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El Madrid sufre para disfrutar y llevarse una gran Supercopa

El baño en la primera parte no tuvo continuidad, porque los blancos, contra 10 durante más de una hora, se quedaron sin aire ante el orgullo y la calidad del Barça

MADRID Actualizado: Guardar
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El Real Madrid tuvo que sufrir para conquistar una gran Supercopa y dar un paso más hacia el final de la hegemonía de la que hasta hace cuatro meses presumía el Barça. Frente a 10 durante más de una hora, la superioridad y el insultante dominio ejercido por el Madrid durante la primera parte no tuvo continuidad y los blancos acabaron pidiendo la hora, porque acusaron su bajo estado de forma, el enorme esfuerzo realizado durante un periodo en el que dieron un auténtico baño a los azulgrana. Para que el Madrid de Mourinho ganase por primera vez una eliminatoria al Barça e impidiese la celebración azulgrana en el Bernabéu. Pudo dejar sentenciado el título en el primer tiempo, pero perdonó, y cuando se quedó sin aire, estuvo acogotado frente a un Barcelona que sacó a relucir su calidad y orgullo. De la valentía se pasó al pánico. Valdés, el mismo que regaló media Supercopa en la ida, salvó a su equipo de una goleada, pero fue quien permitió que el Barça tuviese esperanzas hasta el final. Y Casillas, otra vez inmenso, se encargó de fulminar a los azulgrana. Y Messi falló la última ocasión de una Supercopa vibrante. Enorme.

Aunque el equipo azulgrana arrancó como siempre, autoritario y pegado al balón, el gol de Higuaín, poco después de fallar un mano a mano ante Valdés, revitalizó al Real Madrid y provocó un giro radical en un partido en el que los blancos retrataron a una defensa a la que no se le recordaba un desconcierto tal desde hace más de cuatro años. Con los mejores, con atrevimiento, con la actitud y la fuerza psicológica que deseaba Mourinho, y con los mejores sobre el campo. Sin sistemas ultradefensivos ni actuando a merced del Barcelona, como otras veces ha hecho ‘Mou’. Jugándole de tú a tú a un Barcelona que se quedó a última hora sin Alves por lesión y que sufrió y fue desbordado como nunca. El Madrid, sin embargo, recuperó a Pepe, vital para llevar arriba a la defensa y permitir la presión adelantada, y también, con respecto a la ida, en el equipo inicial a un Marcelo que resurgió como lateral izquierdo, a Di María, y a Higuaín, titular en detrimento de Benzema, aunque si el argentino, salvo en el gol que abrió el marcador, estuvo nefasto ante Valdés.

Dos graves errores defensivos, de Mascherano y Piqué, en solo ocho minutos, hundieron al Barça, y la expulsión de Adriano por placar a Cristiano acabaron por sepultarle. El golazo de falta de Messi, ¡en el primer disparo a puerta de los azulgrana!, le permitió al Barcelona mantenerse con vida, pero con 10 en el campo el equipo de Tito no tuvo opciones. Mourinho siempre se quejaba de que contra el Barça era imposible que su equipo acabase con once en el campo, pero Adriano se ganó la roja y el defensor del título vivió así un suplicio. El Real Madrid marcó ‘solo’ dos goles, pero pudieron ser perfectamente tres más si no llega a ser por Valdés, que salvó a su equipo. ‘Mou’ adelantó que Pepe, tras ser padre, iba a estar «mejor que nunca», y su compatriota le dio la razón. El central estuvo de nuevo imperial, y de sus botas salió el pase en largo que culminó el ‘Pipita’ tras una patada al aire de Mascherano. Cuando el Barça estaba acogotado, otro lanzamiento desde el propio campo lo recogió con una espuela impresionante Cristiano y el crack se la clavó a Valdés, que no estuvo ahí nada fino.

Héroe Casillas

El Bernabéu se frotaba los ojos ante la tremenda superioridad de su equipo, su velocidad y su precisión. Y, sobre todo, porque con una exhibición, consiguió mandar siempre y dejar sin la pelota al Barcelona, perdido sin la posesión, lento como nunca y sin enlazar una sola jugada. Todo lo anterior, la presunta inferioridad física del Madrid, se olvidó de repente. Los blancos se olvidaron de las piernas pesadas y fue el Barcelona el que se movió sin recursos, asustado cada vez que el rival atacaba e incapaz de superar la presión local. Sin balón y entregado ante el ánimo y la ambición madridista, estaba muerto, aunque Messi le diese un poquito de vida al filo del descanso. Porque jugar con uno menos con un Madrid pletórico fue una losa demasiado pesada para los azulgrana, que apostaron en principio por replegarse tras el descanso, conscientes de que a la contra, los de Mourinho podían hacer mucha sangre. Se tomó un respiro el Madrid, ya desde los últimos minutos de la primera parte, y en cuanto el Barça volvió a recuperar el balón, aquello sí que se puso verdaderamente serio.

La tregua blanca duró demasiado, quizás porque a los blancos les empezó a pesar sobre todo el físico. El Barcelona dio un paso adelante y echó para atrás a los de Mourinho, pero los azulgrana comenzaron a rondar el empate. Al Madrid le entró entonces el miedo, y el gol del título lo tuvo Pedro a falta media hora. El héroe volvió a ser Casillas, que poco después volvió a aparecer ante el extremo canario para desbaratar otra. Con el balón, jugando sereno al fútbol, a pesar del jugadón de Khedira que destrozó, otra vez, Valdés, el Barcelona volvió a poner las cosas en su sitio, pero le faltó profundidad y remate para impedir el éxito del Madrid, que se hinchó al final a achicar balones.