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Cataluña indemniza con 450.000 euros a un incapacitado

Un mal diagnóstico provoca una parálisis irrevocable en las extremidades inferiores de un paciente en Barcelona

BARCELONA Actualizado: Guardar
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El Servicio Catalán de la Salud (CatSalut) ha llegado a un acuerdo extrajudicial para pagar 450.000 euros a un paciente que quedó incapacitado en 2010. El motivo fue un retraso en el diagnóstico que llevó a una intervención quirúrgica tardía. El acuerdo, alcanzado por El Defensor del Paciente, reconoce los "daños y perjuicios causados como consecuencia del accidente sanitario", contempla el pago inmediato de la compensación y da por saldado el problema, evitando así futuras reclamaciones judiciales.

Los sucesos se remontan a julio de 2010, cuando el paciente J.J.M., de 43 años, acudió al servicio de urgencias del Hospital de Bellvitge en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona), aquejado de un dolor lumbar irradiado a la extremidad inferior derecha. Los profesionales del centro le diagnosticaron una lumbalgia mecánica y le remitieron a su domicilio, pese a que contaba con antecedentes de lumbociática de repetición con antecedentes de hernia discal lumbar.

El hombre regresó al día siguiente por una agravación del dolor, aunque nuevamente le recetaron analgésicos y lo volvieron a remitir a su domicilio, según El Defensor del Paciente, lo que obligó al enfermo a reingresar transcurridas dos horas y media con signos de inicio del síndrome de cola de caballo o de cauda equina.

Una resonancia para el diagnóstico

Durante el reingreso, los síntomas de dolor y afectación neurológica continuaron y se mantuvo el diagnóstico erróneo de lumbociática, si bien la entidad considera que una resonancia magnética habría detectado el problema real y habría revelado la necesidad de aplicar el "único tratamiento posible", esto es, la intervención quirúrgica inmediata para evitar que el síndrome derivase a completo.

El paciente, que estuvo ingresado en el Hospital de Bellvitge doce días antes de que se le practicara la resonancia magnética, empeoró su estado en este tiempo con una pérdida de sensibilidad en las extremidades inferiores e incontinencia fecal y esfinteriana, que derivó en una retención urinaria. A pesar de todo ello, el cirujano todavía retrasó la operación quirúrgica otros dos días, lo que definitivamente provocó la evolución del síndrome de cauda equina a una forma completa de la en fermedad, lo que evitó la recuperación funcional.

Además de todos estos episodios, el paciente tuvo que someterse a una nueva intervención para extraer los restos distales que no se extirparon durante la primera operación.