azulgrana intentaron jugársela con casi todos los titulares en los minutos finales. El Málaga aprovechó para replegarse, se cerró con dos línea de cuatro y se dedicó a conservar un buen resultado, a base de tocar y tocar, pero sin renunciar al ataque. La valentía de Pellegrini volvió a tener premio a pesar de la expulsión de Monreal a más de cuartos de hora para el final. Un balón parado casi en el 90, botado desde muy lejos, lo recibió libre de marca Camacho en el segundo palo para poner el empate final, en una jugada muy desgraciada, que dejó helado al Camp Nou. El jueves que viene, Málaga y Barça se jugarán el pase a las semifinales en un choque que se presenta abierto y de emociones fuertes.