George Orwell en el Congreso
MADRID Actualizado: GuardarEl discurso de Rajoy en este arranque de Legislatura fue contundente, pero mortecino y, como a él gusta decir, previsible. Lo era hasta que nos empezó a hablar de George Orwell y algunos nos despabilamos. No sé si el presidente ha leído Rebelión en la Granja u Homenaje a Cataluña. No le pega. Tampoco al resto de sus señorías, que pasaron de la cita o paráfrasis como un servidor por la Puerta del Sol un lunes a mediodía. O sea, despistado. Pero los escritores muertos valen para un roto y un descosido. Sobre todo para recordar que no hay quien los defienda.
Y en eso estaba Rajoy cuando trataba de decirle a Rubalcaba que Europa, la UE, Bruselas, la Comisión y todas esas entelequias cada vez más evanescentes no cesan de urgir a España. El negro de Rajoy -el que le hace los discursos-, ha leído a Orwell, o por lo menos un libro de citas en el que sale el padre de 1984. Fue al final del discurso: 20 hojas, oiga, -con letras apretadas y relato de oficinista-, cuando el presidente engoló la voz y las “eses” le salían por los labios apretados: Todos estamos obligados a cumplir con Europa, decía, pero “unos estamos más obligados que otros”. En realidad el negro de Rajoy cambió todo, porque lo que Orwell dice es que “todos somos iguales, pero algunos más iguales que otros”. Lo que da lo mismo, porque en el hemiciclo son pocos los que han leído al británico que un día soñó con ser español.
Si viviera hoy estaría sin pulso, viendo cómo se le utiliza entre números y porcentajes, llamadas a la contención del déficit, ajuste, empleo, recesión, depresión. Rubalcaba hace lo que puede; es la expresión de un líder que lleva el número 22 en su espalda. Chacón toma café en el bar del Congreso y gasta poco en saludar. Todos saludamos iguales, pero algunos más iguales que otros. Y en eso Rajoy gana. Sonríe porque sabe que de Sevilla le ha llegado un regalo: Rubalcaba es lo mejor para España, para el PSOE y para él. Por un momento los periodistas viendo el panorama nos preguntamos qué sería hoy si en el atril del Congreso estuviera hablando en nombre del PSOE Carme Chacón. Todos miramos a otra parte. Y se hace el silencio. Si, claro, todos los silencios son iguales, pero algunos más iguales que otros.