La 'independencia' de Azauad
En un comunicado firmado los tuaregs anuncian la autodeterminación del norte de Malí
MADRID Actualizado: GuardarDe lo sucedido en las últimas horas en el norte - el inmenso norte - de Malí lo más notable es que un grupo guerrillero ha proclamado con cierta solemnidad la “independencia de Azauad”, el nombre beréber de la vasta región y, educadamente, ha dicho que reconoce las fronteras de los países vecinos.
La nota es de relieve porque, aunque la independencia del territorio no tiene la menor posibilidad de ser reconocida, sus mentores parecen conscientes de que propone un conflicto irresoluble porque Malí limita con Argelia, Níger, Mauritania, Guinea, Senegal, Costa de Marfil y Burkina-Fasso, tiene nada menos que un 1.240.000 kilómetros y todos sus gobiernos una crónica incapacidad para controlar efectivamente el territorio.
Los tuareg son algo más de un millón, culturalmente beréberes, con un idioma emparentado con el tamazigh (ahora santificado en la Constitución marroquí para la minoría no árabe del país magrebí), ignoran como corresponde a un pueblo esencialmente nómada y pastoril los límites estatales y en el caso del gran Norte maliense están en su cuarta insurrección.
Pero lo de ahora tiene un interés mucho mayor y por eso, además de la anécdota de la independencia, y la razón es que hay en juego un factor islamista radical…
El golpe bien explicado
Malí, como casi todos los países africanos, ha conseguido llegar mal que bien a disponer de un régimen elegido, aunque su origen sea militar. De hecho solo faltaban cinco semanas para que se celebraran elecciones presidenciales para relevar al presidente Tourane cuando un puñado de jóvenes militares dio un golpe incruento y le echó del poder con el único argumento de que había abandonado al ejército en su lucha en el norte contra los secesionistas tuareg.
Era la pura verdad: no tenían ni municiones ni transportes ni comunicaciones para hacer frente, unos mil kilómetros al norte de la capital, Bamako, donde todo seguía igual, a la rebelión que avanzaba sin mayor problema. El público lo entendió y se mostró solidario con el capitán Amadu Sanogo quien, sin embargo, bajo críticas regionales y de la ONU, anunció el rápido retorno a la normalidad institucional… mientras la rebelión avanzaba en el norte a toda velocidad y conquistaba Gao y Tobuctú entre la estupefacción general.
Las agencias de noticias y los medios en general rebotamos la información según la cual el triunfo era cosa del sedicente “Movimiento de Liberación Nacional de Azauad”, pero en seguida se supo que columnas fuertemente armadas de los “Ansar al-Din” (“soldados de la fé”) eran las que realmente hacían el trabajo y, de hecho, neutralizaban al elemento propiamente tuareg. La alarma cundió y la crisis pasó al primer plano. Con todo, la proclamación de la independencia la hizo hoy en París un portavoz del Movimiento, Mussa Ag Attaher quien, que se sepa, no ha sido molestado por las autoridades.
Un poco de historia
Hay informes según los cuales, el jefe de los ansar, Iyad Ag Ghali, ha empezado a imponer la sharia en las ciudades mencionadas, tras pactar con las autoridades locales (tribales y o de clan) y de que la bandera negra de los combatientes del islam ondea aquí y allá… Bien armados y aparentemente disciplinados, aunque se registran actos de pillaje, los militantes parecen seguros de que disponen de algún tiempo.
Tiempo ¿antes de qué? La Unión Africana dio por nula a todos los efectos la declaración de independencia, el gobierno argelino – algunos de cuyos nacionales, funcionarios consulares, han sido capturados en Gao – se acogió a la fórmula moderada de que “nunca cuestionará la integridad territorio de Malí” y Francia, la ex – potencia colonial, dijo por boca de su ministro de Defensa, Gerard Longuet, algo que conviene leer atentamente: “una declaración de independencia no reconocida por los Estados africanos no significa nada para nosotros” (…) lo que sobreentiende que si sería aceptada si los africanos lo hicieran.
No lo harán porque, guste más o menos, la oleada de independencias de 1960 se hizo sobre las fronteras heredadas de la colonización que llegó a su paroxismo en el reparto de territorios e influencias en la Conferencia de Berlín (1884-85). Francia recibió el vasto territorio y lo cedió a un país-Estado llamado Malí cuyas fronteras son en dos terceras partes las perfectas líneas rectas del cartabón colonial, que atendió sobre todo a meridianos y paralelos.
Un eco libio
De aquellos polvos… ¿estos lodos? No exactamente, pero la estadística provee un argumento fuerte: con la sola excepción del Sudan del Sur, que por fin accedió a la independencia el año pasado, todos los movimientos independentistas al margen de la cartografía del sesenta han fracasado. Y algunos eran de peso: Biafra, Katanga, Zanzíbar, Casamance… Y eso ocurrirá ahora también.
Los tuareg, que han defendido siempre tarde y mal su presunto derecho en nombre de un hecho cultural diferencial obvio llegan en su cuarto intento en mala compañía: la de un grupo crudamente islamista radical y vinculado a al-Qaeda en el Magreb Islámico, una amenaza que Europa y Washington no están dispuestos a tolerar. En realidad, nada de eso habría ocurrido probablemente sin la crisis libia porque, como sabía todo el mundo, muchos beréberes tuareg, magníficamente pagados por el coronel Gaddafi, se instalaron en Libia donde formaron unidades militares de confianza que, tras la derrota del líder, se dispersaron y volvieron… con dinero y su equipo.
Esta condición, más poliédrica y políticamente compleja, es un lastre adicional para la causa beréber-tuareg, que se verá reducida a una promesa de respeto para su cultura constitucionalmente blindado y la indiferencia general que, por lo demás, gusta a este pueblo indómito de gente trashumante cuyo animoso portavoz parisiense no vaciló en proclamar nada menos que la independencia ….