Madonna, durante el concierto que ha ofrecido en Barcelona. / Albert Olivé (Efe)
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La reina del Sant Jordi

Madonna cierra hoy su doble presencia en Barcelona

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Para empezar, salió al escenario con 40 minutos de retraso. Pero ya se sabe que a las divas les gusta hacerse esperar para caldear el ambiente y aumentar la provocación. Más aún si la puesta en escena consiste en recrear un rito religioso con sacerdotisas en una iglesia gótica. Procedente de Florencia, algunos de los que estuvieron la noche pasada en el Sant Jordi creen que el de Barcelona "no fue uno de sus conciertos más potentes", según la periodista Mònica Palenzuela. "Fan incondicional" de la cantante norteamericana, considera que basó "mucho de su repertorio en el último disco y se dejó bastantes clásicos por cantar". Jordi Maldonado, otro seguidor acérrimo que vibró en la grada, es de la misma opinión. ¿Lo mejor de la noche? "Like a prayer" y "Vogue", coinciden ambos al unísono. Con 'Like a virgin', en cambio, "se "cometió un crimen", la interpretó muy lenta, "un tostón", añade Palenzuela.

El problema, añade, es que si te habías leído las crónicas de los conciertos previos, sabías exactamente lo que iba a pasar en cada momento. No hubo nada de improvisación y el show transcurrió tal y como se esperaba. Igual que en Florencia, Roma, Milán, Londres, Berlín o las 26 ciudades europeas que integran el Tour Madonna 2012. En cualquier caso, en las redes sociales hubo más o menos empate entre los que estaban alucinados, asombrados y entusiasmados con lo que habían visto y los que no mostraban tanta euforia. “Emocionante, preparaos los que vayáis el jueves, la calidad del sonido ha sido excelente y ella es inmejorable”, dejaba una seguidora en el Twitter. “De vuelta a casa tras asistir al mejor concierto que jamás haya visto”, le respondió otra.

Según los fans, un buen momento del concierto fue cuando Madonna simula que le da una bofetada a Lady Gaga (ocurre en todos los conciertos de la gira) y luego empieza a sonar 'She's not me'. Aunque tiene un baúl con más de 700 trajes, los asistentes creen que no fue nada extravagante y que tiró mucho del negro. Se le vio de ‘majorette’ y hasta de pistolera justiciera. Tras mostrar un pezón en Estambul y bajarse el pantalón en Roma para enseñar su musculoso trasero, en Barcelona se mostró más recatada y apenas exhibió el tanga. Eso sí, la escena hizo las delicias de los fans que se lanzaron en tromba con sus móviles para tratar de sacar la mejor instantánea del momento. No dijo nada en catalán y tampoco se estiró demasiado en castellano. Y de los habituales guiños futboleros, nada de nada. En cambio, una vez más, con la 'txapela' puesta, cantó en euskera con el trío vasco-francés Kalakan, bailó, saltó, corrió, hizo gimnasia y hasta se le notó que a veces abusa del play-back. Los 20.000 que llenaron el Sant Jordi se volvieron locos

Madonna llegó el miércoles a Barcelona donde dio el primero de sus dos recitales en la capital catalana. El de ayer y el de hoy son las dos únicas actuaciones en España de la reina del pop, que como toda súper estrella deja su impronta no sólo en el escenario, también en el hotel, en el camerino y allá por donde pase. Alojada en el hotel Juan Carlos I, Madonna viaja con un séquito de 200 personas y exige de todo: desde la retirada de todos los muebles de su camerino (se ponen las piezas que ella trae), a la instalación de veinte líneas internacionales de teléfono o la presencia de rosas blancas y todas ellas cortadas al milímetro con la misma medida. A Madonna le acompañan 30 guardaespaldas, un instructor de yoga, un equipo de chefs, un acupunturista y cinco dobles. O sea, que si alguien le dice que la ha visto en la playa, comiéndose una paella en la Barceloneta, haciendo cola para ver la Sagrada Familia o montando en bici como en Florencia, desconfíe. Puede ser una doble.