Granada, de potencia a supervivencia
Los nazaríes Miguel Rodríguez, José Manuel Ruiz y Tomás Piñas forman parte del equipo de tenis de mesa paralímpico impulsado por el pasado y el presente de su región aunque con un futuro empequeñecido
Londres Actualizado: GuardarSe cuentan pocos países en el mundo que puedan competir en el tenis de mesa contra China y Corea del Sur. Alguna individualidad, algún generación espontánea o un esfuerzo extremo han logrado igualar o superar a los gigantes de este deporte aunque sin asustar a su legión de palistas. Entre ese grupo de no invitados de tercera fila se encuentra España, que ha recopilado algunos campeones continentales y destacados en el ránking mundial en los últimos años. Ante la vara de medir de los Juegos Paralímpicos los ibéricos han presentado a seis deportistas entre los mejores de la élite. Aunque lo llamativo de la situación es que la mitad de sus representantes son de la región de Granada, una provincia de menos de un millón de habitantes que aporta el mismo número representantes en Londres 2012 que delegaciones como Japón.
¿Cuál es el secreto? «No es algo de la noche a la mañana, sino de mucho más atrás», anticipa el paralímpico José Manuel Ruiz. «En el año 1992 había un montón de gente en silla de ruedas porque terminaban los Juegos de Barcelona y se llenaron estadios para ver deporte paralímpico. Tuvo apoyo y reclutaron por hospitales y asociaciones que te decían lo que podías hacer. En Granada teníamos a Manolo Robles, el mejor paralímpico de España (bronce en aquella edición), que nos ha enseñó a Tomás (Piñas) y a mí», secunda el veterano Miguel Rodríguez.
«Empecé en 1992 en un club que se llamaba 'La Raqueta Fama'. ¡Tenías que ver las fotos! Estábamos unos 25 por allí y nos traíamos todas las medallas y las copas», recuerda Rodríguez, bronce mundial en 2010. La semilla sembrada en Barcelona germinó por la ciudad nazarí gracias al impulso y los éxitos del club Caja Granada que lograría 25 campeonatos de liga consecutivos y el contagio del interés por el deporte de la pala también entre los minusválidos. "En Granada el tenis de mesa cuenta con mucha afición. De ahí que tengamos este potencial", señala Ruiz, plata por equipos en Pekín 2008 y en individuales en Sídney 2004, quien empezó a dar sus primeros raquetazos en Guadix con 17 años.
Sin embargo, el presente y el futuro se han ensombrecido con los problemas de la crisis mundial y la retirada del patrocinio de la Caja que sostenía al principal club, que llegó a sumar un presupuesto de 600.000 euros. «Ese poderío económico permitía traer buenos jugadores y un montón de niños en el mejor club que hay en España. Se motivaban porque tenían a He Zhi Wen, 'Juanito' (un habitual en los Juegos Olímpicos), entrenando al lado y era un estímulo increíble. Iban saliendo buenos entrenadores, que esa es la clave del tenis de mesa.... pero ahora está todo desangelado. Antes sacabas un poco de aquí y otro poco de allí pero ahora las empresas no pueden permitírselo», repasa Rodríguez.
Después del prolongado éxito («una referencia para España», asegura Ruiz) las soluciones para mantener alto el nivel deportivo de Granada no llegan y apunta a que su éxito se diluirá con el tiempo. «Algunas veces te plantean intentar algo o surgen ideas pero ahora estamos en unos Juegos y estoy concentrado en la competición, que es demasiado importante como para olvidarte del resto», reconoce José Manuel, profesor de educación física en un colegio de la región que compite en la clase 10 (le falta la mano derecha).
Por su parte Miguel, que cayó eliminado en la primera fase de los Paralímpicos de Londres en un grupo contra cinco de los mejores jugadores del mundo, ya piensa aportar su grano de arena para que sobreviva el tenis de mesa en Granada: «Poco a poco tiene que resurgir. Quiero empezar a ver si encuentro los medios suficientes para intentar dedicarme a enseñar. Empezaría sin cobrar, pero necesito medios para poder enseñar y motivar». No obstante, reconoce junto a su hija adolescente que será una tarea titánica: «Al que empieza hay que darle un caramelo, empezar a moverlo para se vaya animando. Pero dinero no hay. Es la triste realidad. Debemos aprovechar el 'boom' de los Juegos para 'vendernos' un poco, pero aquí en España con cierto nivel solo estamos dos personas en sillas de ruedas que estamos pensando en retirarnos ya... El futuro es ninguno, pero no me voy a rendir».