CUMBRE EN BRUSELAS

¿Qué se juega España en el Consejo Europeo?

En plena recesión y falto de oxígeno financiero, el país espera medidas urgentes que frenen a los especuladores y alivien la factura de la deuda

MADRID Actualizado: Guardar
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España espera del Consejo Europeo que adopte con la máxima urgencia acciones que detengan la escalada de la rentabilidad que los inversores exigen a la deuda. Hasta ahora, las compras de bonos por el Banco Central Europeo en el mercado secundario, o las grandes subastas de liquidez a la banca solo han servido de parches temporales. El Gobierno confía, además, en obtener las mejores condiciones para el rescate bancario, de manera que el crédito que lo soporta no tenga carácter preferente, y no ahuyente a los inversores de los títulos públicos. También alimenta la esperanza de que, si no desde el principio, en algún momento pueda inyectarse el capital europeo directamente a las entidades, para que no siga contaminando a la deuda pública.

-¿Bastará con un enunciado de buenos propósitos?

Se necesitan medidas inmediatas, y un calendario preciso que permita a los países más vulnerables llegar 'vivos' a la nueva estructura de la comunidad europea, la que pondrá a salvo a los sistemas financieros nacionales gracias a los mecanismos de control y de soporte (supervisor común, fondo de garantía, mecanismos de rescate) de la futura unión bancaria. Y España espera además un compromiso firme de reequilibrio entre las exigencias de disciplina presupuestaria y los incentivos al crecimiento. Los 130.000 millones anunciados en Roma serían poco más de un aperitivo, porque ni son fondos nuevos ni la cantidad que le puede corresponder en el reparto (unos 9.000 millones de euros) da para gran cosa.

-¿En qué situación llega España a la cumbre?

En plena recesión y falta de oxígeno, porque la financiación le resulta cada día más cara. El PIB de España cayó el 0,3% en el primer trimestre respecto a finales de 2011, la actividad se ha deteriorado aún más entre abril y junio y las instituciones públicas y privadas han corregido a la baja sus previsiones de crecimiento para este año y el próximo. Los expertos que colaboran en el panel de la Fundación de las Cajas de Ahorros prolongan la caída durante 2013. El Banco de España ha constatado que nada marcha bien, porque el frenazo económico de los principales socios comerciales ha recortado las exportaciones. Solo se salva el turismo: si Europa naufraga, también se retraerán los viajeros procedentes de este mercado.

-¿Por qué se han encendido las alarmas en las últimas semanas?

El coste de la financiación se ha disparado hasta niveles insoportables. Ni el Tesoro ni el sector privado se pueden permitir captar recursos con un diferencial de cinco puntos y medio respecto al bono alemán de referencia en el ámbito de una moneda compartida. No cabe el recurso a la devaluación, ni otras medidas de auxilio al alcance de los países que disponen de banco central propio. La asfixia atenaza a las instituciones más débiles: ayuntamientos que fueron derrochadores y autonomías fuertemente endeudadas, pero también a los que obtienen ingresos ajustados incluso en tiempos de bonanza.

-¿Está limitado el problema a los entes públicos?

Los tipos de interés bajos que acompañaron a la moneda única alentaron la inversión y el endeudamiento de las familias y las empresas privadas. Ahora hay que devolver lo que se tomó prestado, cuando los mercados mayoristas del dinero están prácticamente cerrados y se propaga el recorte de la calificación de solvencia que las agencias han aplicado a España. El sector eléctrico, por ejemplo, recuerda que tiene una deuda de 73.000 millones y se apoya en su difícil situación para reclamar la aplicación urgente de una reforma.

-¿Qué argumentos han utilizado las calificadoras para recortar la nota al Reino de España?

En pocos meses, la calificación de solvencia ha pasado del sobresaliente al aprobado raspado, a escasa distancia del 'bono basura'. Las firmas justifican este descalabro en la debilidad del escenario económico y en el descubrimiento de una crisis bancaria hasta hace poco no reconocida.

-¿A qué se ha debido la vuelta a la recesión tras los indicios de recuperación de 2010?

Los ajustes presupuestarios que empezó a aplicar España en la primavera de aquel año se sumaron al hundimiento de la construcción. Sin dar tiempo a un cambio de modelo productivo -se tardarán años en revitalizar determinadas industrias- la escalada del paro, el recorte salarial de los funcionarios y la congelación de las pensiones, entre otras medidas, estabilizaron primero, y derrumbaron después, la demanda de consumo doméstico. Desaparecieron los estímulos a la inversión y la confianza de los hogares y de las empresas se vino abajo.

-¿Qué factores agravaron la situación a finales de 2011?

Lo que empezó siendo un problema de relativamente pequeña dimensión, las dificultades de Grecia para atender sus compromisos de pago, unidas a los engaños a las instituciones comunitarias por parte de las autoridades del país heleno, sembró la desconfianza en otros estados de la zona, aunque por motivos distintos. Se sucedieron los rescates (Irlanda, Portugal) y los especuladores descubrieron un filón. Los Estados más vulnerables de la zona euro (España, Italia, incluso Bélgica o Francia en ocasiones), que no disponían de las armas de una política monetaria propia, han visto encarecerse su financiación exterior hasta niveles insostenibles.

-¿Por qué España, con una deuda pública inferior a la media de la zona euro, provoca ahora tan fuertes recelos?

La escalada de la deuda ha sido muy rápida, pero la principal causa de inquietud reside en el incumplimiento de los compromisos de déficit. De partida, habría que llegar a un 3% del Producto Interior Bruto en 2013, y el cierre del pasado año se alcanzó el 8,9%, según los últimos datos. De no modificarse, el calendario obliga a fortísimos ajustes. Pero si el Gobierno de Mariano Rajoy presenta en Bruselas, antes del 31 de julio, un presupuesto bianual convincente para el bienio 2013-2014, podría disfrutar de una prórroga hasta 2014.

-¿Qué otras iniciativas se están tomando para cumplir ese requerimiento?

Al recorte de gastos del Estado y el aumento de los impuestos se han ido sumando los ajustes en servicios básicos (sanidad, educación) gestionados por las autonomías. El Gobierno se ha propuesto disciplinar a los territorios tras las abundantes desviaciones del presupuesto. Pero la Comisión Europea ha concretado una lista de sugerencias de 'acompañamieto'. Medidas como la subida de las bases del Impuesto sobre el Valor Añadido o una nueva rebaja del sueldo a los funcionarios están en línea de salida para su aplicación.

-¿Por qué los sacrificios ya realizados no han detenido la ofensiva contra la deuda?

A los problemas de financiación pública se ha añadido el endeudaiento privado y sus secuelas. En los balances de muchas entidades de crédito españolas (hoy bancos, antes cajas de ahorros) se acumularon ingentes cantidades de préstamos al 'ladrillo', cuya dramática pérdida de valor se ha reconocido por etapas. Con el coste de la financiación por las nubes y la nula disponibilidad de recursos públicos, el Gobierno ha tenido que solicitar lo que se empeña en llamar "asistencia financiera europea", un rescate en forma de préstamo de hasta 100.000 millones de euros.