Cuatro balones históricos de Messi. / AFP
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Histórico póquer de oro

Messi dobla casi en votos a Cristiano y se convierte en el único futbolista con cuatro Balones de Oro

MADRID Actualizado: Guardar
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No hubo sorpresas en la gala de la FIFA en Zúrich. El argentino Lionel Messi, con el 41,60% de los votos, se impuso a Cristiano Ronaldo (23,68%) y Andrés Iniesta (10,91%) e hizo historia al lograr este lunes su cuarto Balón de Oro como mejor jugador del mundo. Pese a que en lo colectivo no se trató de un gran año, se confirmó como la auténtica estrella futbolística del momento. A sus 25 años, ‘La Pulga’, que marcó 91 goles en 2012, batiendo el récord del alemán Gerd Müller, se convierte en el único futbolista de la historia en lograr en cuatro ocasiones (2009, 2010, 2011 y 2012) este prestigioso galardón otorgado por la FIFA, superando los tres títulos de los holandeses Johan Cruyff y Marco van Basten y del francés Michel Platini.

«Prefiero los premios colectivos a los individuales», afirmó Messi en la rueda de prensa informal previa a la entrega del preciado trofeo. Lo ha dicho tantas veces que la frase ha perdido valor. Para muchos es una pose, una forma de vender solidaridad futbolística de un jugador egoísta, el único calificativo posible para alguien capaz de lograr 91 goles en 2012. Pero este lunes la acompañó de una confesión que debería convencer a los que desconfían de su humildad. «No, no ha sido mi mejor año», afirmó el mejor goleador del planeta, el Bota de Oro y Pichichi con 50 goles, el ídolo de niños y espejo deportivo de adolescentes.

El ‘10’ del Barça no acabó contento porque una Copa del Rey es poco bagaje para un jugador como él, un ganador al que no le vale el segundo puesto en la Liga ni haber llegado a las semifinales de la Liga de Campeones, especialmente por haber fallado un penalti ante el Chelsea que podría haber significado el pase a la final. “Es una espina clavada”, ha reiterado en más de una ocasión. Desde que Pep Guardiola lo ganó para su causa en 2008 permitiéndole acudir a los JJ.OO. de Pekín, creyó en él y en su mensaje de que los grandes galardones individuales le llegarían por inercia si sabía hacer al Barça campeón. Por eso sabe que 2012 no ha sido su mejor año por mucho que por fin se haya ganado a la afición argentina que dudaba de él. Es su gran virtud. No se conforma con nada. Quiere más. «Hubo otros años en los que ganamos más cosas», fue el resumen de su sentimiento.

No votó a Cristiano

Messi también tuvo que justificar en público que no hubiese votado a Cristiano Ronaldo entre sus tres candidatos al Balón de Oro. «¡Cómo no voy a considerar a Cristiano entre los tres mejores del mundo!», protestó el argentino. «Sería un estúpido si pensara así». Y explicó, más o menos, que quiso ser político entre compañeros de equipo y de selección: “Escogí a Xavi, Iniesta y Agüero. No jugamos uno contra otro, ya lo dijo Cristiano Ronaldo antes. Jugamos para conseguir títulos con nuestro equipo y nuestra selección».

Todo eso lo dijo Messi vestido informalmente antes de la gala, con una imagen demasiado descuidada para la ocasión. Luego se arregló... y quizás fue peor. Con una americana y una pajarita negra con topos blancos, posiblemente asesorado por Dani Alves, fue la sensación. Si algo quedó claro que lo suyo es el fútbol, marcar goles y ayudar a sus compañeros a marcarlos. Porque no se puede olvidar que en 2012 ha rondado también las 30 asistencias.

Como dicen muchos de los futbolistas contemporáneos de Messi, simplemente es el mejor del mundo porque todo lo que hace de maravilla lo repite casi cada domingo. “Es Maradona cada día”, es una de las descripciones que mejor le definen. No ganó la Liga, pero marcó 50 goles y fue el Pichichi. No ganó la Liga de Campeones, pero fue el máximo goleador de la competición europea otra vez. No ganó la Eurocopa porque es argentino y no la jugó. Pero es Leo Messi y cualquier premio se justifica, por repetitivo que sea, viéndole jugar sólo unos minutos.

Lo recogió de manos del italiano Fabio Cannavaro, distinguido en 2006, y pronunció un breve discurso en el que confesó estar preso de los «nervios». «Es increíble poder conseguir el cuarto seguido. Es impresionante», afirmó. Se lo dedicó a sus compañeros del Barcelona, «en especial a Andrés (Iniesta)» y de la selección argentina, y a los capitanes y entrenadores que lo votaron. Pero, sobre todos, se acordó de su familia, su mujer y su hijo. «Es lo mejor que me dio Dios». No citó a Tito Vilanova.