LOS RESTOS DE LA ii gUERRA MUNDIAL

'Última oportunidad' contra los criminales nazis

La detención de László Csizsik-Csatary, de 97 años y presunto autor de la deportación de unos 15.700 judíos húngaros, puede ser una de las últimas operaciones contra los responsables del genocidio

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La fiscalía general de Budapest anunció el pasado miércoles la detención del presunto criminal de guerra nazi László Csizsik-Csatary, después de que fuera localizado el pasado domingo por periodistas del diario británico ‘The Sun’. Un anciano de 97 años al que se identificó como el expolicía responsable de la deportación de más de 15.700 judíos, enviados en los trenes de la muerte al campo de Auschwitz-Birkenau. Su especialidad eran los judíos ricos a los que torturaba para tratar de hacerse con su dinero.

La localización de Csizsik-Csatary se produjo en el marco de la campaña impulsada por el Centro Simón Wiesenthal y su proyecto ‘Operación: Última Oportunidad’ emprendida con el objetivo de identificar y llevar ante la justicia a los criminales de guerra que aún viven. Se trata ya de una carrera contra reloj, ya que a estos nazis nonagenarios les restan pocos años de vida y a causa de su salud la comparecencia ante los tribunales resulta muy problemática.

No deja de sorprender que muchos de los prófugos del Holocausto hayan conseguido hacerse con nuevas identidades y encontrar refugio durante largos años en otros países. Resulta evidente que a pesar de la participación de estos asesinos en actos atroces, se beneficiaron de extensas y eficaces redes de connivencias que sobrevivieron al final de la Segunda Guerra Mundial.

Como demostró la admirable labor del matrimonio Klarsfeld, numerosos criminales nazis lograron construirse una nueva vida en otros países o en Alemania e incluso alcanzar las altas instancias sociales y políticas de la nueva República Federal de Alemania. Además de delatar a destacados nazis que vivían con total impunidad, como Klaus Barbie, el ‘carnicero de Lyon’ o el exjefe de la Gestapo, Kurt Lischka, Beate Karsfeld llamó la atención internacional al abofetear el público a Kurt Georg Kiesinger, un exnazi que se convirtió en el líder de la CDU alemana y en canciller de la RFA. El matrimonio también contribuyó a denunciar el pasado nazi del exsecretario general de la ONU, el austriaco Kurt Waldheim.

La caza de los segundos de abordo

Atrapar y procesar a los grandes jerarcas del régimen hitleriano fue relativamente fácil, pese a algunas fugas destacadas, pero miles de ejecutores de segundo y tercer nivel, como el húngaro Csizsik-Csatary, consiguieron emigrar a otros países y tomar nuevas identidades. De hecho, en la lista que el Centro Simón Wiesenthal ha elaborado con los nombres de los diez criminales nazis más buscados, la mayoría son poco conocidos y otros como Aloïs Bruner, capitán de las SS responsable directo de la deportación de más de 120.000 judíos, o Aribert Haim, el ‘doctor muerte’ de Mathausen, se creen que ya están muertos.

Otro obstáculo que ha servido para que muchos nazis se fuguen a otros países o dilaten indefinidamente sus procesos lo ha constituido el procedimiento legal a cumplir para que se le retirara la nacionalidad y fueran deportados

Aunque el llevar ante la Justicia a estos ancianos al borde la muerte pudiera parecer un afán de venganza, el horror que provocaron y en el que participaron fue tan terrible que después de una apacible vida, lo menos que merecen sus víctimas es que sean expuestos ante la vergüenza pública y que sus últimos días vivan amargados por el recuerdo de sus crímenes.