Cristina Fernández presenta el nuevo billete con el rostro de 'Evita'. / Marcos Brindicci (Reuters)
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Cristina Fernández resucita el legado político de 'Evita'

La mítica imagen de la segunda esposa de Juan Perón sigue siendo reinvidicada por sectores antagónicos del peronismo

BUENOS AIRES Actualizado: Guardar
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La presidenta argentina Cristina Kirchner intenta recuperar el legado político de la carismática Evita, a 60 años de su muerte, una mítica figura siempre disputada en el heterogéneo peronismo ahora en el poder.

"El peronismo le debe mucho a Evita, y una mujer más aún. Mucho de la construcción política que ha hecho el kirchnerismo tiene que ver con Evita", afirma el historiador Felipe Pigna, autor de 'Evita, jirones de su vida', de reciente aparición.

La mítica imagen de la segunda esposa del tres veces presidente Juan Perón (1946/52, 1952/55 y 1973/74) sigue siendo reinvidicada por sectores antagónicos del peronismo, un movimiento popular que se erigió como la mayor fuerza política argentina desde la segunda mitad del siglo XX.

Mucho antes de que la actual presidenta llegara al poder en 2007, la tercera esposa de Perón, María Estela Martínez, a quien llamaban 'Isabelita', intentó infructuosamente emular a Evita durante su Gobierno de dos años tras el fallecimiento de su marido el 1 de julio de 1974. De tendencia derechista y poco preparada intelectual y políticamente, 'Isabelita' logró lo que no le habían permitido a Evita dos décadas antes: compartir como candidata a la vicepresidencia la fórmula de Perón en 1973. Tras la muerte de Perón, 'Isabelita' asumió la presidencia y dirigió un Gobierno desastroso, abortado por un golpe de Estado militar en 1976.

Similitudes y diferencias

En cambio, el carácter fuerte, la buena oratoria y el gusto común por las vestimentas lujosas, son algunas coincidencias entre la presidenta Kirchner, de 59 años, y la mítica dirigente que, vestida de Christian Dior y luciendo joyas costosísimas, desafió a la élite, que la consideraba una intrusa en el poder.

Los historiadores coinciden no obstante en mostrar diferencias y enmarcar en sus contextos históricos a Kirchner y María Eva Duarte, quien tuvo un meteórico crecimiento político después de conocer a Perón en 1944 hasta su muerte prematura de cáncer a los 33 años, el 26 de julio de 1952. "Tienen otra formación, otra vida. Cristina es un cuadro intelectual, de clase media universitaria y con recorrido parlamentario. Evita era la intuitiva, era el cable a tierra de Perón, su contacto con los trabajadores", apunta el historiador Norberto Galasso, autor del libro 'La compañera Evita', que acaba de ser editado.

Esta actriz de radioteatro que forjó su mito en los últimos cinco años de su vida, "le da su impronta al peronismo y lo cambia radicalmente", agrega Pigna.

"Sin Evita, es difícil pensar un país hoy con una presidenta como Cristina, por más antipática que caiga, que le importa un bledo caer bien o mal. Evita ya había mostrado su iracundia, hasta desmarcándose de Perón", analiza la historiadora Ema Cibotti, especializada en historia social.

Su trayectoria muestra hechos tan contradictorios como una visita al aislado régimen de Francisco Franco en España en 1947 o su plan para distribuir unas 5.000 armas y la formación de milicias obreras tras un intento de golpe de Estado contra Perón en 1951. Esta última es la Evita que reivindicó la izquierda del peronismo, en particular la organización guerrillera Montoneros, que habia adoptado el slogan "Si Evita viviera, sería montonera" en los años 70.

Eva "era la más odiada pero la más amada, la más agraviada pero la más venerada, la más vejada pero hoy eternamente victoriosa", resumió Cristina Fernández al inaugurar hace un año una imagen de Evita, hecha de hierro, que cubre la fachada del ministerio de Desarrollo social, en pleno centro de Buenos Aires.

Axiomas del peronismo

"La principal herencia dejada por Evita es la instalación en la agenda política de dos temas: el de la mujer y el de lo social a partir de la Fundación Eva Perón, atendiendo a las necesidades de los sectores populares", señala Pigna.

A instancias de Eva Perón, se instauró el sufragio femenino en Argentina, donde las mujeres votaron por primera vez el 11 de noviembre de 1951. "Hay un legado que va más allá del peronismo y es su capacidad para acercarse a la gente, tocar al otro, romper el cerco", inaugurando una forma de hacer política que quedará arraigada en Argentina, resalta Cibotti.

Su trabajo en la fundación, por donde desfilaban diariamente cientos de persona que atendía personalmente, fue mal visto por la oligarquía y criticado incluso por la izquierda marxista, que lo caracterizaba de asistencialismo propio de una dama de beneficiencia, contrario a la conciencia de clase, aunque para ella era "estrictamente justicia".

Los discursos y postulados de "la abanderada de los humildes" y la forma de dirigirse a sus "queridos descamisados", como llamaba a los trabajadores, son reactualizados y tomados como axiomas por el peronismo.

Tal era el odio que le profesaban sus adversarios, que durante su enfermedad, en los barrios ricos de Buenos Aires aparecían leyendas en las paredes con la consigna: "Viva el cáncer".

Según Cibotti, con el tiempo "hasta la oligarquía la perdonó", como parece demostrar una exposición en ocasión del 60 aniversario de su muerte coorganizada por el partido PRO (derecha) del alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, opositor a Kirchner.