Barack Obama, presidente de Estados Unidos. / Afp
LA CARRERA HACIA LA CASA BLANCA

La campaña de Wall Street

Las arcas de Mitt Romney se llenan con donaciones procedentes de las principales firmas financieras

MADRID Actualizado: Guardar
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"Debemos dejar de subsidiar a los millonarios". Esta contundente frase vertida por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en el transcurso del discurso del Estado de la Unión pronunciado a finales de enero en el Capitolio no debió sentar nada bien en Wall Street. El mandatario lleva meses empeñado en conseguir que el Congreso y el Senado acepten un incremento impositivo sobre las rentas más altas para acabar con la paradójica situación de que las clases medias paguen proporcionalmente más impuestos que aquellos que disfrutan de una posición la mar de desahogada. Es lo que se ha venido a denominar la 'regla Buffett', en honor de Warren Buffett, uno de los hombres más ricos del mundo que ha reclamado en repetidas ocasiones que se incremente la carga fiscal que recae sobre sus hombros y los de aquellos que integran el sector más privilegiado de la sociedad. Claro que a esta petición por parte del dueño de Berkshire Hathaway no se han sumado demasiados millonarios.

Por el contrario. Wall Street parece haber puesto todas sus esperanzas en Mitt Romney, el candidato mejor situado para enfrentarse a Barack Obama en las presidenciales de noviembre. Encolerizada por la reforma financiera que el presidente de Estados Unidos sancionó a mediados de 2010, buena parte de la comunidad empresarial parece haber decidido que es hora de un cambio de rumbo en Washington. Para ello, está recurriendo al mejor recurso que hay en su arsenal: el dinero.

Para sostener una campaña presidencial con posibilidades de victoria en Estados Unidos siempre se han necesitado muchos millones. Pero en los últimos tiempos, el monto se ha disparado. Cientos de millones de dólares se gastaron en la contienda que en 2008 dirimieron Barack Obama y John McCain. Entonces, la formidable máquina recaudatoria puesta en marcha por el demócrata, basada en multitud de pequeñas donaciones y las aportaciones de algunos grandes contribuyentes, fue decisiva para acabar con las opciones del viejo héroe de guerra.

Sin límites

Pero este año las cosas se presentan muy diferentes. Sobre todo, por la aparición de los supercomités de acción política, también conocidos como super PACs. La creación de dichos comités tiene su base legal en una decisión adoptada por el Tribunal Supremo de Estados Unidos en 2010 que autorizaba a empresas y sindicatos a financiar anuncios favorables o contrarios a un candidato y que además permitía que estos organismos recibiesen contribuciones ilimitadas con la obligación, eso sí, de hacer públicas las identidades de los donantes.

Teóricamente, los super PACs no deben tener conexiones con la campaña del político al que apoyan. Gastan su dinero en promocionarle y también pueden destinarlo a desacreditar al rival, pero de forma independiente. Esto, claro, sobre el papel. La realidad es algo distinta. Sus estructuras suelen estar pobladas por antiguos asesores de los candidatos que saben pulsar las teclas adecuadas para beneficiar a sus viejos jefes. Un buen ejemplo es 'Priorities USA', la plataforma de apoyo a Obama, al frente de la cual figuran dos exfuncionarios de la Casa Blanca, Bill Burton y Sean Sweeney.

Los efectos de esta medida se están dejando sentir ya. Hace unos días, la Comisión Electoral Federal (FEC en sus siglas en inglés) publicó los datos de recaudación de los candidatos y precandidatos a las presidenciales de noviembre, unos informes que permiten comprobar el estado de las finanzas tanto de Barack Obama como de los cuatro aspirantes que sobreviven en la carrera por la nominación republicana.

