Beitia, sexta en una final 'regalada'
España quema sus naves con el octavo puesto de Méliz y Abad, y el noveno de Macías
ESTAMBUL Actualizado: GuardarRuth Beitia llegó a Estambul con muy poco y se marchó con algo. No decepcionó. Nunca lo ha hecho en pista cubierta, en su larga y exitosa trayectoria en sala: siete Mundiales, seis finales, dos medallas (una plata y un bronce). Estambul no fue una excepción. Aterrizó con una marca de 1,93 y despegará con 1,95. Pero su sexto puesto, notable viendo la temporada, seguro que escoció cuando vio que solo una atleta, la estadounidense Chaunte Lowe (antes Howard), superó el 1,98.
Un nulo, el único que hizo (sobre 1,95) antes de caer en 1,98, le impidió sumarse al pelotón de rivales, hasta tres, que se llevaron la plata. Pues Chicherova, que había saltado 2,06 este año, Di Martino y Jungmark, que también cedieron en 1,98, habían llegado limpias de nulos hasta entonces. Fue una final muy asequible. Lowe, que sacó el título de Europa por primera vez, se llevó el oro con la segunda peor marca de una ganadora (Kostadinova fue campeona en 1997 con 1,97) en los Mundiales en sala.
Isabel Macías se hundió en los 1.500 metros. Pero la aragonesa se marcha de Estambul sin la duda de qué hubiera pasado de haber sido más atrevida. Lo fue, corriendo detrás de las africanas, y lo pagó al final, cayendo hasta la novena y última plaza (4:22.40). Se descolgó en cuanto comenzó la exhibición de Genzebe Dibaba, que el jueves cumplió 21 años -hermana de Tirunesh, bicampeona olímpica-, en cabeza desde el 600 y que se impuso, dando un recital de clase y estilo, con 4:05.78.
Por detrás de Dibaba entró la marroquí Mariem Alaoui Selsouli, una atleta que compite en un equipo español, el Santutxu, y que estuvo sancionada durante dos años por dopaje. Y la tercera medalla, el bronce, puso en pie el Otakay Arena, pues Asli Çakir Alptekin, quien también estuvo dos años en la ‘nevera’ por dopaje, logró la primera medalla en un Mundial ‘indoor’ para Turquía.
Javi Abad fue muy consciente de sus limitaciones en la final masculina de 1.500. Se acomodó en la cola y dejó que los nervios se pelearan delante de él. Después tomó la cabeza e intentó tener el control, pero la carrera se desmelenó a falta de 600 metros. En la última vuelta el marroquí Iguider Abdalaati, segundo hace dos años en Doha y campeón del mundo júnior, y el turco Ozbilen Ilham Tanui (el keniata William Biwott Tanui antes de nacionalizarse) se enzarzaron en codazos hasta los últimos metros, donde se impuso el primero. Abad entró octavo (3:48.14).
Méliz, decepcionante
Méliz también terminó octavo, pero con una imagen más decepcionante. Un día después de clasificarse para la final con un único y notable salto de 8,10, el cubano nacionalizado que entrena Juan Carlos Álvarez encadenó cinco nulos y en el último salto se quedó en 7,50 que le dejó en la última posición. La victoria se la llevó el mismo que dominó la calificación, el brasileño Mauro da Silva, quien saltó lo mismo (8,23) que el australiano Frayne, que batió el récord de Oceanía.
El sueño de Ángel David Rodríguez de convertirse en el primer español que entra en la final de la prueba corta de un Mundial se esfumó en 6.71 segundos, lo que tardó en cruzar la tercera semifinal en cuarta posición. Cuatro centésimas le separaron de la final, pero desperdició su oportunidad en los primeros apoyos en una carrera ideal, la más lenta de las tres, en la que el vencedor corrió en unos asequibles 6.61.
España tampoco sembró mucho más para la clausura. Jackson Quiñónez se metió por puestos (tercero en su serie con 7.83) en las semifinales de los 60 metros vallas, y el relevo de 4x400, con una sensacional primera posta de Mark Ujakpor, terminó segundo con un cuarteto que completaron Testa, García y Carrión. La jornada dejó más decepciones. Concha Montaner volvió a pinchar en una calificación de longitud (6,37 y dos nulos) y Úrsula Ruiz se quedó en 16,43, muy lejos de los 17,63 con los que maravilló en Sabadell.