Susaeta controla el balón. / Reuters
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Paseo junto al Canal

Festival goleador español para cerrar el año ante una Panamá que no opuso resistencia

MADRID Actualizado: Guardar
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Los campeones cubrieron el expediente panameño con profesionalidad y ya pueden olvidarse de las insulsas pachangas hasta febrero. Final festivo a un año mágico en lo deportivo y económico para 'La Roja'. No se recordaba un partido tan cómodo y poco intenso como el que jugó España en el estadio Rommel Fernández, aquel 'Panzer' que se exhibió en el Tenerife, Valencia y Albacete y se dejó la vida con su Toyota Celica al empotrarse contra un árbol cuando regresaba de comer con su primo por una carretera manchega. Panamá no puso oposición a los campeones en una tarde plácida junto al gran Canal entre el Caribe y el Pacífico.

Fútbol tropical, de otra época, sin presión, sin encimar al rival, sin hacer apenas faltas, sin acciones antideportivas o pérdidas deliberadas de tiempo. Los españoles jugaron a su antojo en un duelo sin chicha, colofón de un viaje que sirvió para hacer patria, recaudar dinero, mejorar las relaciones bilaterales y empresariales con el país centroamericano, mostrar el debú de Susaeta y elevar los registros de una selección sin techo en lo global y en lo individual.

Del Bosque se dejó algunos hombres básicos en casa, como Xavi y Xabi Alonso, pero pudo haber presentado perfectamente al equipo B para pasar por encima de un combinado 'canalero' que, visto lo visto, lo tendrá harto difícil para conseguir plaza para el Mundial de Brasil como uno de los tres primeros clasificados en el torneo hexagonal de la Concacaf.

Poco dado a los cambios, Del Bosque probó esta vez con un equipo inédito, seguramente irrepetible en citas de enjundia. Le funcionó pero pocas conclusiones se puede extraer de un encuentro jugado siempre al ralentí, sin asumir riesgo alguno. Menos ritmo que en cualquier entrenamiento rutinario. La zaga era de lo más experimental, sobre todo en esa pareja de centrales formada por Albiol y Javi Martínez, pero jamás se vio exigida.

Juanfran se quitó el mal sabor de boca que le dejó ese error ante Francia que a la postre llevó al empate, y pudo desplegarse con alegría en ataque, donde es más feliz que defendiendo por su condición de antiguo extremo. Jordi Alba se prodigó menos y se llevó un buen susto cuando pisó el balón al internarse en el área y cayó en mala posición.

En la zona de creación, el gobierno de la selección fue absoluto. Busquets manejó los tiempos con suficiencia, Beñat se desempeño como si llevara toda la vida e Iniesta jugó a las asistencias. Su colaboración resultó clave en los dos goles que cercenaron las ilusiones de los centroamericanos. Su pared con Pedro fue excelsa y su jugada por la línea de fondo que preludió el gol de Villa recordó a aquella acción magistral firmada en Bruselas sobre una baldosa. Allí, en la capital de Europa, las dificultades eran mucho mayores.

Precioso también el tercer gol antes del descanso. Gran pase de Mata, que se gustó en su vuelta a 'La Roja' tras su sonada ausencia en las últimas convocatorias, y definición perfecta de un Pedro en estado de gracia. No encontró oposición alguna, pero el tinerfeño tiró al portero con una finta asombrosa. Dejó pasar el balón entre sus piernas, tumbó a Penedo y marcó a puerta vacía. El tinerfeño ha sumado nada menos que siete goles en los últimos cinco partidos de España. La mitad de los goles más recientes de la selección, llevan la firma del azulgrana.

La titularidad de Villa

Importante volver a ver como titular a Villa después de un año de sinsabores. Su último partido en el once inicial se produjo en un empate ante Costa Rica (2-2) que ensució el prestigió de España. Y 'El Guaje' jugó de '9', como en los viejos tiempos y como ya le ha empleado Tito Vilanova en algún partido como el del Celtic. El máximo artillero en la historia de la selección cumplió con otro golito, el 53.

En la segunda mitad, volvió a la izquierda al entrar Soldado en lugar de Pedro. Continuó Del Bosque con las probaturas en ese período donde al menos los panameños salieron algo más de su campo. Sergio Ramos y Casillas acumularon una internacionalidad más y Albiol se situó en el lateral zurdo.

Martín Montoya sigue sin debutar y el estreno de Markel Susaeta se hizo esperar. Entró a falta de algo menos de 20 minutos y aportó el último gol el polivalente jugador del Athletic, que causó la polémica de la concentración por expresarse mal y hablar de la «cosa» al referirse, según aclaró después, al estilo de la selección. Antes, Sergio Ramos clavó un golpe franco cerca de la escuadra para poner el cuarto. Ni Cristiano las ejecuta con semejante maestría y precisión. Y después, Gabriel Gómez se llevó la ovación de la noche al batir a Iker en un penalti a lo Panenka. No le hizo ninguna gracia a Casillas.