El sable que predica en el desierto
Carlos Soler concurrió como el único representante español en Londres de un deporte con dificultades para reunir más adeptos
LONDRES Actualizado: GuardarLa esgrima reparte una pizca de acompañamiento para el aventurero que se dedica a empuñar el arma. Los duelos aíslan a los contendientes en uno de los deportes en los que la responsabilidad abraza de manera absoluta al tirador. Luego, al salir del escenario, el atleta puede compartir con sus compañeros las sensaciones y reflexiones del combate. Sin embargo, en el caso de Carlos Soler resulta una empresa imposible puesto que es el único representante español en los Juegos Paralímpicos y uno de los escasos competidores en el país. «La verdad es que es mucha más responsabilidad. Las ventaja ha sido que me traigo el mejor material que he tenido hasta el momento a la hora de tirar porque soy el único», explica quien no pudiera superar la primera fase del torneo en Londres.
Soler, quien luce tres diplomas paralímpicos, afronta la situación de páramo sin protestar y se adapta a las condiciones: «En los Juegos soy el único español pero no quería tirar con nadie para no enseñar nuestras armas. Pero en Málaga no estoy solo. Tengo más compañeros, como Lorenzo Ribes, una de las grandes promesas y espero que llegue al menos a donde yo he llegado: unos Juegos Paralímpicos. Ya pensamos en que me acompañe en Brasil». De hecho, el alumno y compañero de Soler ha aumentado el abanico de posibilidades al manejar tanto la espada como el sable.
Sin embargo, su maestro de esgrima, Antonio Marzal, presenta un análisis menos propicio de la situación actual: «En el deporte de minusválidos en España la esgrima es la fea del baile. Hay pocos clubes interesados en enseñar. Hace cinco o seis años las federaciones daban becas y podías trabajar, pero ahora no dan nada». A Carlos le cuesta encontrar compañeros de deporte más de lo que explica de manera explícita.«En el deporte adaptado, Málaga es una de las provincias más importantes porque ha creado escuelas entre los pioneros. Tiene natación, esgrima, atletismo, tenis de mesa... Quizás seamos los que menos tenemos porque es un deporte de contacto. Eso no gusta mucho. Piensan ‘¡Encima de que eres minusválido!’ Pero solo hay que tener ganas y que te guste la esgrima», relata Soler cuando piensa en la manera de promocionar su deporte. «Es un deporte que yo cuando lo probé por primera vez en el año 1993 me enganché», añade el tirador paralímpico, quien sufre una paraplejia desde que cayó al vacío desde trece metros cuando cumplía el servicio militar.
Deporte sin escapatoria
Para el aficionado principiante también resulta complicado. Los duelos suceden a velocidad vertiginosa, con un límite reducido de tiempo en el que los contendientes ganan si tocan más veces al adversario. Pero la celeridad de los latigazos es tan alta que sin las ayudas tecnológicas resultaría más complicadas las decisiones de los jueces. «La esgrima es más rápida que a pie porque no podemos escaparnos y hay más cuerpo a cuerpo. Así, para el que ve por primera vez es difícil de saber quien ha tocado primero», reconoce Soler.
El método de entrenamiento también influye en las dificultades para el reclutamiento. «Los trabajos requieren un trabajo más específico. Para dar una clase de a pie puedes enseñar a diez alumnos al mismo tiempo, pero con los minusválidos tienes que estar con uno al mismo tiempo», reconoce el maestro Antonio Marzal. «En los Juegos se da a conocer que una persona parapléjica o a la que le falta un brazo o una pierna tiene que sufrir más para llegar para conseguir una medalla. No es por lástima. Se lo tienen que currar de verdad. A Carlos a veces le pego unas palizas que me dice ‘Maestro te has pasado’ y yo le digo ‘No me das lástima ninguna’. Tu eres un alumno igual que cualquiera y si te tengo que machacar, te tengo que machacar», insiste el preparador madrileño que imparte clases en Málaga desde hace treinta años.
Sin embargo, ambos confían en que aumente el número de tiradores de élite en los próximos eventos. «El impulso a partir de que juntaron la ‘Paraolimpiada’ con la ‘Olimpiada’ ha dado fuerza a los minusválidos para que vayan ‘sponsors’, ha potenciado que sean más vistos y que la gente conozca que hay deportes para minusválidos porque los válidos son todos altos, guapos y bien hermosotes», señala Marzal. «Yo quiero quiero seguir con la escuela de deporte adaptado de Málaga y pensar en el campeonato del mundo y en los Juegos de Brasil», avanza Soler. De Londres se despide con una sola victoria, aunque con un recuerdo de que hay compañía en el desierto: «Lo bonito es que mi mujer y mi hijo han venido por primera vez a verme a unos Juegos Paralímpicos».