Análisis

Un satélite y su cohete

Norcorea es ya una potencia nuclear en la definición clásica de que es capaz de proceder a un ensayo atómico

MADRID Actualizado: Guardar
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La facundia popular argentina describe como robar el show la cualidad sobresaliente de algunas personas para sustraer el protagonismo a otras. Y un país brilla en el mundo en esa especialidad: Corea del Norte, que con su anuncio de que pondrá en órbita un satélite hacia el quince de abril… es decir, que lanzará un misil de gran potencia.

Lo que interesa es el cohete, no el satélite, e importa porque Norcorea es ya una potencia nuclear en la definición clásica de que es capaz de proceder a un ensayo atómico (como otros varios del mundo en el nivel científico y técnico) y han procedido ya. Desde su segunda prueba nuclear comprobada y digna de ese nombre, un ensayo una explosión subterránea con una potencia de 20 kilotones) se considera al país un potencia nuclear con vocación militar.

Eso no significa que lo sea realmente. Se considera generalmente que una cosa es dominar el ciclo técnico que conduce a una explosión atómica y otra disponer de armas atómicas. Hay que miniaturizarlas para convertirlas en ojivas y montarlas en los misiles porque está muy anticuado, aunque en servicio, el viejo B-52 con sus viejas y pesadas bombas a bordo. Y eso es difícil.

Una conducta imprevisible

Algo parecido a lo que está sucediendo fue previsto en cuanto se acordó hace dos años que la próxima conferencia de seguridad nuclear tendría lugar en marzo de 2012 en Seul y hasta se podría emitir alguna reserva sobre si fue, en un orden práctico, una elección adecuada. Pero tal vez lo fue porque el anfitrión, Corea del Sur, es el arquetipo de una superpotencia atómica, científica e industrial, uno de los pocos estados del mundo que pueden ofrecer una central nuclear llave en mano, que sin embargo no suscita ninguna sospecha en la dimensión militar.

La conferencia, pues, fue ideada también como un medio de presión sobre Pyongyang, cuya conducta imprevisible y tornadiza cansa incluso a su único socio de peso, China. De hecho el gobierno de Pekín ha hecho saber con visible irritación que enviará un fuerte mensaje de preocupación al gobierno norcoreano por su decisión de proceder a lanzar un cohete. Sin duda se tratará de un “Taepodong-2”, la joya de la corona del arsenal norcoreano.

Este misil, ya probado con éxito, ha hecho entrar al país en el distinguido club de los que poseen ICBM (la sigla en inglés para misiles balísticos inter-continentales) que son en realidad tres, USA, Rusia y China, porque el gran cohete puede llegar en teoría a Alaska, que está en otro continente… El Reino Unido y Francia, con sus submarinos atómicos armados con misiles nucleares suplen la falta de autonomía de los cohetes. Los países citados son, además, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y los únicos exentos del TNP (Tratado de No Proliferación”) porque a la redacción del Tratado se estatuyó así para quienes hubieran llevado a cabo una prueba atómica antes de 1967…

Política, ideología y estrategia

Todo esto late bajo la Conferencia que no es, como han subrayado deliberadamente varios gobiernos, una “cumbre” para el desarme nuclear, sino para la seguridad atómica como un todo, es decir, incluyendo la industria atómica civil. La sombra de Chernobil y Fukushima planea sobre la reunión pero su énfasis, y el verdadero significado del sustantivo seguridad se refiere de hecho a la posibilidad de que tecnología atómica caiga en malas manos, incluidas manos terroristas.

Los controles son severos, se han hecho muchos progresos, hay ejemplos modélicos de países que renunciaron a sus capacidades nucleares militares (el Africa del Sur del apartheid, que había hecho grandes progresos con asistencia israelí y la Ucrania comunista, ex- soviética) y la Agencia Internacional de Energía Atómica ha ganado en peso y en autoridad política y moral.

El otro expediente que se menciona invariablemente en este escenario es el de Irán, un país firmante del TNP y sospechoso – hay que añadir que sin pruebas concluyentes, como han reconocido las agencias norteamericanas de inteligencia – de mantener una dimensión militar clandestina en su programa. Pakistán, Israel y la India, todos con armas nucleares, nunca firmaron el TNP, del que salió Corea del Norte y la India dispone del mejor status conocido, un regalo de Washington en días de Bush que Obama mantiene sin problema: un gran programa civil abierto y visitable y su plan militar blindado contra miradas de terceros.

Eso debería ser un escándalo, pero se supone que la Unión India necesita un poder disuasorio frente al vecino paquistaní y, sobre todo, China. Y, además, la industria norteamericana y occidental en general, desea venderle centrales atómicas llave en mano. Esta situación es descrita por el general Powell, Secretario de Estado de Bush, en sus memorias como el mejor éxito de su carrera. Sin duda ….