El Monarca ha abandonado el centro médico para seguir con su recuperación en la Zarzuela./ Reuters
el rey recibe el alta

Un perdón real

Don Juan Carlos ha pedido disculpas a su salida del hospital en una inédita intervención

MADRID Actualizado: Guardar
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Tenemos que remontarnos a las estanterías más altas de la hemeroteca para encontrar en España a un hombre público que haya pedido perdón. El último que pidió perdón fue Adolfo Suárez cuándo admitió su error político en el discurso de dimisión como presidente del Gobierno, allá por el Pleistoceno de la democracia. Y, por supuesto, en esas hemerotecas no encontraremos a un rey europeo que haya pedido perdón jamás en su vida por nada, al revés los encontraremos muy ufanos y encantados de haberse conocido conduciendo un descapotable por la Costa Azul.

El rey Juan Carlos ha tenido un gesto de altura moral que ya nos gustaría haber visto en otros miembros de su familia, caso de Urdangarín que lejos de admitir culpa alguna continúa un largo batallar por los tribunales que cada día se le complica más y cada vez resulta más penoso. Es verdad que don Juan Carlos estaba obligado por sus propias palabras del pasado discurso de Navidad cuándo pidió comportamientos ejemplares en la sociedad, pero también podía haber salido de la clínica sin hablar con los periodistas y dejar que la lluvia se llevara este barro. Podía, incluso, haber dicho como la infanta Elena que no había escuchado las críticas porque estaba trabajando, o en su caso en rehabilitación. En cambio eligió mirar a la cámara y hacer un puchero, real puchero por supuesto.

“Errare regium est”, y se confirma con las palabras del rey que pide perdón y deja a la altura del betún a cuántos otros han tenido comportamientos nada ejemplares pero muy dignos de cara a la galería. El último de ellos el alcalde de Santiago de Compostela que dimitió “cargado de razón”.

Nadie como el rey para saber que los honores se ganan pero también se pierden con los pequeños detalles; las críticas habían subido el tono y amenazaban los cimientos de un palacio en crisis. En adelante las muletas le servirán para caminar pero para llevar la cabeza alta era necesario que reconociera su error, de esa forma se acaba la cacería, (contra él).