Millar celebra su triunfo en la línea de meta. / Ap
CICLISMO

Millar, embajador del nuevo ciclismo

Ganó la etapa, con Egoi Martínez en tercera posición, después de una larga escapada

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“En este Tour, trabajaré veinte días para mi equipo, pero quiero uno para mi». «Hace diez años odiaba el ciclismo porque había destruido mi vida». «En España el dopaje era percibido como una pasarela normal hacia el profesionalismo». Esas son algunas de las frases que David Millar, el vencedor en Annonay, dijo en su momento para promocionar el libro que ha escrito, ‘Pedaleando en la obscuridad’, en el que confesó, por escrito, que se dopaba, algo que ya había dicho muchos años antes a la policía, cuando corría en el equipo Cofidis, lo que le costó dos años de sanción, además de la pérdida del Campeonato del Mundo contrarreloj de 2003.

Millar logró salir de ese infierno gracias al equipo Saunier Duval, que le tuvo que dejar dinero hasta para comprar ropa porque el positivo le obligó a pagar una multa muy fuerte económicamente y le permitió volver a correr.

Desde entonces ha sido un enemigo declarado del dopaje este escocés que se crió en Hong Kong, de 35 años de edad, que lleva quince años de profesional: «No he olvidado el pasado de lo que yo fui. Para mi el ciclismo es ahora un nuevo deporte. Ahora soy un corredor limpio», explicaba en la llegada. «Creo que soy un corredor representativo de nuestro deporte, que ha reconocido sus errores» dijo en la rueda de prensa. Se ha convertido en un embajador del nuevo ciclismo. Sobre Wiggins comentó que «es un gran profesional y cuando se marca un objetivo hace todo por conseguirlo». Lograba Millar su tercera victoria de etapa en el Tour, que se unen a las tres que ha ganado en la Vuelta a España y a una que logró en el Giro de Italia.

En 2002 consiguió uno de esos triunfos en el Tour por delante de David Etxebarria en Beziers. Se terminó jugando la etapa con el francés Peraud. Los dos formaron parte de una fuga en la que estaba Egoi Martínez, además de Cyril Gautier y Robert Kiserlovski. Llegaron a contar con doce minutos de ventaja, que se quedaron finalmente en 7:54.

Las mujeres de por medio

No tuvo mayores problemas Bradley Wiggins, al menos en la carretera. Le llegaron de fuera de ella. Tiene quemaduras en los brazos porque le alcanzaron unos cohetes que tiraron unos aficionados a 25 kilómetros de la meta. «Les hemos tirado bidones a los que nos los lanzaron. Tengo algunas quemaduras en los brazos y las piernas. En la parte final de la etapa ha habido cierta tensión porque sabíamos que iba a producirse una lucha importante por los puntos para el maillot verde». En la llegada, efectivamente, los puntos en juego provocaron una fricción entre Matthew Goss y Peter Sagan. El australiano dio la impresión de que cerraba un poco a Sagan. Se le entendió al eslovaco lo que le dijo a Goss en perfecto italiano: «Vaffan culo. Che cazzo fai?», que traducido al castellano quiere decir «vete a tomar por c....... Qué haces». Goss fue descalificado a la última plaza del grupo, por lo que Peter Sagan sumó unos puntos importantes para el maillot verde.

Si en una etapa Mark Cavendish puede hacer de aguador para llevar bidones de agua a sus compañeros de equipo que van en cabeza de grupo trabajando, es que lo que está ocurriendo en la carretera no resulta muy interesante, por no decir que el pelotón camino bajo la resignación del dominio del Sky, que continúa manejando los tiempos de la carrera a su antojo, sin cometer errores. Eso es lo que llama la atención en el líder, que no ha cometido ningún error, ni de precipitación, ni tampoco de colocación, ni de salir a por ningún corredor, aunque ayer decidió dar un golpe de autoridad y se metió en una escapada para decir aquí estoy yo. «Lo hice para tranquilizar un poco los ataques que había y descargar al equipo del esfuerzo que estaba realizando».

Por si no hubiese suficiente con lo que pasa en la carretera, la mujer de Bradley Wiggins y la novia de Christopher Froome se han enzarzado en twitter. La primera mandó uno mensaje a la mujer de Michael Rogers y a la novia de Richie Porte: «Habéis sido fieles con Bradley», les decía. La novia de Froome los vio y puso en su Twitter: «¿No te has olvidado de algún nombre». Hasta ahí ha llegado todo, de momento. La escapada que mandó durante toda la etapa le venía muy bien al Sky y mal a otras formaciones, como el Orica, que no metió a nadie en la fuga. Se pusieron a trabajar para anularla, pero lo hicieron demasiado tarde. Nadie les ayudó. Gestionar esos intereses será importante para Sky. Intentará conseguir que otros le hagan el trabajo. Se dedicaron a mantener una diferencia que no fuese de escándalo, también por cierto de forma muy parecida a lo que acostumbraba a hacer el equipo de Armstrong. Se controla el pelotón con un desgaste mínimo.

Si a un líder le define la regularidad, lo de Bradley Wiggins en las doce primeras etapas del Tour se puede decir que es puntualidad inglesa. Fue segundo en el prólogo de Lieja que ganó Cancellara y primero en la contrarreloj de Besançon.

En las dos llegadas en alto que hemos tenido, de las tres que hay en toda la carrera, no se olvide, terminó tercero en La Planche des Belle Filles y sexto en La Toussuire. Mejor es imposible hacerlo. Por eso está donde está. Sólo le quedan dos etapas complicadas en los Pirineos...y la contrarreloj llana antes de llegar a Paris.

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