Derrota de Arenas
Fracasa a pesar de ganar las elecciones porque su objetivo único era la mayoría absoluta y todo lo demás no le sirve
MADRID Actualizado: GuardarLa llave de Andalucía está en manos de Diego Valderas, candidato de IU, que puede echar una mano a Griñán cuándo más la necesita y en un momento muy complicado para el PSOE andaluz. Arenas fracasa a pesar de ganar las elecciones porque su objetivo único era la mayoría absoluta y todo lo demás no le sirve. Arenas pierde una ocasión de oro en la que el rival estaba acosado por las encuestas y por los jueces, Griñán estaba contra las cuerdas sin posible salida pero la ha encontrado. En ninguna casa de apuestas europeas se daba un euro por la posible victoria de Griñán, y hasta es posible que él mismo tampoco lo hiciera.
El PSOE daba bocanadas en Andalucía y tenía claro que le iban a borrar del mapa cuándo el ex director general de Trabajo de la Junta salió en un furgón policial, esposado rumbo a la cárcel; días más tarde hacía el mismo camino su chófer que se jactaba de haber comprado cocaína para su señorito y de haber colaborado en un escandaloso chanchullo de ayudas oficiales. Y a pesar de eso Arenas no ha sido capaz de alcanzar la mayoría absoluta en la que le habían instalado no pocos palmeros que ya cantaban las excelencias del cambio en positivo. En caso de haber logrado la mayoría suficiente para gobernar habría que decir que habría obtenido un triunfo histórico, (tal y como se ha aventurado a proclamar el secretario general de los populares andaluces), pero en este caso la derrota ha de ser igual de absoluta e incontestable. No sólo se presentaba el candidato más longevo en Andalucía, (Arenas lo es desde que existía la UCD e iba en sus listas), es que además se presentaba con el aval de Rajoy y con la fuerza que da el gobierno central.
Por primera vez el PP ha ganado en Andalucía pero la victoria no puede ser más estéril ni más amarga. La cuestión no era ganar para hacer un brindis al sol, había que lograr la mayoría absoluta, y no se ha logrado.
Arenas tiene que reflexionar porque su derrota ha hecho más fuerte a Griñán y no ha conseguido acabar con treinta años de socialismo andaluz. Su permanencia en Sevilla es dudosa en este momento, puede que desee regresar a Madrid y provocar un baile de despachos en Génova. Por su bien, y por el de su partido, mejor que lo deje pasar y que asuma la derrota.