relaciones bilaterales

El superministro de Defensa saudí

El político y príncipe, Salman bin Abdelaziz, inicia su visita oficial a España, donde tratará la venta de más de 200 carros de combate Leopard

MADRID Actualizado: Guardar
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Los petrodólares abren cualquier puerta y más aún en un momento de crisis. Así se explica que el ministro de Defensa de Arabia Saudí sea recibido con los máximos honores militares y se llegue a entrevistar en solo dos días con el Rey, el presidente del Gobierno, su homólogo español, y el ministro de Asuntos Exteriores, una deferencia que no se tiene con ningún otro ministro de Defensa.

El interés por agasajar al príncipe Salman bin Abdelaziz no es baladí. De él depende que España cierre el mayor negocio militar de su historia, la venta de cerca de 250 carros de combate Leopard por un valor cercano a los 3.000 millones de euros. Pero estrechar lazos con el príncipe puede ser aún más beneficioso en un futuro. A sus 75 años, Salman bin Abdelaziz está considerado el segundo en la línea de sucesión saudí en caso de fallecimiento del Rey Abdullah, de 88 años. Solo el ministro del Interior Nayef bin Abdul Aziz se interpone en su camino hacia el trono, pero éste, de 79 años, ha debido viajar dos veces a Estados Unidos en los últimos meses para someterse a tratamiento médico por lo que se especula con su estado de salud.

Occidente no puede ver con mejores ojos que sea el ministro de Defensa quien asuma la corona arábiga cuando fallezca el rey Abdullah, puesto que representa el sector más progresista dentro de la ultraconservadora aristocracia del país.

El ministro de Defensa saudí mantiene la afición por Marbella que mostrase en su momento el difunto rey Fahd y se ha dejado ver en la localidad malagueña con asiduidad. Además, sus relaciones con la Familia Real española se consideran excelentes. Don Juan Carlos ha visitado al príncipe en Marbella y este ejerció como representante de su país en la boda de los Príncipes de Asturias. Diversas informaciones apuntan a que el coste del viaje del Rey a Botsuana, en el que se rompió la cadera durante una cacería de elefantes, corrió a cargo de un hombre de confianza de Salman bin Abdelaziz.

Escollos

El Gobierno es consciente de que la cercanía del ministro saudí con España puede resultar clave a la hora de cerrar la venta de los Leopard. Fabricados en Sevilla, bajo licencia alemana, por la empresa General-Dynamics Santa Bárbara Sistemas, estos carros de combate pasan por ser de los más modernos del mercado.

La millonaria venta a Arabia Saudí ha debido superar hasta el momento varios escollos, algunos de ellos aún pendientes de ser resueltos. En primer lugar se sitúa la competencia alemana y francesa, que pujan por adjudicarse el jugoso contrato. Por otro lado, aunque se fabriquen en España la patente de los carros de combate pertenece a compañías germanas, y estas, en función del dinero en que se cierre la operación, deberán de dar su visto bueno a cualquier operación, además de cobrar un porcentaje.

Sí parecen superadas las dificultades técnicas. Arabia Saudí ha exigido desde el inicio de los contactos una serie de modificaciones para operar en el desierto. Entre ellas, por ejemplo, se encontraba el dotar los vehículos de aire acondicionado. El 25 de marzo el Gobierno aprobó un real decreto por el que se compromete a supervisar las negociaciones que las empresas armamentísticas españolas realicen con otros países. Aunque desde el Ejecutivo se negó que esta decisión tuviera algo que ver con la venta de los Leopard, todo apunta a que tiene como objetivo favorecer el acuerdo con los saudíes.

El ministro de Defensa, Pedro Morenés, guarda un silencio absoluto acerca de la marcha de las negociaciones aunque reconoció el miércoles que la oferta española «está bien posicionada». De concretarse, este sería el segundo gran acuerdo comercial entre España y Arabia Saudí. El pasado 14 de enero Ryad firmó un contrato con un grupo de empresas españolas por valor de 6.700 millones para el ferrocarril de alta velocidad entre Medina y La Meca.