FÚTBOL | primera división

Una mano amiga

MADRID Actualizado: Guardar
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El Madrid es el equipo más concreto del mundo en ataque. Un pase, dos, tres y golazo. Y todo al primer toque y con una velocidad de vértigo ante el grupo de amigos espanyolistas. Busca el remate, el final de las jugadas, no la posesión. Puede parecer adormilado, perjudicado por las secuelas del virus FIFA o acomodado por el enorme colchón de diez puntos respecto al Barça, pero en cuanto roba un balón en campo rival, marca o genera una ocasión clara. Golea casi sin despeinarse, como el que no quiere la cosa o se mueve impulsado por la inercia ganadora.

Es tan letal que ni siquiera le inquietaba que Higuaín sufriera cierta sequía, quizá afectado por los rumores que le sitúan como moneda de cambio del Kun Agüero o por su suplencia en beneficio de Benzema. Mourinho habla maravillas del ‘Pipa’, le sitúa entre los mejores del mundo en su puesto, pero no estaba conforme con su rendimiento. Hasta que firmó el tercero ante el Espanyol en el arranque de la segunda mitad, acumulaba nueve partidos sin marcar, racha que no se recordaba desde que llegó y se decía que era un jugador sin gol.

Higuaín luchó, bregó, buscó esos desmarques al límite del fuera de juego en los que es un consumado especialista, pero parecía ansioso hasta que recuperó el olfato. En el primer tiempo falló una oportunidad única, tras galopada de Cristiano y un pase a modo de regalo con lazo que el argentino trato de asegurar con el interior pero estrelló el desquite. Luego, ya tras la reanudación, se tomó el desquite tras un par de bellas acciones en combinación con Kaká. ‘Mou’ lo festejó desde el banquillo y le dio descanso para que recibiera la ovación del público y Morata participara de la fiesta. Problema resuelto.

Cristiano venía de jugar con su selección en Polonia pero nada le distrae en su triple reto de conquistar la Liga, pelear la ‘Champions’ y batir su récord de 41 goles. Con el que marcó ante el Espanyol, el que abrió un partido hasta entonces de perfil bajo, ya suma 30 en Liga. Es verdad que pudo hacer dos o tres más que otras veces no se le van al limbo, pero todavía quedan 13 partidos para que concluya el torneo de la regularidad. Sencillamente, esta registro solo está al alcance del portugués y de Messi, diferentes pero dos de los mejores de todos los tiempos. El argentino por su calidad, sus gambeteos y su zurda de seda, y el portugués por su potencia, su carácter y su ambición.

Suicidio ‘perico’

La historia del partido en lo referente a la emoción por el resultado duró lo que tardó el Espanyol en suicidarse. A los 23 minutos, convirtió un saque de banda a favor en un regalo. Solo se ofreció Raúl Rodríguez, que se lió con el balón y dio paso a una combinación extraordinaria entre Özil, Higuaín y Cristiano, que incluso cayéndose fue capaz de descerrajar a Kiko Casilla con un disparo seco. Pochettino quiso ser valiente, puso a los Verdú, Weiss, Coutinho y Álvaro pero su equipo salió casi derrotado del vestuario. No tuvo ni fútbol, ni fe para inquietar al sólido líder.

Nada que ver este bloque blando y tristón, parecido al que perdió en casa ante el Zaragoza y el Levante, con el grupo de gladiadores que le empató al Barça en Cornellá, y le hizo dos goles. Ya son 17 años de los ‘pericos’ sobrevolando Chamartín sin nada que llevarse a la boca. Y el buen técnico argentino, presente como central en la última victoria, solo sabe perder ante los merengues desde el banquillo.

Intentaron estirarse los catalanes tras el 1-0 pero sus movimientos carecían de chispa. Acciones tan bellas como irrelevantes del brasileño Coutinho En ataque, varias velocidades por debajo de un Madrid que se garantizó la victoria en otra acción enorme antes del descanso. Khedira, Özil, puro talento, Cristiano y de nuevo el tunecino-alemán para controlar bien y definir. Jugada del típico centrocampista ‘box to box’ que fichó el Madrid por consejo de Mourinho.

Pochettino trató de cambiar la dinámica al introducir dos cambios en ataque pero la vida siguió igual. Mourinho envió a la suplencia a un Carvalho que había hecho mal su trabajo. No tuvo que intervenir mucho pero llegó casi siempre tarde y falló pases fáciles. Minutos para el joven Varane.Si alguien soñaba con la posibilidad de que aún hubiera partido, Higuaín le devolvió a la realidad. Cuando Kaká hizo el cuarto, tras una preciosa acción personal que contó con la colaboración de la zaga, las gradas del fondo norte y fondo sur ya estaban de fiesta y se acordaban del Barça. Y después de que el ‘Pipita’ completase la manita, pedían a Morata. Mientras el rival gana de forma agónica, el Madrid se pasea. El resultado pudo ser escandaloso.