Messi hace saltar las alarmas en Barcelona
El delantero se retiró en camilla tras hacerse daño en la rodilla. Los de Vilanova empataron ante el Benfica en un encuentro sin goles
BARCELONA Actualizado: GuardarLa noche se presentaba como una fiesta para que Messi celebrase su entrada en el Olimpo de los goleadores y acabó en susto mayúsculo, porque aunque la lesión del argentino no parecía grave, sólo fue un golpe en la rodilla, tuvo que abandonar el campo en camilla y dejando a su equipo con un jugador menos.
Cuando en el minuto 86, Messi encaró a Artur, le dribló y cayó al suelo tras disparar a puerta, se hizo el silencio en el Camp Nou. Messi, con la manos en la cabeza, se dolía de su rodilla izquierda. El pánico recorrió las gradas aún más cuando Luisao se acercó a interesarse por el argentino y éste hacía gestos elocuentes de que tenía algo. Todo quedó un susto. Pero ni hubo récord, ni tampoco nada que festejar y el partido acabó igual que como empezó: frío y desangelado. A la espera de la recuperación del 10 de Rosario, el récord deberá esperar. Aún quedan cuatro partidos (tres de liga y uno de copa) hasta el parón invernal. Tiene tiempo de sobra.
Vilanova planteó un equipo con solo tres teóricos titulares (Puyol, Adriano y Villa) y alineó un once con hombres pocos habituales, jugadores que regresaban de una lesión o chavales del filial que piden minutos a gritos. Un equipo de circunstancias que aun así plantó cara a un Benfica que salió con todo porque en el duelo le iba la vida. Con una oreja en Glasgow y la otra en el Camp Nou, los lusos fueron dueños absolutos de la primera parte en la que debieron irse al descanso con dos o tres goles de diferencia. Rodrigo, Nolito y John tuvieron ocasiones clarísimas, de esas que no se pueden fallar y de las que se acordarán durante toda la temporada, porque la victoria del Celtic les relegó a jugar la Europa League.
Esa era la emoción del partido, saber si al final sería el Benfica quien acompañaría al Barça en los octavos o si por el contrario pasaría el Celtic. Con semejante estímulo, no extraña la poca asistencia al estadio y el frío ambiental que reinó en el Camp Nou. La gente había ido a ver cómo Messi se convertía en el máximo goleador de la historia en un año y torpedeaba el registro de una leyenda como Muller y no sólo eso, sino que no vio ni a Valdés, ni a Piqué, ni a Busquets, ni mucho menos a Xavi, Iniesta y Cesc que no fueron ni convocados porque Tito prefirió darles descanso. Con el centro del campo titular en la grada, ni que decir que el que alineó Vilanova fue para salir al paso y tratar de dar rodaje a los que no suelen entrar en la dinámica de las rotaciones.
Pero al partido le faltaban muchos estímulos. Hasta el punto que la jugada más aplaudida del choque llegó en el minuto 50: no fue por una escapada de Villa, un pase de Thiago o un quiebro de Tello: fue porque Messi salió a calentar. Así estaba el partido. Pidiendo que pasara algo motivante. Y en esas salió Messi. El argentino saltó con ganas, quería asegurarse los 85 goles cuanto antes y se le notó. La primera falta que tuvo, aunque no era para su perfil zurdo, la cogió y buscó portería. A lo lejos, Villa observaba reclamando el disparo con la mirada.
Era óptima para un diestro. Otro día, debió de pensar. Luego, lo intentó con Tello, con el propio Villa, hasta que llegó la jugada del partido. Minuto 84. Se escapó solo, por el carril del extremo derecho y cuando encaró al portero, le hizo el regate para fuera y viendo que el arquero estaba fuera de sitio tuvo tiempo para cambiar de pierna y tratar de lanzar al palo largo. En su cara a cara con Artur salió tocado y se fue al suelo. Un fuerte golpe hizo saltar todas las alarmas. Triste colofón para la primera fase de grupos en la que el Barça no ha mostrado la superioridad de años anteriores. Ganó con mucho sufrimiento al Celtic, perdió ante los escoceses en su campo y cierra con un triste empate ante el Benfica. Pero este miércoles lo de menos era el resultado. Arsenal, Milan, Oporto, Shakhtar o Galatasaray esperan al Barça en octavos.