Rusia vetará la resolución sobre Siria si no hay garantías de que no será utilizada la fuerza
El régimen de Bashar el Asad es el principal aliado de Moscú en la región y el comprador de armas rusas más importante de Oriente Próximo
CORRESPONSAL EN MOSCÚ Actualizado: GuardarLas autoridades rusas parecen más preocupadas con el destino del régimen de Bashar el Asad y sus negocios de armas con él que la integridad física de los manifestantes sirios que exigen que cambie el poder de manos. Varios altos funcionarios rusos declararon hoy al unísono que su país vetará en el Consejo de Seguridad de la ONU el actual proyecto de resolución sobre Siria, si el documento no contiene una mención clara a la imposibilidad de recurrir a una intervención militar como la llevada a cabo contra Gadafi en Libia.
“No permitiremos que sea aprobado un texto que consideramos erróneo y que puede conducir a un agravamiento del conflicto”, advirtió el embajador de Rusia ante la ONU, Vitali Churkin, durante una teleconferencia emitida desde Nueva York. Churkin subrayó que, si la resolución propuesta por Marruecos permanece en su actual redacción, “votaremos en contra”.
Poco antes, el viceministro de Exteriores ruso, Guennadi Gatílov, tachó de “inaceptable” el borrador marroquí, ya que, según sus palabras, “incluye postulados que permiten imponer sanciones y que podrían ser interpretados como una puerta abierta al uso de la fuerza”. También el representante de Rusia ante la Unión Europea; Vladímir Chizhov, adelantó que “este proyecto de resolución no tiene posibilidades de ser adoptado (...) no excluye la posibilidad de que sea utilizada para justificar una intervención armada”.
Rusia, al igual que los otros cuatro miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (EE UU, Francia, Reino Unido y China) tiene capacidad de veto. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, con quien su homóloga estadounidense, Hillary Clinton, intentó contactar sin éxito el martes, ha declarado que su país continuará suministrando armas a Siria. El régimen de Damasco es el principal aliado de Moscú en la región y el comprador de armas rusas más importante de Oriente Próximo.