Lo pequeño cambiará el mundo
La nanotecnología permite desde tratamientos revolucionarios contra el cáncer a superordenadores o prendas de vestir que no se arrugan ni se manchan
MADRID Actualizado: Guardar“La nanotecnología es una ciencia multidisciplinar que se refiere a las actividades científicas y tecnológicas llevadas a cabo a escala atómica y molecular, así como a los principios científicos y a las nuevas propiedades que pueden ser comprendidos y controlados cuando se interviene a dicha escala”. Esta es una de las varias definiciones que recibe una de las ciencias más prometedoras del siglo XXI. En palabras llanas, podría decirse que sirve para trabajar y manipular las estructuras moleculares (minúsculas), y sus posibilidades de futuro son inmensas. Tanto que su desarrollo deparará una nueva revolución industrial, sostienen los investigadores.
El 29 de diciembre de 1959, el futuro premio Nobel de Física Richard Feynman pronunció una conferencia que, según muchos, está llamada a cambiar el mundo. Bajo el título ‘There is plenty of room at the bottom’ – ‘Hay mucho espacio al fondo’- la primera pregunta de su charla dejó al público conmocionado: “¿Por qué no es posible escribir los 24 volúmenes de la Enciclopedia Británica en la cabeza de un alfiler?”. En sus palabras posteriores Feynman dibujó un futuro con posibilidades ilimitadas.
Aunque sea algo desconocido para la mayoría de la población, la nanotecnología ya se deja sentir en distintos aspectos del día a día. Está presente en gafas de sol cuyos cristales no se pueden rayar, en raquetas de tenis que poseen una flexibilidad y una resistencia impensables hace unos años o prendas de vestir que no se arrugan ni se manchan... Sin embargo, tal y como vaticinó Feynman, aún queda mucho camino por recorrer.
Actualmente, en el campo electrónico se trabaja en la fabricación de ordenadores que tengan una capacidad de velocidad y memoria infinitamente superiores a la de los aparatos actuales. Serán sistemas informáticos capaces de emular el cerebro humano e interactuar como él. Pero uno de los aspectos que más expectación levanta es la nanomedicina. Se vislumbra la posibilidad de sustituir tejidos musculares o estructuras óseas dañadas por otras artificiales. Este gran avance irá acompañado de otros que revolucionarán el mundo de la medicina. Frente al cáncer, será posible introducir en el cuerpo del paciente minúsculos robots capaces de identificar y eliminar las células tumorales sin dañar a las sanas. A otros niveles, se especula con la fabricación de implantes más duraderos, controles automáticos del nivel de glucosa en sangre para la administración de insulina, la desaparición de las escayolas, la localización de patógenos ocultos en el cuerpo humano...
Envolturas inteligentes para los alimentos, cremas que absorben los rayos uva, tinta que cambia de color, materiales de construcción más robustos, catalizadores para depurar agua, mejoras en la generación de energía solar... El futuro no tiene límites. “La nanotecnología curará el cáncer, limpiará la polución y aliviará el hambre del mundo”, afirma Eric Drexler, uno de los más prestigiosos especialistas en la materia y autor de una de las obras de referencia: ‘Engines of creation’.
La plaga gris
Pese al indudable desarrollo que traerá consigo esta ciencia, no todo será positivo, como advierte el propio Drexler ante lo que define como ‘la plaga gris’. Según él, existe el riesgo de que se pierda el control sobre las nanomoleculas y estas comiencen a replicarse sin control: “En menos de un día, pesarían una tonelada; en menos de dos días sobrepasarían el peso de la Tierra; en otras cuatro horas, excederían la masa combinada del Sol y todos los planetas”. Incluso alerta de un futuro apocalíptico dominado por las creaciones por el hombre: “Bacterias omnívoras resistentes podrían sacar de competencia a las bacterias reales: podrían diseminarse como polen soplado, replicarse rápidamente, y reducir la biosfera a polvo en cuestión de días. Replicadores peligrosos podrían fácilmente ser fuertes, pequeños, y diseminarse demasiado rápido para ser detenidos... al menos si no hacemos ninguna preparación. Ya tenemos suficientes problemas controlando virus y moscas de la fruta”. Estos vaticinios suenan a ciencia ficción, pero también lo hace que un minirobot sea capaz de destruir una célula cancerígena.
En términos más concretos, la nanotecnología ya está suponiendo una revolución en la industria militar. Su capacidad de destrucción puede dejar atrás incluso a la energía atómica. También se desconocen los efectos sobre los seres vivos y la naturaleza el hecho de vivir en un ambiente impregnado de nanopartículas que podrían ser tóxicas. Aunque aún es pronto para adivinar cómo influirá la nanotecnología en la vida en La Tierra, todo apunta a que sus beneficios son infinitamente mayores que sus riesgos, pero, como avisa Drexler, “no podemos permitir el mal uso irresponsable y peligroso de las tecnologías más potentes”.