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La venenosa manzana de la ultraderecha en Francia

Los conservadores de la UMP ceden a la tentación y dan libertad de voto para apoyar a candidatos del Frente Nacional

MADRID Actualizado: Guardar
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El lunes pasado todo auguraba una plácida semana ante la previsible mayoría socialista en la segunda vuelta de las elecciones legislativas francesas. El presidente François Hollande se permitía el lujo de tomar distancias con la 'melé', plenamente satisfecho con sus expectativas. Quien le iba a decir que su admirada y elogiada -hasta ahora- pareja le trastocaría los planes con un sonoro alboroto, a medio camino entre la crónica política y el cotilleo.

El tuit de la primera dama, Valérie Trierweiler, en el que daba su apoyo al contrincante de Ségolène Royal -excandidata socialista a las presidenciales de 2007, madre de los hijos de Hollande y con quien vivió veinte años- en la lucha por el escaño, prendió una inusitada polémica que pilló a contrapié al partido socialista y sobre todo al presidente francés. No hubo que esperar mucho a que tan suculentos ingredientes desataran reacciones de grueso y basto calibre. La líder ultraderechista Marine Le Pen habló de "las historias de bragas de la presidencia" y la propia Ségolène Royal denunció el machismo imperante en su propio partido.

Los fuegos de artificio han puesto algo de sordina a la decisión de la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP), la formación del expresidente Sarkozy, de dar libertad de voto a sus partidarios para apoyar a los candidatos de la extrema derecha en detrimento de los socialistas. Se trata de la primera ruptura en unas legislativas -ya se puso en práctica en unas cantonales- del llamado 'frente republicano', la barricada electoral levantada por los dos grandes partidos franceses por el que su aspirante, socialista o conservador, menos votado desistía en favor de su rival para evitar la victoria del candidato ultraderechista.

La tremenda sangría de tres millones de votos sufrida por la derecha el pasado domingo ha hecho cundir el pánico ante la posibilidad de que los socialistas obtengan hoy una victoria aún más rotunda.

El Frente Nacional (FN) de Marine Le Pen da así un paso más para la normalización política y el abandono del ostracismo al que le había condenado el mensaje toscamente antisemita y xenófobo de su padre. Esta victoria ideológica quizá pueda tener más futuro y rentabilidad política que los cuatro escaños que aspiran alcanzar los candidatos del FN. La derecha que lidera Sarkozy siente ya el aliento a su espalda de Le Pen, como se vio en las pasadas presidenciales con las concesiones de Sarkozy hacia los votantes de la ultraderecha en inmigración, fronteras o identidad nacional. Con el suelo europeo abonado por la crisis económica para los proyectos ultranacionalistas, la decisión de la UMP es una peligrosa semilla que Marine Le Pen hará todo lo posible para que crezca.