Ferrero dice adiós al tenis
Exnúmero uno del mundo, ganador de Roland Garros y héroe de la primera Davis para España, anuncia la retirada a los 32 años
MADRID Actualizado: Guardar“Era el sueño de mi vida. Te lo dedico también a ti, que estás ahí arriba”. Aquellas palabras de un joven Juan Carlos Ferrero tras ganar Roland Garros en el 2003 resumen a la perfección la carrera de un ejemplo dentro y fuera de las pistas que ha dedicado cada uno de sus triunfos a su madre fallecida cuando tenía 16 años. Un mazazo moral que no le ha impedido convertirse en uno de los tenistas más grandes que ha dado España en su historia. Un competidor nato que este miércoles anunciaba que en el próximo torneo de Valencia pondrá punto y final a su exitosa carrera.
“Lo que más voy a echar de menos es competir. La competición es para nosotros el pan nuestro de cada día. Será un vacío bastante difícil de llenar en esta nueva vida que voy a llevar a partir de final año”, explicó un emocionado Ferrero. “Está claro que esta decisión es muy complicada. Pero llevo un año bastante difícil, y cuando en la pista empiezas a notar que no tienes esa ambición y esa motivación se empiezan a tener estos pensamientos”, apuntó el tenista español.
Ferrero ha sido, es y será un trabajador nato, un ‘machaca’ en la pista. Intensidad y agresividad han sido siempre sus señas de identidad. Sin uno de los mejores servicios del circuito, su juego basado en una gran derecha que cogía desde todos los puntos de la pista y una poderosa mentalidad le convirtieron en un jugador temido en el circuito. Y ese ha sido su ´modus operandi´ sobre las pistas, el que ha hecho que el de Ontinyent haya escrito una de las páginas más importantes de la historia del tenis de este país.
Probablemente, si se le pregunta a cualquier español sobre ‘El Mosquito’, la inmensa mayoría recordará aquel revés paralelo que conectó en el Palau Sant Jordi y que dio la primera ‘ensaladera’ a España. “La Copa Davis del 2000 fue algo inolvidable para todos los españoles. Yo era muy joven y poco a poco me di cuenta de lo importante que fue para mí y para todo un país”, comentó el valenciano.
«Picos inolvidables»
Jugador excelso especialmente sobre tierra batida, tres años más tarde del éxito de la Davis llegó a lo más alto: conseguir un Grand Slam y llegar al número uno del mundo, “picos que son inolvidables e imposible no elegirlos” según el propio Ferrero. Sin embargo, ese tenista que era un rodillo desde el fondo de la pista y que llegó a una final del US Open fue poco a poco disminuyendo su rendimiento a causa de las lesiones, que le han perseguido desde que hace nueve años alcanzase la cima del tenis en el Abierto de Estados Unidos. Pese a ese hándicap que ha tenido toda su carrera, Ferrero mira el lado positivo: “Está claro que en algunos momentos ha habido lesiones que sí que han sido importantes y no me han dejado dar mi máximo, pero son parte de la carrera de un jugador que no se pueden controlar. Tal vez sí que han influido pero me quedo con todo lo bueno”, recalcó.
¿Y ahora qué? Ferrero lo tiene claro: “A partir de ahora una vida nueva. Tengo la academia de tenis, el torneo de Valencia, un hotel.
Son bastantes cosas para estar muy ocupado. En la academia tenemos jugadores como Tita Torró y otros a los que voy a tratar de ayudarles y trasmitirles mis experiencias y ver su les ayuda para ir para arriba”. Desde luego, esas jóvenes promesas tienen ante sí a un buen ejemplo. A un jugador que prometió que el día que triunfase, el día que ganase un Grande, se lo dedicaría a su madre. Así lo hizo cuando en 1.999 ganó su primer título en Mallorca y comenzó una gloriosa carrera. Un trofeo que celebró lanzando un beso al cielo en el recuerdo de la que ha sido su inspiración para ser uno de los más grandes del deporte de este país.