Foto: José Luis Armentia
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El enigma de un desnudo

El fotógrafo José Luis Armentia descubrió en una escuela de circo lo que no pudo encontrar en las agencias de modelos: la perfección de un desnudo olímpico

MADRID Actualizado: Guardar
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La joven gimnasta recibe aún sobre la lona el aplauso colectivo. Quince mil personas puestas en pie la vitorean mientras las televisiones siguen repitiendo ese último movimiento imposible. Los focos iluminan su piel sudorosa, los flashes de los fotógrafos retratan su respiración jadeante. Su entrenadora, el cuerpo técnico, sus compañeras gritan su nombre al pie de los graderíos. Los jueces deliberan… el mundo entero acaba de admirar un espectáculo de una belleza plástica increíble, pero ante la inmensidad del estadio, los miles y miles de watios de luz y sonido, las cámaras, los espectadores, esa belleza se diluye. Eliminemos pues a la gente, desmontemos el estadio, enrollemos el tartán, apaguemos las luces y silenciemos el volumen. Mandemos a casa a los periodistas, los jueces y los entrenadores. Dejemos solo a ella, a la joven gimnasta sobre la nada y despojémosle también de la malla para admirar el silencio de un cuerpo desnudo capaz de dibujar una obra de arte. Y ahora sí, disparemos. Click, click, click. Posturas alambicadas; brazos, torsos y piernas, que se retuercen armónicamente; músculos que van y vienen en una sensual elasticidad con la que exprimir todo el lirismo de una anatomía perfecta. ¿Hay erotismo? Depende del ojo que las mire, pero desde luego no es lo importante.

La enigmática protagonista de esos ejercicios de contorsionismo extremo ha sido retratada en su estudio de Madrid por el fotógrafo, José Luis Armentia (Vitoria, 1959), que estos días expone el resultado de estas largas sesiones en el Palacio Ducal de Medinaceli, en Soria. La mujer únicamente cubre su cara con una máscara de carnaval para respetar el nombre de la exposición: ‘Cuerpo sin rostro’. Pero tan sugerente como la complejidad de las posturas de nuestra anónima modelo es la historia que se esconde detrás de esas imágenes. Armentia, un profesional curtido en la fotografía de estudio, es de los que pelea hasta la extenuación hasta retratar la imagen que tiene en la cabeza. No es que fuera una obsesión, pero se propuso recoger con su cámara una serie de movimientos basados en las posturas femeninas adoptadas por las gimnastas olímpicas trabajando en suelo. “Esos movimientos encerraban una belleza increíble y yo quería captarlos pero sin el ‘ruido’ de todo lo que había alrededor”. Dicho y hecho. Anticipándose a una más que probable negativa, descartó desde el principio hacer la atrevida propuesta a las integrantes del equipo nacional, uno de los mejores del mundo.

Rápidamente se puso manos a la obra para tratar de localizar a una modelo dispuesta a hacer el trabajo. “Fue una auténtica odisea. Las modelos profesionales con las que habitualmente trabajo, que lo hacen francamente bien y tienen una espectacular capacidad de interpretación –cosa vital en fotografía¬-, no podían adoptar estas posturas. Busqué y pregunté, pero no localicé ninguna modelo que pudiese hacer este trabajo, así que miré hacia el mundo del circo. Hablé con circos, pero no conseguí nada. Luego lo hice con distintas escuelas de circo que localicé en Madrid. Finalmente, después de muchas llamadas y correos, encontré a una contorsionista que le interesó la idea y nos pusimos a trabajar”. Como dice Armentia, “que nadie se piense que fue un aquí te pillo, aquí te mato”.

Antes de que posara desnuda para él, casi tuvo que hacer un máster de psicología (“si planteas un desnudo desde el principio igual ni te escuchan”) enseñarle otros trabajos y ‘negociar’ posturas reales, pero también estéticamente viables. “Con poderte retorcer no está todo hecho en absoluto, hay que adoptar difíciles posturas de equilibrio que hay que respetar todo lo posible”. En las posturas, algunas inverosímiles por su enorme complejidad, no hay ningún tipo de retoque para "ayudar" a la modelo. Ella lo ha hecho todo. “Se ha implicado muchísimo, hemos estudiado juntos muchas fotografías deportivas antes de encerrarnos en mi estudio. Durante la sesión, el suelo estaba lleno de folios con printers de fotografías deportivas que revisábamos antes de cada captura, foto a foto, postura a postura. No ha sido fácil”. Pero con el trabajo ya hecho, Armentia está más que satisfecho. ¿Y ella? “Está encantadísima con el trabajo. Me ha dicho que cuando quiera, hacemos más”.