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Rato tira la toalla

Las presiones directas del Banco de España e indirectas del FMI terminaron convenciendo a Rato de que lo mejor era aceptar la solución más técnica, la colocación al frente de la institución de José Ignacio Goirigolzarri

MADRID Actualizado: Guardar
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Los mercados financieros no acabaron de creerse la solvencia de Bankia, pese a las protestas continuadas de Rato sobre la suficiencia de su core capital, que alcanzaba el 10.6%... Y es que resultaba muy difícil de asimilar por los agentes económicos la cantidad exorbitante de 31.799 millones de euros que es la cuantía del conjunto de todos los activos potencialmente problemáticos del sector promotor e inmobiliario –el ladrillo–, para los que la entidad había dispuesto provisiones de 11.900 millones. Por tanto, el balance de BFA-Bankia cuenta con casi 20.000 millones en activos sin ningún tipo de dotación, cuya recuperabilidad pende del valor de las garantías y los propios activos, en fase de acelerada depreciación. La incredulidad de los mercados parece en este caso plenamente justificada.

Así las cosas, los últimos días han estado plagados de rumores pero todo indica que las presiones directas del Banco de España –que recomendaba la despolitización de la entidad- e indirectas del Fondo Monetario Internacional terminaron convenciendo a Rato de que lo mejor era tirar la toalla y aceptar la solución más técnica, la colocación al frente de la institución de José Ignacio Goirigolzarri, antiguo número dos del BBVA, quien ya había sido mencionado por el B de E como consejero delegado junto a Rato al comenzar el saneamiento de la entidad.

Los mercados internacionales no han podido ser más explícitos al referirse a la falta de capitalización del sistema financiero español, con Bankia a la cabeza. Tanto ha sido así que el Banco de España, de acuerdo con el ministro de Economía, ha optado por obligar a Bankia a tomar medidas para fortalecer el balance y la gestión, así como llevar a cabo un plan de desinversiones que le permita obtener fondos propios. El Gobierno es consciente de que Bankia es una entidad sistémica y de que su intervención al estilo convencional tendría una fuerte repercusión en el sector y en la credibilidad internacional, ya nada boyante, del sistema financiero español. Por eso, se descarta una intervención al uso y se opta por una recapitalización con fondos públicos, mediante los conocidos CoCos (Bonos Convertibles Contingentes), que se convierten automáticamente en acciones con derecho a voto si el banco no discurre por los derroteros previstos, en cuyo caso la ayuda pasa a ser intervención, nacionalización. De momento, se habla de una aportación pública de 7.000 a 10.000 millones de euros, a un interés de mercado del 8%.

El PSOE, por boca de Rubalcaba, no se ha opuesto a la operación aunque ha exigido que quede bien claro que se trata de un préstamo reembolsable. Con lo que continúa el consenso, al menos tácito, sobre la reforma del sistema financiero, ya muy urgente puesto que no cabe imaginar que pueda acometerse la recuperación de nuestra economía antes de concluirla, como requisito para que vuelva a fluir el crédito.

Rajoy respirará aliviado por la marcha de Rato, quien por su peso específico personal era un obstáculo para cualquier decisión política. Y el exvicepresidente del Gobierno, que había visto recortado muy significativamente su salario por las últimas decisiones gubernamentales, se marcha por la puerta de atrás, dejando la tarea a medio hacer. Como en el FMI. No tiene suerte en sus últimos emprendimientos profesionales.