El Madrid, 'rey de copas' en el Sant Jordi
BARCELONA Actualizado: GuardarDiecinueve años después, el Real Madrid es campeón de Copa. Desde 1993, el equipo blanco ha tenido que esperar una eternidad, pero conquistó por fin un título que era maldito, y lo hizo a lo grande, en casa del gran enemigo, y con una paliza histórica, liderada por Sergio Llull y Jaycee Carroll. El Real Madrid impidió un hito del Barça, que aspiraba en el Sant Jordi a ser el primero con tres títulos consecutivos con el sistema de fase final de la ACB, y se convirtió también en el rey de Copas. Se adjudicó su 23º trofeo, y ya lidera en solitario el palmarés del torneo que tanto se le había resistido desde hace casi dos décadas. Después de muchos fracasos y decepciones, la hegemonía copera vuelve a ser blanca.
El Madrid, que ya superó el pasado mes en la Liga una barrera psicológica que le acogotaba ante el Barcelona, se ha sacudido de una vez por todas sus complejos frente al temible equipo azulgrana. A la tercera fue la vencida para los blancos. Tras perder las dos anteriores finales, rendido ante la enorme superioridad del Barça, en esta ocasión el poderoso fue el conjunto de Pablo Laso, que con una impresionante defensa minimizó al conjunto catalán hasta apabullarle. Con una actuación impresionante en la dirección del imparable Llull, MVP con 25 de valoración, gracias a sus 23 puntos y cinco asistencias, y con triples (5 de 7) letales casi sobre la bocina al final del segundo y tercer cuarto el base menorquín.
Llull, un derroche de velocidad, ritmo, tiro y descaro, destrozó cómo y cuando quiso al defensor del título. Nunca le pudo la presión. Cuando se las tuvo que jugar para ejecutar al Barça, le machacó, y encontró la pareja perfecta en Carroll (27 de valoración) con los mismos tiros de dos que Llull pero con pleno desde el exterior (3 triples de 3), para sentenciar el americano duelo ¡a ocho minutos del final! (56-73). Ahí murió de forma definitiva el Barça, que solo pudo acercarse a un punto (51-52) a los 26 minutos, gracias a la muñeca de Lorbek, pero que no provocó el desconcierto blanco. Antes, el Madrid hubiese entrado en estado de pánico, pero triunfó su mentalidad ganadora.
Gana el espectáculo
Esforzado y sólido atrás como no se le recordaba, y demoledor en ataque, siempre dominó y trituró al Barcelona en el momento de la verdad, el último cuarto. Acabó con el físico del contrario con la cabeza, el atrevimiento y el temple de los campeones. Pese a los esfuerzos de Ndong y Lorbek, el espectáculo se impuso a la contención y al marcador bajo que tanto le gusta al Barça. El 'basket' tiene que agradecérselo a este Madrid, con una idea que ha inculcado Laso y devuelve al equipo a la gloria. Barcelona es talismán para el Madrid y gafe para el Barça, porque también se llevaron los blancos dos anteriores finales que jugaron aquí, en 1962 y 1986. El gran favorito al título estalló por los aires en su propia cancha. El aspirante que siempre se estrellaba firmó una actuación enorme, un partidazo, y confirmó que con su baloncesto ofensivo va por el buen camino.
La mejor defensa de Europa, que no hizo honor a su nombre con la camiseta culé (encajó casi un centenar de puntos), fue incapaz de frenar al mejor ataque de la ACB representado por un Madrid que a su descomunal pegada añadió un tremendo sacrificio defensivo. Además, desapareció el miedo que el Madrid le tenía al Barça, se acabaron las lagunas mentales y de concentración, y le dio un repaso de consideración a un equipo que ni atacó ni defendió bien (42 puntos encajados ya al descanso), salvo en el tercer periodo. En cambio, los blancos anotaron con mucha facilidad desde el arranque, y con su defensa provocaron un cortocircuito de consideración en el Barcelona: seis minutos sin anotar una canasta, desde el 21-24 al 27-36 que selló la primera gran ventaja (de 11, en el minuto 18). Con Navarro otra vez desaparecido, ahí ya se comprobó que este Madrid estaba preparado para el trono. Aunque encabezado por dos geniales tiradores, por fin fue un equipo de verdad.