Casco, espada y vino
Un recorrido por las fiestas de moros y cristianos, de romanos y cántabros, romerías vikingas y otras dramatizaciones
MADRID Actualizado: GuardarNo se extrañe si de visita en un pueblo levantino se encuentra con un regimiento de guerreros medievales desfilando por sus calles. En Santander también puede toparse con toda una legión romana, senadores incluidos, sentados alegremente en una cervecería. Y, por favor, no se asuste si durante sus vacaciones en Galicia otea en el horizonte un barco cargado de vikingos, no pasa nada, no vienen a devastar el pueblo ni a llevarse a las mujeres, es una romería vikinga. Simplemente pregunte y únase a la fiesta.
Son dramatizaciones basadas en las batallas históricas que han tenido a la Península Ibérica como protagonista a lo largo de su historia, osea muchísimas. Y algunas tienen tanta historia como los hechos a los que representan.
Es el caso de las fiestas de moros y cristianos, que empezaron a celebrarse en plena reconquista. Las más antiguas datan de 1150, las de Lérida, de 1426 en Murcia y en 1463 las de Jaén. Sin embargo es la Comunidad Valenciana la reina: Orihuela, Valencia, Calasparra, Jumilla, Villena, Alcoy… Y se puede seguir contando.
Las de Caudete (Albacete), declaradas de interés turístico nacional, recrean la invasión musulmana de la ciudad y la posterior reconquista por parte de las tropas de Jaime I de Aragón 'El Conquistador'. Se representan en tres actos: La Entrada, La Enhorabuena y el Ruedo de Banderas. Cuentan con una antigüedad de nada menos que 400 años. Y se celebran entre el 5 y el 10 de septiembre.
Aunque cada villa tiene su propia tradición lo más habitual es que cada bando esté formado por peñas. Cada año, una de ellas, tanto moras como cristianas, aportan un capitán o rey (dependiendo del lugar) a cada uno de los bandos. Este líder temporal encabezará al resto de su peculiar ejército durante todas las representaciones.
Una de romanos
Con el nombre de invasiones Cántabras, se celebra en Santader como cada año la tradicional representación de la llegada de las tropas romanas de Aquitania a Portus Victoriae, donde se cree que se fundó la capital.
Este domingo, junto a las nueve legiones romanas, desfilarán también dos formaciones civiles (Senadores y Magistrados) y dos religiosas (adoradores de Jano y seguidores de Baco). Un total de 1.500 personas que llenarán de color sus calles.
Han levantado incluso un Circo Máximo con gradas habilitadas para que al menos 3.000 espectadores sigan los actos sentados. Y un campamento que es el mayor parque de recreación histórica de todo el norte peninsular (según destaca la organización).
Sin embargo la más gamberra, aunque no menos divertida, es la romería vikinga de Catoria (Pontevedra). Así como lo oye, romería vikinga. Se viene celebrando el primer domingo de agosto desde 1960 y consiste en una recreación tono festivo del papel que desempeñó este pueblo para defender Galicia del ataque de los piratas normandos. Para ello, los habitantes de Catoira se convierten en vikingos por unas horas y recrean un desembarco en las Torres del Oeste (las dos torres que aún quedan en pie del castillo prerrománico Castellum Honesti).
El vino se mezcla entre los combates entre vecinos (unos hacen de invasores y otros defienden el pueblo) y acaba manchando a todos por igual. Al final del día, muchas agujetas, algún que otro moratón, pero con una satisfactoria sensación de haber hecho el vikingo por un día.