Mueren 31 personas al estrellarse un avión en Siberia

El accidente aéreo de hoy en Siberia pudo ser debido al congelamiento de las alas, concretamente de los flaps con los que la nave es gobernada. Así lo acaba de admitir el máximo responsable del departamento de aviación civil ruso (Rosaviatsia), Alexánder Neradko. Según sus palabras, “el fuselaje del avión no fue tratado con anticongelante antes del despegue”. Neradko, sin embargo, sostiene que “pudo haber otras causas”.

El siniestro, en el que perecieron 31 personas, se produjo en la madrugada de hoy (a las cuatro menos diez hora española) poco después de que el avión, un bimotor turbohélice ATR-72 de fabricación franco-italiana, despegara del aeropuerto de la ciudad siberiana de Tiumén. Se dirigía a la localidad petrolera de Surgut, situada más al noreste, en un vuelo de la compañía rusa UTair. A bordo viajaban 39 pasajeros y 4 miembros de la tripulación (dos pilotos y dos azafatas).

El aparato desapareció de las pantallas del radar de la torre de control del aeropuerto de Tiumén a las 05.35 hora de Moscú (dos horas menos en España) y se precipitó a tierra unos minutos después. Había recorrido 45 kilómetros y alcanzado una altura de 100 metros. La aeronave se partió por la mitad y parece un auténtico milagro que alguien haya podido sobrevivir.

Las doce personas halladas con vida se encuentran internadas en varios hospitales de Tiumén en las unidades de cuidados intensivos. La mayoría padece heridas de extrema gravedad y dos se encuentran en estado crítico. A bordo no había niños ni tampoco extranjeros. Los cuatros miembros de la tripulación se cuentan entre los fallecidos así como también varios directivos del consorcio petrolero Surgutneftegaz. Las cajas negras, según UTair, han sido ya encontradas y están en buen estado, factor que ayudará a esclarecer lo sucedido.

Un avión 'problemático'

La congelación de las alas puede hacer que los pilotos pierdan el control del aparato. De hecho los dos accidentes más importantes sufridos por aviones ATR-72 fueron provocados por ese problema. El primero tuvo lugar el 31 de octubre de 1994 cerca de Chicago, con 68 muertos, y el segundo el 4 de noviembre de 2010 en Cuba, también con 68 víctimas. En total este tipo de aviones han sufrido catorce accidentes graves desde que entraron en servicio.

El que se estrelló hoy en Tiumén fue fabricado en 1991 y empezó a volar al año siguiente. En 2010 fue objeto de una revisión general en Alemania y la última comprobación rutinaria tuvo lugar hace dos meses en Tiumén. El avión sumaba un total de 35.000 horas de vuelo.

El presidente Dmitri Medvédev suspendió esta mañana una reunión que tenía prevista con dirigentes de partidos extraparlamentarios al recibir la noticia del accidente. Ordenó adoptar “todas las medidas de apoyo” necesario a los heridos y a las familiares de las víctimas. Por su parte, el gobernador de Tiumén, Vladímir Yákushev, ha decretado tres días de luto en la región. En septiembre del año pasado un Yákovlev-42 se estrelló también poco después de despegar de Yaroslavl. Murieron todos los jugadores del equipo local de hockey sobre hielo, el Lokomotiv. Hubo más de 40 muertos. También el año pasado, en junio, un Túpolev-134 cayó en las inmediaciones de la ciudad de Petrozavodsk, cerca de Finlandia, con un balance de 46 fallecidos. Aún más grave fue el accidente en el que perdió la vida el presidente polaco, Lech Kaczynski, y otros 95 pasajeros cerca de la localidad rusa de Smolensk, el 10 de abril de 2010.