La bolsa de los candidatos

De acuerdo con dichos datos, a fecha de 31 de diciembre de 2011, Barack Obama había conseguido recaudar unos 125 millones de dólares, una cifra que superaba ampliamente la suma de la amasada por Mitt Romney, Newt Gingrich, Rick Santorum y Ron Paul. No es extraño. Obama no tiene rival dentro del Partido Demócrata y cuenta con todo el poder de la presidencia. Son muchos quienes quieren tenerle de su lado en los meses que le restan de mandato y también muchos quienes se dedican a cortejarle ante la posibilidad de que siga siendo el inquilino del Despacho Oval durante otros cuatro años.

Pero quizás lo más jugoso viene a la hora de analizar el desglose de las aportaciones a las diferentes campañas. 'Priorities USA', el super PAC favorable a Obama, entre cuyos principales donantes figura el cineasta Steven Spielberg, había recaudado poco más de cuatro millones de dólares. De acuerdo con los informes elaborados por organizaciones como el Center for Responsive Politics, una organización independiente no partidista con base en Washington, la mitad del dinero que hay en las arcas de Obama procede de pequeñas donaciones, contándose entre sus principales contribuyentes empresas como Microsoft o Google, así como la Universidad de Harvard. En ningún caso, el presidente de Estados Unidos ha obtenido más de 200.000 dólares de cualquiera de ellas.

La situación de Romney es muy distinta. El exgobernador de Massachusetts llevaba recaudados, a 31 de diciembre de 2011, unos 56 millones de dólares, mucho más que cualquiera de sus rivales republicanos. 'Restore Our Future', su gran plataforma de apoyo, había sumado más de 30 millones de dólares. Alimentando este super PAC están directores de fondos de alto riesgo como Paul Singer o Robert Mercer. Acudiendo al desglose elaborado por el Center for Responsive Politics, queda aún más claro el cierre de filas de Wall Street con el favorito para la nominación republicana. Goldman Sachs, JPMorgan Chase & Co., Morgan Stanley, Credit Suisse Group y Citigroup Inc., son sus principales sostenes financieros, todos ellos con aportaciones que superan los 200.000 euros -en el caso de Goldman Sachs, ronda el medio millón de euros-.

Newt Gingrich, por su parte, ha tenido que acudir al rescate de millonarios como Sheldon Adelson, magnate de los casinos, para que su campaña no naufragase ante la falta de fondos. En cuanto a Rick Santorum, los poco más de dos millones de dólares recaudados al cierre de 2011 parecían insuficientes ante el poderío monetario de la campaña de Romney, si bien sus recientes victorias en estados como Minnesota o Colorado podrían insuflar nueva vida a sus arcas.

Wall Street y Main Street

Romney, uno de los candidatos más ricos de todos los tiempos, cuya fortuna se estima en unos 250 millones de dólares, se hizo de oro al frente de Bain Capital, una empresa de capital de riesgo. Su gestión en dicha compañía, unida a la carga fiscal que soporta, muy inferior a la del estadounidense medio, está sirviendo como munición de sus detractores. Recientemente dijo que no estaba "preocupado por los más pobres" ya que tienen "una red de seguridad suficiente". Su principal interés, explicó, era aliviar el sufrimiento de las clases medias, golpeadas duramente por la crisis.

A ese sector de la población apela también Obama, que no ha dejado de enfatizar que el mismo concepto de clase media está amenazado en un país en el que se agranda vertiginosamente la brecha entre el 1% más rico y el resto de la sociedad.

Pero el miedo al poder recaudatorio de Romney ha llevado a Obama a completar un giro de 180 grados. El mandatario, que se mostró contrario a la decisión del Supremo que daba vía libre a los super PACs, bendice ahora a 'Priorities USA'. "No podemos permitir que haya dos conjuntos distintos de reglas en esta elección por las cuales el candidato republicano nominado es beneficiario de un gasto ilimitado y los demócratas estamos desarmados", ha manifestado esta semana el director de la campaña de Obama, Jim Messina. A partir de este momento, tendrá que hacer gala de dotes de equilibrista para evitar que se le perciba como un político que juega a dos bandas, con un mensaje para las clases medias y bajas y otro distinto cuando de cortejar al gran capital se trata.