El Barça tropieza con la misma piedra
Actualizado: GuardarPeriódicamente el Barça se convierte en un equipo de lo más previsible. Era un secreto a voces que Neil Lennon había estudiado los DVD de la semifinal del curso anterior en la Liga de Campeones que enfrentó al equipo azulgrana y al Chelsea, pero aún así no cambió nada. Todo el mundo sabía que el Celtic prácticamente sólo podía hacer daño al conjunto de Tito Vilanova a balón parado, como en el gol de la ida, y, efectivamente, así marcó el equipo escocés el 1-0 que marcó el desarrollo de un partido que acabó 2-1. Todo estaba escrito, dicho y anunciado, pero se repitió una mala copia de un encuentro ya visto, incluso en el encuentro de ambos equipos en el Camp Nou, cuando el Barça logró el 2-1 en el 94': una telaraña alrededor del área propia con la esperanza de aprovechar un contragolpe o un balón colgado al área en un córner o una falta. Y, pese a todo, al Celtic le valió para ganar y retrasar la clasificación del Barça para los octavos de final, incluso para poner emoción. No pasa nada, quedan dos partidos de la fase de grupos en los que los 'culés' tendrán que sudar el pase en Moscú y ante el Benfica en el Camp Nou, pero si se va a volver a repetir la historia más adelante convendría tener un plan B, ya sea con un '9' clásico o con otro invento.
El Celtic lo tuvo claro desde el inicio. Un 4-4-2 disfrazado, pues Miku, ex del Getafe, se incrustó en la media dejando solo al gigante griego Samaras en punta. Para bien o para mal, también lo tuvo claro el Barça. Song por el sancionado Busquets en la media, Bartra por los lesionados Piqué, Puyol y Adriano en el centro de la defensa y Alexis por Villa en el ataque. Esta última decisión la más controvertida, pues el chileno está gafado y el asturiano llevaba tres partidos seguidos marcando saliendo de titular. Arriesgó Tito Vilanova y le salió mal.
El Barça tuvo la posesión de balón, evidentemente, no sólo por voluntad sino porque el Celtic la concedió de forma descarada para jugar sus cartas. La calidad azulgrana mereció transformarse en una ventaja en el marcador, pero los remates de Alexis y Messi no entraron por poco. Por contra, en la primera ocasión del Celtic llegó el 1-0. Mulgreew lanzó un córner y Wanyama, un portento físico en la agenda de los grandes de Europa como pivote defensivo, cabeceó sin oposición a la red en el minuto 21. Mejor dicho, sí tuvo oposición en la defensa en zona del Barça: la de Jordi Alba, medio metro más pequeño que él. Un chollo.
La reacción orgullosa del Barça y con criterio en el juego no se hizo esperar. Messi estrelló un zurdazo desde el borde del área en el larguero en el 26' y Alexis cabeceó al poste un balón forzado en el 36'. La fortuna tampoco acompañó en la primera parte.
La segunda parte, con el marcador en contra, la frustración del Barça todavía fue mayor. El Celtic todavía se encerró más en su parcela y el equipo azulgrana combinó con menos precisión que nunca. Tito Vilanova, muy acertado en sus decisiones durante los partidos hasta ahora, tardó más de lo normal en influir en Celtic Park. Dio entrada a Villa por Alexis cuando era Pedro el que tenía el día negro y nada cambió. Forster, el clásico portero que se hace un nombre contra el Barça, paró la única ocasión de Messi antes de que Watt, tras un despeje de su guardameta y el único error de Xavi, como último hombre, durante el encuentro se plantara ante Valdés para batirle en el 83'.
En el tiempo de descuento marcó Messi el 2-1 con oportunismo, ya con Cesc en el campo (otro debate abierto), pero ya no valió para remontar. El Barça no perdía lejos del Camp Nou desde 2006 en la Liga de campeones y llevaba 12 partidos seguidos sin caer con Tito Vilanova en el banquillo. Glasgow invita a aprender.