ANÁLISIS

Tiempo para El-Asad

MADRID Actualizado: Guardar
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Cuatro hechos producidos por la magna reunión internacional sobre la crisis en Siria el viernes iluminan muy bien el escenario de lo sucedido allí y permiten valorar sus resultados:

a) el jefe del “Consejo Nacional Sirio”, Burhan Ghalium, se mostró decepcionado por el comunicado final en el que su organización es mencionada como un representante del pueblo sirio, no el representante, como pretendía.

b) Washington, glosando el desenlace de la conferencia, hizo saber que “corresponde a El-Asad mover pieza en pro de una salida pacífica”, pero sin exigir su dimisión inmediata ni amenazar con acciones militares.

c) Saudíes y qataríes, que han sido el ala dura contra Assad, no han podido alcanzar su objetivo expreso, armar abiertamente a los rebeldes y organizar una fuerza interárabe de pacificación percibida como el principio de una intervención exterior. En algún momento, el ministro saudí de Exteriores, príncipe Saud al-Feisal, abandonó la reunión visiblemente irritado.

d) El ministerio ruso de Exteriores emitió una rápida nota de calurosa bienvenida, entusiástica a ratos, a la decisión de la conferencia de nombrar al ex-secretario general de la ONU, Kofi Annan, como “enviado especial ONU-Liga Árabe” para mediar en el conflicto.

Compás de espera

La posición norteamericana era conocida y fue expresada con claridad tras el veto ruso y chino en el Consejo de Seguridad y se reduce a una preferencia explícita o exclusiva por los medios políticos (boicot diplomático), jurídicos (eventual traslado de los líderes sirios al Tribunal Penal Internacional) y económicos (sanciones financieras). No hay, pues, motivo para la sorpresa en el comunicado, que subraya el derecho a la autodefensa del pueblo atacado, pero excluye una intervención “a la libia”.

El compás de espera que se abre es, por lo demás, indispensable si se quiere dar algo de tiempo a la gestión de Annan, quien debe estar haciendo la maleta para visitar la cueva del dinosaurio, Damasco, si, como se da por probable, el régimen acepta su presencia. El comunicado del interesado al recibir el encargo al final del viernes era ya un ejemplo de prosa profesional que deja abiertas todas las puertas.

En su designación, que probablemente los rusos vendieron a su protegido sirio en los días anteriores a la reunión, hay un matiz que probablemente la hizo posible: la doble condición (ONU-Liga Árabe) de su representación es el resultado aparente de una controversia y el añadido “árabe” parece una concesión al dúo saudo-qatarí, aunque es conceptualmente aceptable para los sirios que, de hecho, habían firmado en noviembre el acuerdo pro-paz que la Liga Árabe redactó y votó por una amplia mayoría.

Una nueva fase

La aparición en escena de una instancia de peso e inesperada – Kofi Annan – es la gran noticia de la reunión y, si como se supone, los dos bandos esperan su entrada en acción, una definición de su papel y sus propuestas, es además una compra de tiempo por una de las partes (el régimen sirio) y abre, por la fuerza de las cosas, una nueva fase.

La gestión del acreditado ex–jefe de la ONU (que alcanzó éxitos de envergadura en Kenya o en la organización del referéndum pro-reunificación de Chipre y es premio Nobel de la Paz) es una garantía de imparcialidad, si vale decirlo así y, sin meterse en honduras políticas en el poliédrico y complejo escenario sirio, intentará, y lo sugería su primera declaración ayer, fomentar una salida pacífica.

Hay rumores de que el gobierno sirio hará en las próximas horas alguna concesión, tras la de ayer, al permitir por fin que la Cruz Roja y la Media Luna Roja entraran en Homs, evacuaran a heridos y aportaran primeras ayudas de emergencia. Podría, incluso, anunciar una tregua unilateral que estaría siendo recomendada por su protector ruso.

Sea como fuere, un desenlace militar inminente parece alejarse ahora incluso si, como es ya un hecho, hay entregas de armas a los rebeldes y estos se refuerzan sin cesar en la dimensión armada. Como en Libia, el hiperactivo gobierno qatarí parece ser la punta de lanza de la opción del rearme de la insurgencia y el recurso a medios militares.