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Djokovic, un 'huracán' para Ferrer

El serbio completó tres sets prácticamente perfectos, derrotó al español y se enfrentará en la final del US Open al escocés Andy Murray

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Después de la tempestad, Novak Djokovic. Del tornado del sábado al huracán del domingo. Del poder meteorológico a la fuerza devastadora del serbio. Sin peros. Sin matices. Arrollador desde los primeros compases tras la reanudación hasta el último punto. Fundamentado en una mano que empuña un arma demoledora y unas piernas que se deslizan sobre la pista a una velocidad que roza lo imposible, lo hizo todo bien. El ‘Nole’ dubitativo y errático del sábado se convirtió en una máquina perfecta imbatible. Y cuando el balcánico está así, lo único que pueden hacer sus rivales es aplaudir e intentar complicarle al máximo su triunfo. Y eso hizo David Ferrer. Porque enfrente de Djokovic había un tenista que pese a completar un grandísimo torneo no pudo hacer mucho más.

¿Qué podía realizar ante un jugador que cada bola que tocaba la convertía en oro? Luchar cada pelota, impedir que el serbio pegase parado y que le moviese sin cesar. Pero fue imposible. Del 5-2 en contra a pasar por encima. Todo le fue de cara al número dos del mundo. Y de esa manera cerró el partido por 2-6, 6-1, 6-4 y 6-2.

Una superioridad que se vio desde el inicio. Y eso que Ferrer cerró la primera manga cuando se reanudó el duelo. Pero tuvo demasiados fallos. Demasiadas concesiones para un jugador como el serbio. Los siete errores no forzados en apenas cuatro juegos de la segunda manga del alicantino contrastaban con la facilidad de Djokovic sobre la línea de fondo. Jugaba a placer. La bola iba donde quería él. Actuaba como ese niño pequeño que hace y deshace a su antojo jugando sobre la orilla del mar. En definitiva, todo lo que pasó en el segundo set fue obra suya.

Especialmente inspirado con su revés, el partido de ‘Nole’ era un recital. Ferrer tenía un grave problema. Si le jugaba bolas más centradas, malo, porque Djokovic dominaba el punto. Pero sí optaba por mover de lado a lado al serbio era peor, porque lo aprovechaba para abrirle aún más la pista al español y encontrar así tiros ganadores.

Así ganó el balcánico un segundo acto prácticamente perfecto. Y así comenzó el tercer parcial. Ferrer, fiel devoto y creyente del esfuerzo como camino hacia la victoria, de la lucha constante llevada al límite del desgaste físico, como era de esperar, no bajó los brazos. No escatimó ni reguló. Y llegó su recompensa en forma de rotura de servicio que niveló la manga. «¡Vamos!», gritó ‘Ferru’. «¡Vamos!», resonó en la central de Flushing Meadows.

Pero ese impulso duró poco. O más bien fue cortado rápidamente por Djokovic. Los destellos del español fueron eclipsados por la alargada sombra de su rival. Sin muchas opciones para darle la vuelta al marcador, Ferrer cedió el tercer acto. Y sin muchas posibilidades para contrarrestar la excelencia del segundo cabeza de serie, el alicantino se dejó llevar en el cuarto. Era sencillo: no podía. Demasiado Djokovic para el de Jávea. Una lástima después del espectacular torneo completado, pero una realidad. El vigente campeón del torneo pasó el rodillo también en la cuarta manga y cerró su clasificación para la final del US Open, donde le espera Andy Murray.