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Soldado enseña el oficio al BATE

El delantero español anotó tres goles ante un rival con calidad pero bisoño

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En un lugar inhóspito con el ambiente en contra, el Valencia sentó las bases de una posible clasificación con mucho trabajo, algo de suerte y el alto nivel de Soldado. Frente al equipo español se presentó un conjunto animoso y con buen nivel que demostró por qué fue capaz de vencer al Bayern de Múnich a pesar de su escaso pedigrí. No obstante, los españoles sobrevivieron a sus punzantes ataques y hallaron en Soldado al ejecutor de su partido más maduro en Europa.

Lo cierto es que el inicio del duelo siguió el guion dictado por Pellegrino. Con Albelda, Tino Costa y Gago para defender, presionar y guardar el balón el Valencia se apoderó de la posesión y alejó a los valientes bielorrusos. De entrada, la estrategia funcionó para el equipo español porque ninguno de los dos equipos logró pisar la portería contraria.

Sin embargo, el paso adormecido del duelo no logró contagiar a los bielorrusos, quienes lograron sacudirse el control ‘ché’ a la media hora de juego. De improviso enseñaron su capacidad para tocar, mover el balón con precisión, aprovechar su notable calidad y lanzar a sus futbolistas sin ataduras al ataque. Apareció entonces la figura de Diego Alves para detener los ataques propulsados desde la banda izquierda y mantener con vida a los valencianistas ante los centros de Pavlov y los remates de Rodionov.

El temor y la ansiedad alcanzaron hasta Soldado, quien lanzó un codo a Simic que solo le costó una tarjeta amarilla al español. En cambio, en la siguiente jugada en que se emparejaron el delantero burló a su marcador con una buena maniobra que cerró con un agarrón el zaguero serbio. El penalti correspondiente fue resuelto con maestría por el propio Soldado.

El tanto modificó de manera absoluta el desarrollo del duelo al aliviar la congoja de los mediterráneos. De hecho, la segunda parte resultó más placentera para los visitantes después de que Alves detuviera un difícil lanzamiento de la pesadilla Rodionov. La maniobra del guardameta amplificó su importancia porque se transformó en un magnífico contragolpe con el que Guardado sirvió el segundo gol a Soldado y la calma a los valencianistas.

Desde la comodidad de estar en ventaja, el equipo de Pellegrino se movió con aplomo por el campo de Minsk al manejar a su antojo el desarrollo del encuentro. Sin perder la atención y con algún detalle de espectáculo el Valencia maniobró a su capricho. El tercer gol de Soldado sentenció un duelo que aposentará las ideas de su técnico argentino y elevará el caché de un delantero con la calidad, la pólvora y el oficio con la que todavía no cuentan en Borisov.