Hasta que el verano... ¿nos separe?
Algunos consejos prácticos para sobrevivir a la pareja en las vacaciones estivales
MADRID Actualizado: GuardarVacaciones, ¡por fin! La rutina queda interrumpida por el sol, el relax y mucho tiempo de ocio. Pero esta ecuación de la felicidad puede convertirse en la fórmula de la ruptura conyugal. Concretamente, para una de cada tres parejas la prueba de la hamaca se ha convertido en la prueba de fuego de la convivencia. Y es que, dicen que el roce hace el cariño. Pero no sólo eso, también genera problemas y discusiones. Más aún cuando las altas temperaturas cuecen las relaciones hasta hacerlas estallar. ¿Será el calor?¿Será el liberarse de las tensiones del trabajo? ¿O quizá vestirse con menos ropa?
Sea como fuere, las estadísticas del Instituto de Política Familiar muestran que el verano es el causante de una de cada tres rupturas en España. Aunque las separaciones se dan a lo largo de todo el año, son las vacaciones estivales y el inicio de curso, -en concreto, los meses de septiembre y octubre-, las fechas en las que se da un mayor porcentaje de rupturas.
El hecho de pasar más horas en pareja pone en evidencia en muchas ocasiones que lo que durante el año parecían problemas derivados de la vida cotidiana -el estrés, la conciliación entre vida profesional y vida familiar o los pocos ratos libres- en realidad eran dificultades de fondo en una relación, que no pueden curarse durante el veraneo.
¿Quiere irse de vacaciones con su novi@ y volver con el/la? A continuación unos consejos sencillos para ayudar a que la pareja pueda sobrevivir a tan témido periodo.
- Diseñar las vacaciones según las preferencias de ambos. En este caso no es recomendable ceder y dejar que el otro elija. Se debe tener en cuenta el carácter de los miembros de la pareja. Hay que buscar un viaje o distracción que se acomode a sus necesidades. Las vacaciones son sagradas para todos, debe haber consenso. Así que hay que ponerse de acuerdo en cuanto al destino y si a uno le gusta la playa y a otro la montaña, buscar un hotel en el campo rodeado de naturaleza, pero relativamente cerca de la costa y con acceso a una cala.
- Repartir responsabilidades apriori. Decidir quién ducha a los niños, quién hace los desayunos, quién se encarga de la compra/comida, quien pone la lavadora o saca las cosas del lavaplatos, quien está con los niños durante la siesta-si estos no se duermen- o cómo se reparten por días se convierte en atrea fundamental para que descansen los dos.
- Desconectar de las dificultades cotidianas. Hay que evitar por todos los medios los temas espinosos, hablar de los problemas laborales y las faenas que te ha hecho tu jefe solo hará que te hierva la sangre. Está terminantemente prohibido atender llamadas de la oficina, ir con el móvil a todas partes por si pasa algo, etc. Tampoco son temas recomendables la economía familiar, los gastos de la vuelta al cole de los hijos, cómo vamos a pagar las facturas de septiembre… ¡Carpe diem!
- Fomentar la comunicación. Hablar de lo que sea, por banal y absurdo que parezca es bueno para la relación. Pero siempre y cuando sean cosas agradables. Por ejemplo, de lo bien que ha dormido, del día tan fantástico que hace, lo rico que está el desayuno, cuánto le apetece salir a explorar la zona…
- Limitar las visitas 'incómodas'. Si las familias políticas o los amigos son un "problema", habrá que determinar cuánto y cuándo se les visita o se les recibe. Este tema tiene que estar negociado entre la pareja de antemano, pues se trata de una cuestión muy delicada en la que alguno de los dos podría sentirse herido con facilidad. Ambos tienen que cumplir con lo pactado. Si sigue habiendo desacuerdos, se hablan hasta que se llegue a situaciones lo más satisfactorias posibles para ambos.
- Dedicar tiempo tanto a la pareja como a uno mismo. Lo mejor de las vacaciones es que, por fin, podéis compartir ratos de ocio y descanso con tu pareja sin prisas, así que hacedlo. Pero no olvides que cada uno necesita su espacio. Es bueno mantener una parcela exclusiva y privada para echarse una siesta, darse un baño solo, leer el periódico, tomarse un rato para cuidarse en el spa..
- Incentivar la imaginación durante las relaciones íntimas. El cambio de escenario es una buena oportunidad para explorar nuevas vías y maneras de intimar. Atrévete a introducir nuevos juegos y elementos en tu vida sexual. Agua, helados, frutas sabrosas, lugares recónditos, un paseo bajo las estrellas…