La UE se atasca con las exigencias de capital a la banca
"Tenemos un acuerdo, pero se necesita continuar el trabajo técnico", asegura la Presidencia Danesa al termina la reunión de 16 horas | El desacuerdo también refleja el miedo de algunos socios a que Bruselas dirija totalmente las reglas en el sector
CORRESPONSAL EN BRUSELAS Actualizado: GuardarLa UE encalló ayer en sus negociaciones para obligar a la banca a reforzar sus pilares preventivos. Tras una nueva jornada maratoniana en Bruselas, los ministros de Economía de los Veintisiete no pudieron cerrar los requisitos que deberán cumplir las entidades a partir del año próximo en materia de capital de máxima calidad. Esta normativa, que busca trasladar a la legislación comunitaria los acuerdos de Basilea III rubricados por las principales economías mundiales, busca evitar en el futuro más rescates bancarios a costa de los contribuyentes. El desacuerdo incluye cuestiones técnicas, pero también refleja el miedo de algunos socios a que Bruselas dirija totalmente las reglas en el sector.
"Hemos logrado un gran progreso; tenemos un acuerdo, pero se necesita continuar el trabajo técnico", señaló en la rueda de prensa final del Ecofin la ministra danesa de Economía, Margrethe Vestager, quien indicó que habrá que esperar hasta el 15 de mayo.
La Presidencia danesa de turno hizo estas declaraciones después de que varios ministros alertasen en el debate público celebrado hoy de que anunciar una falta de acuerdo al término de la reunión enviaría una señal muy negativa a los mercados y sería una catástrofe. Vestager no pudo, sin embargo, precisar todos los detalles del acuerdo por tratarse de demasiadas cuestiones, según explicó. Recalcó, no obstante, que de los 20 puntos discutidos hoy "nada sigue abierto", ya que todo ha quedado recogido en un texto de compromiso.
El encuentro extraordinario en la capital europea arrancó, al menos, con una cifra consensuada. Los 8.300 bancos de la UE deberán contar paulatinamente con un colchón de seguridad mucho más potente. Según recogen las conclusiones de Basilea III, el capital de máxima calidad deberá incrementarse desde el 2% al 7%. Algunos socios, con Reino Unido y Suecia a la cabeza, pusieron sobre la mesa la posibilidad de que cada país pueda exigir requerimientos adicionales para apuntalar todavía más la robustez de sus entidades. Además, defendieron que los supervisores nacionales fijen estas condiciones sin tener en cuenta a Bruselas.
Francia y Alemania ocuparon el otro extremo del cuadrilátero. Ambos pidieron no ser tan estrictos con las entidades y otorgar mayores poderes a la Comisión Europea. Se debatió pactar un tope máximo para las exigencias de capital a escala nacional, pero no logró cerrarse un acuerdo. Durante la cita, planeó la tesis de que tanto Londres como Estocolmo, que cuenta con un gran centro financiero, apuestan por ser más estrictos porque sería beneficioso para sus firmas. Al parecer, muchos inversores podrían abandonar París y Fráncfort en busca de bancos más capitalizados y seguros.
Los acuerdos de Basilea III se forjaron a finales de 2010 en respuesta al crash financiero global. Los países del G20 impulsaron los compromisos para que en el futuro el sector resista el estallido de una burbuja inmobiliaria o el impacto de una profunda recesión. Los nuevos requisitos se pactaron en el seno del Comité de Basilea, un órgano que reúne en la ciudad suiza a los gobernadores de los principales institutos emisores del mundo. Tanto EE UU como las economías asiáticas siguen muy de cerca los pasos dados en Europa para formular su propia aplicación de las reglas.
Los ministros de Finanzas no hablaron específicamente sobre la situación de la banca española, una cuestión que mantiene en alerta a los mercados desde hace semanas. Con el Ibex 35 desplomado en otra jornada negra, el titular de Economía, Luis de Guindos, aprovechó su viaje a Bruselas para reunirse antes de la cumbre con el comisario de Competencia, Joaquín Almunia. Aunque De Guindos insistió en que su conversación fue de carácter "general", el antiguo líder socialista supervisa todo el proceso de reestructuración del sistema financiero a escala europea.
Promociones y solares
Pese a las dudas que rodean a las entidades españolas, De Guindos remarcó que mantiene toda su confianza en la reforma financiera aprobada en febrero. Este paquete de medidas obliga a la banca a reforzar sus cimientos con 53.000 millones para paliar su exposición al ladrillo. La normativa impone una depreciación de los activos problemáticos hasta situarlos al valor actual del mercado. De esta manera, se pretende que el sector pueda vender con más agilidad solares, promociones en obras y viviendas terminadas. El ministro subrayó que el proceso permitirá que los bancos vuelvan a su negocio tradicional y "dejen de ser inmobiliarias".
Al calor del acoso de los mercados, en las últimas semanas ha emergido la posibilidad de que se tenga que poner en marcha un 'banco malo' como sucedió en Irlanda, otro país muy afectado por el 'ladrillazo'. Este sistema, que en España podría tener la forma de sociedades de liquidación a largo plazo, sacaría los activos tóxicos de las balances de las entidades y aceleraría su fortalecimiento. De Guindos eludió entrar en detalles, pero admitió que no se descarta la opción. Según agregó, la decisión final quedará en manos del propio sector, aunque tanto el Gobierno como el Banco de España regularían su funcionamiento.
Con la economía española en el ojo del huracán, la omnipresente crisis griega ha pasado a un segundo plano. Ayer, sin embargo, un pequeño chispazo de esperanza alumbró al país heleno en plena recta final para las elecciones generales del domingo. Standard & Poor's anunció que elevaba la calificación de Atenas después de haber completado la mayor quita de la historia. Tras el canje de bonos con sus acreedores, su deuda se ha reducido en 100.000 millones, lo que a juicio de la agencia alivia sus necesidades de financiación. La nota pasa del impago selectivo a 'CCC', una denominación también reservada a los bonos basura.