VIVIR EN POSITIVO

¿Por qué nos angustia tanto la prima de riesgo?

¿Cómo afecta a nuestra psique el bombardeo de información económica negativa?

MADRID Actualizado: Guardar
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Las noticias sobre la crisis financiera se repiten varias veces al día, en periódicos, televisiones, radio, tertulias, etc. Prima de riesgo, rescate, recapitalización, préstamo, deuda soberana… Él código financiero ha invadido la vida cotidiana a través de los datos con los que nos bombardean. Y la mayor parte del tiempo con un tinte dramático que acaba afectando al estado general del bienestar. Raro es el día en que no nos enteramos de que algún amigo o conocido tiene dificultades en su trabajo. Si en algún momento las cosas parecen mejorar, no hay que alegrarse mucho, pues al día siguiente, casi con seguridad, empeorarán. La sensación permanente es que nos encontramos al borde de la quiebra.

Más frágiles

¿Qué tipo de ruptura nos acecha? ¿Solo es un proceso económico? ¿En qué modo afecta al estado psicológico esta crisis? ¿Qué tipo de neuróticos insaciables nos han llevado a este estado de cosas?

Una crisis económica como la que estamos padeciendo puede empujar a las personas a sufrir dificultades emocionales. Durante estas etapas, los cuadros depresivos y de ansiedad se incrementan.No solo nuestro bolsillo se ha visto afectado por esta situación. La incertidumbre ante el futuro y la excesiva avalancha de datos que el ciudadano común no entiende bien, y que realmente no sabe cómo y en qué le va a afectar, hacen mella en su ánimo. Algunas personas son capaces de sobrellevar este complicado y largo periodo, pero otros se ven desbordados y esto sucede cuando el tema "crisis" se convierte en el eje principal de toda su vida. Lo que está sucediendo provoca un estrés desmesurado debido al terror y el miedo inducidos por la intoxicación de noticias al respecto y la alarma social que se crea y que es algo que siempre afecta más a todos aquellos que están en una situación de mayor precariedad psicológica. La preocupación por la falta de recursos, así como por la ausencia de trabajo, genera en los adultos irritabilidad, desesperación, angustia y, a menudo, depresión y violencia. Los adultos se sienten impotentes, incapaces de proporcionarse no ya bienestar, sino, en muchos casos, las condiciones básicas para sostener a los seres queridos que dependen de ellos.

(Más información en: MujerHoy.com)