
Los reyes perros de Atenas
En la capital griega viven miles de perros callejeros que son propiedad pública, vacunados, identificados y cuidados por los ciudadanos
MADRID Actualizado: GuardarIason es un perro mil leches con un ojo de cada color que a media mañana se acuesta en el mármol de la plaza Syntagma de Atenas, un espacio que ocupan regularmente las protestas contra los recortes económicos en Grecia. Pasa el rato junto a un puesto de rosquillas que regenta Yorgos sin mendigar una sola miga, tumbado, tranquilo, viendo la vida pasar. Hasta viste un collar con una chapa con su nombre y acepta con venerable calma la caricia del extraño, como 'Argos' esperando la llegada de Ulises.
"Es muy bueno. Me hace compañía y no se mete en problemas. Todos los días los vecinos le dan de comer y yo también le doy alguna chuchería", admite Yorgos. Lo curioso es que Iason no es suyo, sino que pertenece a la ciudad y forma parte de la legión sagrada de perros atenienses que asisten a la crisis desde sus aceras. Son perros públicos y están generalmente bien cuidados: desparasitados, vacunados y en su mayor parte castrados. Están hasta gordos y cada uno tiene un nombre.
Felpudos cinco estrellas
Los cuidan entre todos los vecinos de la ciudad, que en noches de frío incluso abren la puerta de su casa o les sueltan una manta para que no sen congelen en la calle. Iason y los suyos son una curiosa variante del perro callejero. Se parecen entre ellos y el turista se sorprende al verlos dormir en pequeñas manadas en los sitios más insospechados, entre ellos las ruinas de la Acrópolis o los lujosos felpudos del hotel Grande Bretagne, a los pies de un portero impertérrito con gorra de plato.
En general, los miles de perros de Atenas no se meten en problemas, al margen de que persigan en manada a algunos ciclistas en los parques y no tengan a nadie que les recoja los excrementos. En contrapartida a su amabilidad perruna, los atenienses los respetan. Si el turista intenta cruzar un semáforo en verde, puede verse en problemas, pues las normas de tráfico son un concepto ambiguo en la capital griega, pero los perros pueden cruzar por donde se les antoje, que el conductor tenderá a reducir la marcha y parar si hace falta.
Resulta curioso que los perros sigan siendo un activo público en un país en el que se privatiza todo lo privatizable. Algunos de ellos no son ajenos a las convulsiones sociales. Es el caso de 'Loukanikos', un clásico de las protestas callejeras que no se arredra ante los botes de humo de la policía griega. O le tiene manía a la pasma o le gusta la compañía de la gente. Sus compañeros son más pacíficos.