Los tatuajes que llegan

Las modas van y vienen y los tatuajes no son una excepción. Es habitual ver a personas con los rostros de familiares, escudos de equipos de fútbol o el nombre de sus parejas grabados en la piel. También se ven palabras en otros idiomas como el japonés o el élfico, que muchas veces tienen una traducción no esperada por la persona que lo porta. La mayoría tienen un motivo personal y a veces íntimo, pero los tatuajes maoríes, que están empezando a causar furor en Occidente, representan una tradición tan ancestral como su significado.

Chimé Tatau está considerado uno de los maestros en el tatuaje maorí y domina a la perfección tanto las técnicas modernas (agujas eléctricas) como las más tradicionales, que consisten en inyectar la tinta mediante cortes realizados por un pequeño cincel. Este artista de su gremio nació en la pequeña isla de Moorea, en la Polinesia Francesa, y recoge el testigo de sus ancestros, los mismos que hace cientos de años llevaron a los tatuajes más allá de su sentido estético, y los usaron para establecer jerarquías y propiciar el respeto hacia quien los llevaba.

Él explica que la decoración del rostro, para los más atrevidos, debe estar basada en una combinación de espirales con una serie de líneas formando un modelo simétrico, la clásica imagen del maorí. Estás espirales también se pueden tatuar en las nalgas. La forma de los brazaletes de los antebrazos representa la historia familiar y deben ser diseños únicos, por eso los tatuadores maoríes son tan celosos de sus creaciones y no se copian entre ellos.

Una casa representa la protección del hogar y un caballito de mar, especie cuyos machos llevan a cabo la gestación de las crías, simboliza la paternidad responsable. La tortuga se relaciona con la navegación y con la libertad, ya que protagonizan largas migraciones en la Polinesia. Todo lo contrario que la estrella de mar, que simboliza la paciencia y tenacidad, ya que se aferran a la arena si son atacadas.

Los tatuajes maoríes son creaciones hermosas y originales, pero tienen sus propias reglas y es mejor confiar en tatuadores nativos a la hora de grabarse un dibujo en la piel. No en vano, la palabra inglesa Tattoo, tan popular como universal, es la única palabra de ese idioma que procede del maorí: Tatau. Por algo será.