El cerco al Congreso termina en batalla campal
Las concentraciones en Madrid se saldan con al menos 30 detenidos y más de 60 heridos | La Policía cargó cuando algunos 'violentos' consiguieron romper el primer cordón de seguridad
MADRID Actualizado: GuardarDecenas de miles de personas pacíficas respondieron a la llamada de 'Rodear el Congreso' para reclamar la disolución de las Cortes y una nueva asamblea constituyente, pero también los violentos acudieron a la convocatoria y, en parte, lograron su objetivo de reventar los que debía ser una protesta multitudinaria pacífica. Como temía la Policía, la zona más caliente fue la plaza de Neptuno, donde una multitud logró romper el primer cerco policial y quitar parte de las vallas que protegen el palacio de la carrera de San Jerónimo. Ese episodio fue la chispa. Y a partir de ahí, los aledaños del Parlamento se convirtieron en un campo de batalla.
El 25S comenzó tranquilo. Centenares de personas participaron en las asambleas dispersas por toda la ciudad sin que hubiera asomo de incidentes. Muchas consigna, muchos gritos de «no nos representan» y numerosos llamamientos a que no hubiera altercados violentos. En la plaza de España y en el paseo del Prado los 'yayoflautas', los punkis, las amas de casas y los estudiantes tomaban la palabra para quejarse de la crisis y de los políticos, pero nada de «tomar el Congreso». El ambiente era festivo y los vendedores ambulantes de cerveza hacían su agosto, aunque la temperatura era más bien de otoño.
Pero el ambiente se fue caldeando conforme iban incorporándose a las asambleas algunos grupúsculos de radicales. La cosa, sin embargo, no fue a más en las reuniones. Tampoco hubo problemas durante las dos manifestaciones que partían de la plaza de España y de Atocha para confluir sobre las 18.30 horas en los alrededores del Congreso tras unas grandes pancartas en las que se leía «que se vayan todos». Banderas republicanas, anarquistas, del arcoiris, de Grecia e Islandia se mezclaron con gritos de «esto nos pasa por un Gobierno facha», «no nos representan» o «menos policía y más educación».
Blindado por 1.500 agentes
Cuando las marchas terminaron, el Congreso ya estaba blindado por cerca de 1.500 agentes, entre antidisturbios, unidades de caballería y miembros de los servicios de información. Y la tensión era patente entre los uniformados. El despliegue policial, sin precedentes desde que empezaran las manifestaciones de 'indignados' en 2011, logró convertir el barrio de las Letras, donde está el Congreso, en un verdadero búnker, con decenas de calles cortadas y todos los accesos bloqueados por agentes antidisturbios. Para las 19.00 horas, ya eran miles -más de 20.000 personas con toda probabilidad- los que se agolpaban en el acceso de la carrera de San Jerónimo, el foco de mayor tensión y más multitudinario de la protesta. La confusión y la multitud fue aprovechada por varios alborotadores para empezar a lanzar objetos a la Policía, entre ellos botellas de cristal. Los agentes no respondieron.
El mismo grupo, situado en vanguardia de la protesta, logró arrancar literalmente parte del entramado de vallas, rompiendo así el primer cordón de protección del Congreso. Y ahí sí, la Policía cargó sin contemplaciones si se sobrepasaba el cordón. Los manifestantes habían cruzado el 'Rubicón' fijado por Interior y la Delegación del Gobierno había dado instrucciones precisas de actuar a la más mínima.
Y así fue. Fueron momentos de mucha tensión. Tres arremetidas policiales desde dos frentes diferentes en 40 minutos contra una multitud que, en muchos casos, ni siquiera sabía qué pasaba. Y enseguida comenzaron los heridos, uno de ellos de carácter grave con posible lesión medular, y, sobre todo, las detenciones. Tras las cargas, una decena, para alejar a la muchedumbre del agujero abierto en la red que protegía el Parlamento, los antidisturbios fueron deteniendo a algunos de los manifestantes que más activamente habían jaleado a las masas o habían lanzado objetos y que habían sido señalados por los agentes de paisano que se encontraban en la propia protesta. Aunque también hubo arrestos entre personas aparentemente ajenas a los disturbios.
Petardos y cohetes
Cada nueva detención, hubo al menos 28 detenidos, provocaba un nuevo conato de carga, pero no hubo más arremetidas hasta que con la caída de la noche los ánimos se volvieron a encrespar. El hueco abierto en las vallas obligó a los antidisturbios al cuerpo a cuerpo con los manifestantes para evitar que volvieran a sobrepasar el cordón y eso provocó continuos encontronazos y lanzamientos de objetos. A las 21.00 horas, los agentes volvieron a cargar después de que varios petardos estallaran contra el cordón. El número de heridos, según Emergencias, ascendió hasta los 64, de los que 27 son policías. Uno de los heridos -al parecer por una caída durante la primera carga policial- fue trasladado al hospital en estado grave ya que podía sufrir una lesión medular.
Aunque las cargas de la noche dispersaron a muchos de los asistentes, al cierre de esta crónica los alborotadores quemaban contendores y papeleras en diversos puntos del centro de Madrid. Los mayores disturbios ocurrieron en la zona de Atocha. Mientras que cada vez eran menos las personas que permanecían en la plaza de Neptuno, que desafiaban a la autorización de la Delegación de Gobierno, que solo había concedido permiso para celebrar esta particular 'Asamblea General Permanente' hasta las 21.00 horas. Decenas de furgonetas y varios cientos de antidisturbios levantaban acta de la 'asamblea' entre gritos y las luces de los vehículos policiales.
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