El Madrid aparca la euforia por la 'final' ante el Bayern
Mourinho exige mesura a una plantilla que ya se siente campeona y orgullosa de haber transformado el guión de los clásicos
MADRID Actualizado: GuardarLa euforia desatada entre la afición del Real Madrid, con presencia numerosa ante la diosa Cibeles para festejar por adelantado un título de Liga que altera el guión de los clásicos, contrasta con la serenidad de la plantilla y el cuerpo técnico. La hinchada enloquece pero los profesionales prefieren recibir el aval de las matemáticas antes de cantar victoria y aparcan cualquier festejo para centrarse en el decisivo duelo ante el Bayern de Múnich del próximo miércoles. Hubo gestos a pie de campo y fotos en el vestuario demostrativos de que el equipo se siente campeón, pero de puertas para afuera Mourinho ordenó exhibir mesura y ‘vender’ cautela.
Ni por lo más remoto permitirá distracciones en las próximas horas el técnico portugués, convencido de que el doblete es posible pero también de que los bávaros serán más complicados que el Barça porque físicamente son superiores, llegan con mínima ventaja, se juegan la temporada tras olvidarse de la Liga en beneficio del Borussia Dortmund, y la posibilidad de luchar por el gran título continental en la capital bávara supone una motivación extra. Además, se trata de uno de los pocos clubes del mundo que no se acomplejan en el Bernabéu.
Quizá el más desbocado de todos los integrantes de la expedición madridista a la Ciudad Condal fue el presidente, Florentino Pérez. El éxito de este proyecto de 500 millones de presupuesto era una cuestión casi personal. Como casi siempre, bajó al vestuario del Camp Nou para estrechar la mano de los profesionales. Pero esta vez les felicitó al grito de «sois unos fenómenos». Tan pletórico como después de aquella victoria por 0-2 en la semifinal de la Liga de Campeones de hace justo diez años. Entonces, Zidane y McManaman preludiaron la ‘Novena’. El sábado, Khedira rompió el récord de 107 goles, el Madrid se mostró hegemónico y Cristiano superó en el duelo de ‘megaestrellas’ a Messi y dio un paso más hacia la reconquista de la ‘Bota de Oro’ y, dependiendo de lo que pase en Europa, el ‘Balón de Oro’.
‘Mou’ fue caballero en la victoria, supo ganar y permaneció en un segundo plano. Se rumorea que salió al césped de un Camp Nou ya en silencio y con las gradas vacías, igual que cuando selló con el Inter el pase a la final de la ‘Champions’, pero nadie lo confirma. En la victoria, cedió el protagonismo a los jugadores. Solo hizo gestos ostensibles cuando Cristiano marcó el gol del triunfo que cambia la dinámica, reconquista el orgullo, amor propio y autoestima de los merengues, y representa un nuevo orden en el fútbol español.
«Hay gente que no daba nada por este equipo», enfatizaba, irónico, Karanka. Horas antes, se filtró que Mourinho había conseguido una mejora contractual de todos sus colaboradores como exigencia para cumplir su contrato, que expira en 2014. Demasiado tiempo para un técnico que cumple lo que le pidieron: acabar con el insultante dominio del Barça, discutirle los títulos y ser capaz de mirarle a la cara. El Madrid ganó tras un impecable ejercicio defensivo. Se impuso con el sello de su entrenador. Nunca se aproximará al estilo elegante del Barça pero fue reconocible y logró el traspaso de poderes sin necesidad de ofrecer su mejor versión. Fue un bloque sólido efectivo, solidario, con las ideas claras, que discutió cada metro al Barça y no hizo concesiones.
«Un equipo diez»
«Nos merecemos un diez en todos los sentidos», sostiene Iker Casillas. A juicio del portero, clave en la valiente salida a los pies de Dani Alves y en mano a mano ganado a Xavi en el primer tiempo, fue el triunfo de un colectivo que ganó un «plus de efectividad y saber aguantar en los momentos difíciles». La fórmula del éxito reside en «ser un equipo». Sergio Ramos, el segundo capitán, reconoce que el «golpe en la mesa» supone una «inyección de moral que deja al equipo en un punto anímico espectacular». Pero añade que ya toca pensar en el Bayern. Todos los que analizaron el clásico se refirieron al duelo ante los muniqueses de Heynckes. Saben que el próximo domingo pueden coronarse campeones, si a partir de las doce del mediodía ganan al Sevilla en el Bernabéu y al filo de las once de la noche resulta que el Barça pierde en Vallecas, pero el Bayern es prioritario.
El Madrid cerró la Liga en el Camp Nou, ya que solo una debacle puede hacer perder siete puntos en cuatro jornadas, y enterró todos los fantasmas que le perseguirán desde el primer 5-0 sufrido en Liga con Mourinho en el banquillo. Al ganar por vez primera en diez visitas, el técnico luso acalló a los críticos que le reprochaban ser incapaz de vencer al eterno rival. Se le acercó en la Supercopa y en la Copa y dinamitó el torneo de la regularidad con grandeza y en feudo enemigo. Le va mejor a su equipo sin ruido desde el banquillo, sin ‘trivote’ y sin inventos. El Madrid salió valiente, con la línea de presión casi en el centro del campo, y encontró premio. No tuvo el balón pero sí el control del juego y de los tiempos del partido.
Una exhibición física y un compendio de concentración, orden, disciplina, oficio, pegada y poderío en la estrategia. Özil y Di María trabajaron como nunca en beneficio del grupo, Pepe y Ramos estuvieron imperiales, Coentrao no se distrajo, Arbeloa pudo con el joven Tello, y Khedira y Xabi Alonso neutralizaron a los excelsos centrocampistas culés. Por encima de todos, Cristiano fue una vez más decisivo. Ya suma 42 goles, su récord personal. Mourinho superó en el planteamiento a un Guardiola dubitativo. Los ciclos cambian.