El sueño de la conquista el cielo
De la Torre de Babel al efecto Eiffel, CaixaForum propone un apasionante viaje por la historia de los edificios que "desafían" a los dioses
MADRID Actualizado: GuardarDesde el alba de los tiempos la humanidad ha soñado con tocar el cielo. El deseo de jugar a ser dioses, de "desafiarlos" se hizo realidad con la Torre de Babel hace más de cuatro mil años, como relata el Génesis. Es el primer eslabón de una cadena milenaria y fascinante que sigue su imparable escalda hacia la conquista del cielo. Un desafiante viaje a las alturas que repasa en 200 obras la excepcional muestra 'Torres y rascacielos. De Babel a Dubái' que recibe Caixaforum Madrid hasta enero de 2013. De la torre de Babel al imparable efecto Eiffel, se detiene en los grandes desafíos constructivos de la humanidad, de las catedrales al World Trade Center. La penúltima página de esta apasionante historia de altos vuelos es la torre Burj Khalifa de Dubái que con sus 828 y 163 plantas se alza como una aguja celestial en el corazón del desierto en Dubái. Es hoy por hoy el techo del mundo pero el límite sigue ahí para romperlo.
Desde tiempos remotos la humanidad ha querido construir cada vez más y más alto. En una historia de desafíos, plagada de fracasos y éxito míticos, una historia de soñadores, de cuerdos muy locos, de pioneros que hicieron evolucionar una tecnología que va del adobe y el ladrillo de barro al acero, el vidrio y el láser. De la utopía a la realidad. Empezó con el mito de la Torre de Babel, el primer gran fracaso reflejado en el cuadro de Brueghel y su maqueta que abre la muestra, un duro golpe que dio la medida de lo humano frente a lo divino y que casi frustra el sueño de escalar más allá de la nubes. Llegaron tres milenios después las pagodas, catedrales, y los minaretes, hasta que finalmente la tecnología hizo posible, hace apenas, un siglo que los rascacielos se repartieran por todo el globo.
Robert Dulau, conservador jefe de Patrimonio de Francia, y Pascal Mory, arquitecto e historiador, son los comisarios de la muestra y responsables de ordenar un relato que no deja fuera a ninguno de los protagonistas e hitos en estos miles de años. En un eficiente y espectacular montaje se repasa con detalle la historia de las edificaciones más altas que se ganaron su hueco en la historia. Los jalones son unas fantásticas maquetas, algunas de bronce como las de las de la Sagrada Familia de Barcelona, muchas de madera y otras de resina, plexiglás, vidrio, los mismos materiales y tecnología que los edificios que representan. Ocho de ellas se han creado específicamente para una muestra que recurre al video, la fotografía, la pintura, los croquis planos y grabados, las entrevistas con arquitectos, historiadores, teólogos y teóricos.
Osadía decisiva
La revolución industrial es uno de esos hitos de este recorrido y su fruto más espectacular e influyente la parisina Torre Eiffel. Icono de su tiempo, se alzó entre 1887 y 1889, para la Exposición Universal y a cien años de la Revolución Francesa, abriendo una senda hacia un futuro que superaría los sueños más osados.
"Es fascinante que solo 250 obreros fueran capaces de ensamblar las 18.038 piezas de hierro que conforman su 300 metros de altura, con un peso de 7.300 toneladas y en apenas dos años" plantea Robert Dulau, señalando como su construcción es un "momento decisivo" en este imparable ascenso al cielo.
Gracias al efecto Eiffel comenzó en Estados Unidos la carrera entre rascacielos de Chicago y Nueva York. Un duelo, una "primavera constructiva" que "con pensamiento europeo" alumbró el Empire State -del que se expone la maqueta original, o el elegante, delicado y muy decó Chrysler Building, símbolos universales del siglo XX y antecedente de las Torres Gemelas, trágicamente derribadas por el terror más fanático el 11 de septiembre de 2001. La muestra ofrece abundantes testimonios de construcción de las torres que fueron durante mucho tiempo el techo de Manhattan y en cuyo solar se ultima la torre de la Libertad, que será de nuevo el techo de la gran manzana.
El tablero de juego se mantuvo durante casi todo el siglo XX en Estados Unidos, donde recalaron genios como Mies Van De Rohe que con su magia minimalista del 'menos es más' hizo posible elegantes desafíos al cielo como la torre Seagram y algunos de los más icónicos edificios del 'sky line' de Chicago.
La muestra refiere también que pasó en Europa al lo lago del siglo pasado con edificios como la tosca Universidad de Moscú, la Torre Pirelli de Milán de Gio Ponti, o rascacielos españoles como las Torres Blancas de Sainz de Oiza en Madrid, y la más reciente la torre Agbar de Jean Nouvel en Barcelona.
En la frontera del siglo XXI el poder del dinero desplazó hacia Asia el epicentro de esta carrera hacia el cielo y los récords de altura comenzaron a establecerse en Malasia, los Emiratos Árabes, Taiwán, Singapur o Hong Kong. Enclaves que albergan hoy dos tercios de los rascacielos del mundo en los que se alzan desafiantes las Torres Petronas de Kuala Lumpur, el HSBC diseñado por Sir Norman Foster en Hong Kong o la torre Taipei.
A todos les ha ganado pro la mano la torre Burj Khalifa de Dubái. Es una estilizada realidad gracias las millonadas de petrodólares inyectadas del emir de Abu Dhabi. Es un símbolo más "de la unversalidad de los rascacielos" que, según Dulau , son "un símbolo planetario"